13

488 71 22
                                    

Cuando abrió los ojos, la oscuridad lo recibió.

La habitación carecía de ventanas, sólo tenía altas paredes grises, adornadas con muebles y ornamentos que disminuían su aspecto opresivo.

Cuando se sentó en la cama, el dolor en su cabeza y cuerpo se disparó. Le dolía todo, todo lugar que había sido tocado por el desgraciado que en ese momento no estaba a la vista.

Se levantó con dificultad y se dirigió hacia una puerta más cercana a la cama. Al abrirla, se encontró con un vestidor. Con desesperación, agarró lo que parecía ser su ropa, o la de Wookyung, no estaba seguro, solo se vistió lo más rápido posible. Necesitaba escapar. Al levantar la mirada, su reflejo en el espejo frente a él lo dejó paralizado.

Sus mejillas enrojecidas y su labio partido, su cuello marcado y sus ojos hinchados le revelaron la brutalidad a la que había sido sometido. No quería ni pensar en el resto de su cuerpo, solo sabía que debía huir.

Salió de la habitación renqueando y pronto se encontró en la sala donde Wookyung lo había... Corrió hacia la puerta, pero esta estaba asegurada con una cerradura electrónica. Aun desesperado, intentó forcejear, pero fue en vano. Entonces, una risa casi siniestra resonó a su alrededor, helando su sangre y sumiendo su corazón en un temor aún más profundo.

"¿A dónde vas, hyung?"

Minho volteo, tratando de controlar los latidos desesperados en su pecho. No había notado que estaba allí, su verdugo, sentado en la barra de la elegante cocina.

"¡Déjame ir!" gruñó, con la garganta casi rota, sintiendo la desesperación aumentar dentro de él cuando solo recibió como respuesta una sonrisa sarcástica. "¡Que me dejes salir!" gritó, golpeando la puerta con lo poco de fuerza que le quedaba.

"No quiero." rió el hombre, levantándose con las manos en los bolsillos, y acercándose a él.

Minho no había notado, pero estaba temblando, como una hoja sacudida por una tormenta.

"Wookyung, necesito medicación", susurró cuando lo tuvo frente a él. "Me duele".

"Pagué tus deudas."

"Te devolveré todo ahora. Voy a encontrar un trabajo y te pagaré todo, lo juro. Solo déjame salir y olvidaré lo que me hiciste." sacudió la cabeza, pegándose a la pared, tratando de poner la máxima distancia posible entre ambos.

"Ven, hyung." lo tomó del brazo, notando cuanto su cuerpo se sacudía, lo que solo le daba más gracia.

"No..."

"Te daré medicina." dijo, como si con eso fuera suficiente para calmarlo.

Minho fue llevado hasta la cocina, donde junto a un vaso de agua se encontraba una variedad de pastillas.

"Calmarán cualquier dolor que tengas."

Con desconfianza pero desesperado por aliviar el dolor en su cuerpo, Minho tomó la medicina sin hacer más preguntas. Su único deseo era poder correr lejos de Wookyung.

"Vendrá alguien a verte."

"¿A qué te refieres?" Minho estrelló sin querer el vaso en la mesa.

"Un médico. Quiero saber qué tan jodido estás", lo miró de pies a cabeza, mostrando en su mirada un asco que apretó su corazón.

"Wookyung, n-"

"Silencio, hyung." se sentó en el sofá, volviendo a tomar el portafolio. "Solo tienes que hacer lo que te digo a partir de ahora y todo irá bien."

En ese momento, el teléfono del más joven vibró. "Ya está aquí. No me avergüences, hyung", sonrió, y se dirigió hacia la puerta, abriéndola después de presionar una combinación que no logró ver.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora