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~NAT~

Estoy sentado afuera de la casa, después de haber hablado con Ed.

Una conversación que nos dejó un poco agotados a los dos, pero que definitivamente había valido la pena.

Me hizo hecho entender muchas cosas.

De repente un taxi se detiene frente a la casa y luego veo a Liz bajar a trompicones del taxi hasta llegar a mí.

─Nat ─dice en un tembloroso susurro.

─Estoy aquí ─le digo.

─Nat ─repite y sus rodillas se doblan.

Me apresuro a sostenerla cuando cae y ella se aferra a mí fuertemente.

─Te tengo.

Liz me mira y luego se pone a llorar.

─Lo siento ─sorbe su nariz─. Yo nunca lloro frente a nadie. Odio hacerlo, pero no puedo... ─deja salir un sollozo y ella se tapa la boca, avergonzada.

─Shh ─acaricio suavemente su cabeza─. Está bien. Déjalo salir.

Ella lo hace y su cuerpo tiembla por completo mientras yo la abrazo fuertemente.

No sé por cuánto tiempo estuvimos así. Realmente no me importa, fue lo suficiente para que se sintiera mejor.

─Gracias ─susurra contra mi pecho.

─No hay problema ─le digo─. Siempre me ha gustado la idea de que una chica cubra mi camiseta de lágrimas y mocos.

Ella se ríe.

─ ¡Eres un idiota! ─me golpea.

─Quizás, pero conseguí lo que quería ─sonrío.

─ ¿Sí? ─regresa a mirarme─. ¿Qué?

─Hacerte sonreír ─pellizco su mejilla cariñosamente y su sonrisa se amplía─. Ahí está.

Pero esta inmediatamente desaparece.

─ ¿Qué? ─pregunto un poco confundido y un poco preocupado.

─No te ofendas, porque en realidad se siente muy bien estar entre tus brazos ahora, es muy reconfortante, y definitivamente no tengo la intensión de alejarme.

─ ¿Pero? ─inquiero, teniendo la sospecha de a dónde iba esta conversación.

─Simplemente no debería estar haciendo esto.

─Por Mathew.

Ella voltea a verme con rapidez.

─ ¿Cómo...?

La interrumpo.

─Hablé con Ed, ¿recuerdas?

─Sí, pero...

─Tranquila, no estamos haciendo nada. Además somos amigos, ¿cierto?

─Sí, pero...

La vuelvo a interrumpir.

─Los amigos hacemos esto, reconfortamos a otro.

Y también ir a máxima velocidad en cuanto te escribe que vayas rápido a su casa cuando le preguntaste si necesitaba algo.

De acuerdo, quizás eso no.

─Sí ─me dice─. Además, no creo que Edward aprecie mucho la idea de nosotros dos juntos.

─ ¿No? ─le digo un poco sorprendido.

─No.

─Oh ─frunzo el ceño y ambos nos mantenemos pensativos por un rato hasta que a ella se le escapa un bostezo.

─Lo siento, estoy muy cansada ─regresa a mirar la puerta de su casa con un poco de terror─. Pero no quiero regresar ahí. No tengo las fuerzas para enfrentar a mi hermano ahora mismo ─se cubre la cara con sus manos.

─Puedes venir a mi casa ─dejo escapar.

Liz me mira a través de sus dedos.

─ ¿En serio? ─una pequeña chispa de esperanza suena en su voz.

─Sí, los amigos también hacemos eso cuando el otro lo necesita ─me rasco la nuca.

─De acuerdo, vamos.

Nos levantamos y nos dirigimos a mi casa.

─ ¡Mamá!

─ ¡Shh! ─me grita, viniendo de la sala─ Tú hermana está dormida y solo lograrás despertarla con tus gritos.

─Básicamente tú también gritaste ─le recalco.

Ella rueda los ojos hasta que se da cuenta de la presencia de Liz.

─ ¿Hola? ─le dice con una sonrisa y esta se la queda mirando de la misma manera que lo hizo Ed.

─Uhm, esta es Elizabeth Sparks, la hermana de Ed ─le confirmo, sintiendo mis mejillas calentarse.

La sonrisa de mi mamá se amplía aún más y me lanza una mirada cómplice antes de regresar su atención a ella.

─Yo soy la mamá de Nathaniel, ¿también necesitas un abrazo? ─le pregunta con dulzura.

Liz simplemente asiente y mi mamá la rodea con sus brazos.

─Gracias ─le dice una vez que se separan.

─Al menos tú no lloraste.

─Yo solo no lo hago enfrente de las personas ─le dice un poco avergonzada.

Excepto conmigo, pienso.

─Está bien, cielo, a mí no me molestaría en absoluto.

Liz sonríe con timidez.

Nos quedamos allí por unos segundos hasta que mi mamá llama mi atención y recuerdo lo que vinimos a hacer.

─Uhm, sí, ma, Liz necesita un lugar para quedarse y yo le ofrecí venir aquí, ¿está bien?

─ ¡Por supuesto que sí! ─dice con demasiado entusiasmo, haciendo que quiera correr muy muy lejos de aquí.

─De acuerdo ─digo, sintiendo que ya fue demasiado tiempo que compartimos con mi mamá. Si pasa un segundo más quizás ella me dejará en mucho más ridículo de lo que ya lo hizo─. Llevaré a Liz a mi habitación ─tomo la mano de esta y casi voy arrastrándola por las escaleras cuando mi mamá nos llama a la mitad.

─Chicos... ─ Dios, no. Ella no lo hará─. Solo sean silenciosos.

Sí, lo hizo.

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