Minho cerró los ojos y respiró lento.
Tal vez el alcohol estaba afectándolo más de lo usual. Es decir, beber en horario de trabajo ya indicaba que algo estaba mal con él, pero tener alucinaciones era otro nivel en esa escala macabra.
A veces había imaginado cosas, como el llanto de un bebé, o unos brazos fuertes y cálidos rodeándolo. Pero todo eso fue en sueños, sueños que ocurrían ciertos días de cierta época del año cuando no se desmayaba por todo el alcohol en su sistema.
Abrió los ojos, y contra sus miedos, sus deseos ocultos y su corazón, él estaba allí, sentado, tranquilo, con su típica sonrisa picaresca estirando sus labios llenos. Como si no hubieran pasado siete años. Tal vez lo único que delató el paso del tiempo fue la madurez que había en él ahora.
No era más un chico que jugaba con fuego, ahora parecía ser un hombre que jugaba con el mundo, y listo para hacerlo con su corazón ya roto.
"Wookyung..."
"Que bien que llegaste." Interrumpiendo el hilo que tiraba de él en picada, el decano se levantó, haciendo notar su delgada figura entre ambos. "Quería informarte que Wookyung Cha será parte del comité durante este semestre, y también ha aceptado ser maestro de medio tiempo a pesar de que su agenda es muy apretada. Whale books, la editorial de la que te comenté, le pertenece y quiere supervisar todo desde primera mano ya que ellos publicarán algunas obras. Tendrás que acompañarlo durante el proceso de valoración y selección. Sé que lo harán bien porque ambos estuvieron en el mismo club y conocen su ritmo de trabajo."
Nada de lo que el hombre mayor decía tenía sentido para su mente en la que todo era un revoltijo de procesamiento y temores resurgiendo.
Wookyung mantenía la conversación con el hombre y asentía cada tanto con la cabeza y con una sonrisa educada en sus labios, indiferente al huracán de emociones que Minho apenas podía contener.
El deseo de correr, de huir y no volver, lo superaban. Ese instinto de supervivencia le decía que debía desaparecer, escapar de esa situación bizarra. Sin embargo, una fuerza invisible que conocía tan bien, lo mantenía en su lugar, obligándolo a soportar el peso de los años y las palabras que no tuvieron voz.
Siendo capaz de oler feromonas después de tanto tiempo, Minho tuvo la certeza de algo: el regreso de Wookyung sería su final, su perdición, porque su cuerpo, a pesar de su alma herida, lo reconoció como el único alfa que deseó en su vida.
Solo cuando el decano terminó de hablar, con la frente arrugada por su poca participación, Minho murmuró una despedida ininteligible y se marchó lo más rápido que sus temblorosas piernas le permitieron.
Caminaba desesperado por los vacíos pasillos, deseando teletransportarse y no mirar atrás, porque sentía esa presencia casi encima de él, calentándolo y atemorizándolo solo como ese alfa podía.
Por un instante pensó que podía evitarlo, pero, contra sus mayores deseos, una mano que conocía cada parte de su cuerpo tiró de su brazo.
"¡No!" gritó pobremente, cuando fue empujado dentro del pequeño depósito donde solían ser guardados materiales para las clases.
"Ha sido largo tiempo, Hyung." dijo, con su rica voz profunda. Su grandes manos le sujetaban de la cintura.
"Suéltame." Tembló. Todo él tembló.
Wookyung lo miró con esos grandes ojos que se veían amigables, que conjugaban tan bien con la máscara que acostumbraba usar.
"Aléjate de mí." lo empujó, reprimiendo apenas el temblor de su cuerpo de pronto enfebrecido por las feromonas que recordaba como las de su alfa.
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Infieles
FanfictionCha Wookyung, alfa dominante, llega a la universidad y conoce a Doona, una hermosa alfa que sufre por una relación con un hombre que no la valora. Siguiendo su estilo de vida desenfrenado, Wookyung decide involucrarse como tercero en esa relación...