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~NAT~

─Ma, ya me voy ─le grito desde la entrada.

─Nathaniel ─dice ella y hace que me detenga con mi mano en la cerradura─. ¿Puedes venir un momento?

Suelto un suspiro y camino hacia la cocina que queda casi al otro extremo de la casa.

─ ¿Sí? ─le pregunto con inocencia una vez que entro.

Ella se encontraba preparando la papilla del terremoto, mi hermana menor, Cloe quien con apenas seis meses de vida puso de cabeza a toda la familia y es una de las razones por la que nos mudamos.

─ ¿A dónde vas? ─comienza la interrogación.

─Con Ed ─le digo tranquilamente.

─ ¿Otra vez? ─me dice en modo de reproche, al mismo tiempo que yo evito que el terremoto arroje al suelo el adorno de la mesa, sin que ella realmente lo note mientras me regaña─. Has pasado todo el día en su casa.

─Lo hice ─estoy de acuerdo con ella─. Pero deberías estar feliz por mí porque hice un nuevo amigo ─le sonrío inocentemente.

─ ¿Estás seguro que no tiene nada que ver con esa hermosa jovencita que también vive allí? ─me mira con una ceja arqueada.

─ ¿Quién? ¿Liz? ─me siento sonrojar.

─Pero mírate ─mi mamá sonríe totalmente divertida─. Solo con nombrarla estás hecho un tomate.

─Acabo de conocerla ─le aclaro─. A ambos.

─Bueno, eso solo significa que debió haber dejado una buena impresión en ti ─me guiña un ojo.

─ ¡Mamá!

─Bien, bien ─levanta sus manos en modo de rendición─. Ya no diré nada.

─Gracias ─digo, sabiendo que el tema está por lejos de acabar, pero agradezco que lo haga por ahora.

Me quedo dudando por un momento allí. Queriendo irme, pero no sabiendo si hacerlo.

─Ve ─dice, conociéndome mejor que nadie─. De todas maneras ya no me falta mucho por hacer ─suspira y puedo ver lo realmente agotada que está.

─Lo siento, mamá ─digo, sintiéndome totalmente culpable─. Debería haber estado más tiempo aquí y haberte ayudado con todo. Prometo que te lo recompensaré ─le doy un beso en la mejilla y luego me voy a buscar a Ed.

─Pasa ─Liz es quien me abre la puerta y luego continúa leyendo su libro.

Leo brevemente el título, Cazadores de sombras: Cuidad del fuego celestial, pero realmente mi atención pasa a estar en ella por la manera en la que lee con tanto interés.

─ ¿Es verdad que los libros son mejores que las películas? ─digo sin poder evitarlo. Queriendo que realmente me trague la tierra.

Liz levanta su intensa mirada hacia mí y me siento desnudo. No porque con su mirada me esté desnudando, no al menos de la manera en la que las mujeres lo hacen generalmente. No, ella está desnudándome de la manera en la que lo haces cuando analizas a alguien. Está descifrándome, tratando de averiguar si estoy bromeando.

Quizás incluso está un poco molesta por el hecho de haberla interrumpido, no lo sé, pero su mirada es tan intensa que espero que no note lo rojas que mis mejillas deben estar.

Elizabeth es intensa y punto. En todo el sentido de la palabra. Desde que la conocí, descubrí eso de ella.

─Pareces un tomate ─dice reprimiendo una sonrisa, lo que provoca que me sonroje aún más.

IntenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora