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~NAT~

Ha pasado más de un mes y Elizabeth sigue sin besarme.

Aunque estuvo a punto de hacerlo en el concierto de Tiesto (el cual estuvo más que malditamente increíble y cuando terminó tuvimos el honor de ser invitados a su after party y pasarla con él), pero a tan solo milímetros de distancia de que nuestros labios se tocaran pude ver la lucha interna que ella estaba teniendo y simplemente no pude dejarla hacerlo.

No hasta que esté realmente segura.

Incluso si es una tortura esperar.

Por eso es que ahora paso más tiempo con Edward y con Tessa, que no se despega de él. La verdad es que en realidad no sé si están saliendo o no, y cada vez que le pregunto a él me dice que son solo amigos, pero estoy seguro que ella no piensa lo mismo.

Realmente tiene eso en común con su hermano.

─Estaba pensando ─me dice Ed.

─ ¿En qué? ─le pregunto con curiosidad, dándole un sorbo a mi cerveza.

Ahora mismo los tres estamos en la playa, Tessa haciendo yoga y nosotros viéndola totalmente relajados en unas tumbonas.

─Ya que no necesito que me sigas ayudando porque lo estoy haciendo realmente bien hasta ahora, creo que es hora de que te hagas cargo de mi hermana.

Casi escupo mi bebida.

─ ¿Hacerme cargo de tu hermana?

─Sí, ayudarla de la manera en la que me ayudaste a mí, creo que está más preocupada en sus responsabilidades conmigo que se ha descuidado en seguir sus sueños.

─ ¿Cuáles son sus sueños? ─le pregunto, tratando de no sonar tan interesado.

─Juilliard.

No puede ser.

─ ¿Ella quiere ir a Juilliard?

Niega con la cabeza.

─Ella está en Juilliard.

─ ¿En serio? ─digo sin poder creerlo.

─Sí, pero no estoy seguro de que esté entre sus planes regresar porque ellos le dieron la oportunidad de hacerlo cuando esté lista y ha pasado un año de eso.

─ ¿Por qué no quiere regresar?

Suspira.

─Voy a ser un poco confidente, pero solo lo hago porque me preocupo por ella.

Yo también, Ed, yo también.

─Prometo ser discreto ─le digo.

─Bien, ir a Juilliard no era solo su sueño, también el de Matthew. Hubieses visto la felicidad de Liz cuando ambos fueron aceptados, incluso si se iban a especializar en diferentes cosas.

─Bueno, puedo imaginar cuán feliz se puso y hubiese querido que alguien además de mi mamá se hubiese puesto así cuando yo fui aceptado.

─ ¿¡Fuiste aceptado en Juilliard!?

─Uh, sí, empiezo en otoño.

─ ¡Por qué no lo dijiste antes! ¿Qué vas a seguir?

─Música.

─ ¡Eso es malditamente perfecto! ─dice casi eufórico.

Me río.

─ ¿Por qué?

IntenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora