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~NAT~

Una vez más es sábado y muchas cosas pasaron en el transcurso de la semana, una de ellas es que en realidad Liz me dejó entrar mucho más en su vida, cosa que es realmente genial, sobre todo porque me permite ir a recogerla al trabajo y la cara que Alex carga cada vez que nos ve irnos juntos, simplemente no tiene precio.

También Ed ha mejorado mucho, la ayuda más a su hermana en la casa, e incluso consiguió un trabajo. Aunque es algo sobre lo que no nos quiere decir a ninguno de los dos aún, y nos preocupa un poco ya que su turno es de noche y regresa tarde en la madrugada.

Pero estamos confiando en él, no solo por el hecho de que cuando llega solo se lo ve cansado (más no como si ingirió alcohol o fumó o se drogó, algo que Liz me dijo que hacía al principio cuando se iba a fiestas), sino porque merece que confiemos en él.

─ ¿Estás listo para irnos? ─me pregunta Liz cuando estoy terminando de comerme mi hot dog.

Ella está con su uniforme que consiste en unos jeans, plataformas, una camiseta negra con el logotipo del local en blanco y una gorra a juego la cual se había sacado para amarrar su cola de caballo en una rosca alta.

Sonrío y asiento.

─Vámonos.

Estamos ya en el carro y nos conduzco hacia nuestras casas cuando comienzo a pensar en cómo de verdad creí que tanto ella como Ed se enojarían cuando se enteraran que el miércoles había sido mi cumpleaños y no se los hubiese dicho, pero cuando llegó el día sorprendentemente ellos simplemente vinieron a mi casa porque mi mamá los había invitado y me dieron una mirada acusadora que tuve que compensar con un pedazo de pastel.

Aunque debo decir que también pienso en que fue demasiado bueno para ser verdad y que simplemente están esperando para vengarse de mí.

─ ¿En qué estás pensando? ─me dice Liz, notando mi silencio.

Bueno, no podía decirle exactamente la verdad, así que en cambio le digo algo que noté en cuanto salimos de la cafetería.

─Por primera vez tu novio no se veía molesto por verte yéndote conmigo.

─ ¿Mi novio? ─inquiere con una ceja arqueada.

─Alex ─le digo.

Niega con la cabeza.

─ ¿Cuántas veces tengo que decirte que no es mi novio?

─ ¿Él sabe que no lo es?

Ella rueda los ojos.

─Estaba un poco apurado, tiene planes hoy.

─ ¿Sin ti? ─bromeo.

─En realidad no, tenemos planes juntos, pero para tu información su vida no gira alrededor de mí ─me dice.

─Si yo fuera él, la mía lo haría.

De soslayo veo que sus labios se abren y sus mejillas se sonrojan.

Maldito código de la amistad, gruño dentro de mí.

Y maldita ella que no me deja besarla, porque creo que ahora mismo mandaría el código a la mierda sólo por la urgencia de sentir sus labios contra los míos.

Niego con la cabeza.

Creo que llegaré a casa y tomaré una ducha fría.

Y no quiero ni pensar si sólo con esto necesito una ducha fría, qué sería si tuviese otro tipo de pensamientos.

IntenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora