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El cigarro en sus labios no ayudaba, no ayudaba a tranquilizarlo, incluso si ya había fumado la mitad de la caja de cigarrillos. El dolor en su pecho seguía ahí, vivo, en llamas.
No había "agua" que lo apagará, de hecho, parecía que el "agua" hacía más grande y más fuerte las llamas de dolor; su pobre corazón pedía descanso, la sangre bombeaba de forma descontrolada, a ese paso moriría por culpa de un corazón roto.
"Corazón roto", no pudo evitar pensar en él, el dolor se hizo más grande, alejó el cigarro, pisandolo con la planta de los pies hasta que se hundió en la mojada tierra; después se arrepintió, con rapidez lo recogió, bueno recogió lo que quedaba.
¿Así se había sentido cuando le termino?, sí, sí y mil veces sí.
Hasta peor, la destrucción de su corazón no se comparaba con el insignificante cigarrillo que le robó a Nott, ni siquiera era parecido, pero de alguna forma se sentía identificado con el ya destruido cigarro.
Suspiro, la tierra en su pantalón le molestaba, el poquito de pasto que estaba a su alrededor le molestaba, hasta sentía que unas pequeñas hormigas pasaban a su alrededor, incluso si eso era imposible, igual le molestaba; todo le molestaba.
Estaba irritado, a veces quería golpear todo a su alrededor, a veces quería gritarle a alguien y culparlo de todo, incluso si esa persona no tenía la culpa.
Pero no era un idiota...Bueno, no con eso; sabía que no podía reprocharle nada a nadie, nadie tenía la culpa, nadie tenía la culpa de que haya sido un idiota y se haya enamorado de quien no debía, y tampoco tuve que haberse emocionado de esa forma cuando esté chico acepto salir con él.
Era una pendejada...Una pendejada a la cual quería volver, quería retroceder en el tiempo y volver a repetir todos esos meses a su lado, incluso si tenía el mismo resultado.
La lluvia lo había empapado, estaba mojado de pies a cabeza, y unas insignificantes gotas caían de las hojas de un árbol que estaba arriba de él, golpeando su cabeza cada cierto tiempo.
Su mano se aferró a la tierra, jalando unos cuantos "mechones" de pasto en el proceso. Sus ojos color verde, siempre brillantes ahora estaban húmedos, rojos y hinchados por culpa de las lágrimas.
La espalda comenzaba a dolerle, aún así se quedó en ese misma posición en la que llevaba más de tres horas; era de noche, probablemente las doce, había salido sigilosamente de la habitación que compartía con sus amigos, estaba apunto de salir cuando se regresó; agarró una de las cajas de cigarros de Nott y un mechero que sabía no le importaba demasiado.
Ahora se encontraba ahí, en los terrenos del colegio, con una caja de cigarros de un lado, un mechero y un arbusto que lo tapaba de cualquier cosa que lo quisiera encontrar, aunque en esa oscuridad era poco probable que lo vieran.
Las nubes tapaban de manera completa la luna, solamente se veía un poco por segundos, luego volvía a desaparecer tras una nube y no aparecía hasta una media hora después.
