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Tener sexo con un alfa fue más duro de lo que había pensado alguna vez.

Minho tomó el tercer analgésico durante el día mientras permanecía adolorido en su cama.

No era una persona que mostraba afectos a través de abrazos o besos; sin embargo, hace dos días despertó junto a Cha Wookyung en la misma cama, abrazados, casi enredados, cómodos y relajados luego de una noche que cada uno disfruto con la persona que nunca pensaron siquiera mirar.

Toda la magia de su cuerpo satisfecho se desvaneció cuando sintió las punzadas de dolor y algo extraño saliendo de su parte baja. Wookyung se había despertado cuando él dejó la cama y corrió hacia el baño donde se encerró para limpiarse y maldecir. Al salir apenas le dirigió la palabra o permitió que Wookyung le hablara y se fue dejándolo allí, con el cabello alborotado y el rostro reluciente y relajado.

Desde ese día, había evitado a Wookyung, cosa difícil porque el idiota se esmeraba en hacer sus encuentros poco espontáneos y sutiles. Pero ese día ya no lo podía evitar. Tenían una reunión en el club y era primordial la presencia de todos.

Minho decidió que era hora de afrontar lo que tuviera que afrontar.







Wookyung bebía su café mientras esperaba que los demás llegaran a la sala del club.

Se consideraba un hombre paciente, muy paciente, no obstante, la desesperación comenzaba a agitarlo luego de dos días sin saber nada de Minho. No tenía su número ni eran amigos en las redes, por lo que no pudo contactarlo de ningún modo, solo esperar a que el mayor apareciera.

Aquel día Minho prácticamente huyó de él. No pudo reaccionar porque estaba aletargado de la noche más placentera de su vida, que tenía mucho que ver con haber tomado la virginidad y cuerpo del pelinegro y poco con el simple hecho de haber cogido a un tipo narcisista que se creía intocable.

Aún recordaba sus gemidos y sus ojos llorosos. 

Realmente era un omega hermoso, y fue suyo por una noche. Y lo seria nuevamente.

Minho entró justo en ese momento, con una chaqueta de cuello alto que sabía servía para cubrir las marcas que le dejó al perder el control. Se paralizó al verlo sentado solo en la mesa del club, por lo que le sonrió de esa forma que la mayoría de sus amantes solían decir que era coqueta y sexy.

"Buenas tardes, Minho hyung."

"¿Dónde están los demás?" preguntó sin mirarlo, sentándose lejos de él y sacando un libro de su maleta.

"No lo sé. Oye," comenzó a decir, tomando su propia maleta y sentándose frente a un rígido Minho "relájate. No tienes que estar tan tenso solo porque tuviste sexo con el amigo de tu ex."

Shhh!" Minho miró a todos lados, como si alguien fuera a salir de alguna pared. Wookyung rió. "Cállate." Lo miró. "Eso fue un error que no quiero que menciones nunca más."

"¿Pero podemos repetirlo?" sarcásticamente lo miró con ojos de cachorro.

"¡No, nunca más!"

"¿Enserio?" Wookyung se recostó en el respaldo de la silla que lucía pequeña bajo su amplia espalda. Lo miro con esos ojos picarescos que mostraban la osadía que solo la juventud, belleza y confianza formaban en una persona. "Yo creí que disfrutaste y me dejarías lamerte de nuevo." Sonrió.

"Pensaste mal."

"Pero si te encantó, debiste ver cómo te corrías y, oh, cómo me apretujabas, en serio que pareces tener una boca ahí abajo." se relamió los labios.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora