Intense

9

~LIZ~

No es lo que piensa, quise decir, pero en un segundo Nat me hace terminar de subir las escaleras y al otro estamos dentro de su habitación.

─ ¿En serio? ─lo enfrento, un poco molesta─. Ahora ella va a pensar que nosotros...

Levanta su mano, interrumpiéndome.

─Hablaré con ella luego ─me dice tranquilamente─. Además, solo voy a instalarte, agarrar algunas cosas y luego ir a dormir al sofá.

─Oh, no, de ninguna manera. Tienes que dormir en tu cama.

─ ¿Contigo? ─él arquea una ceja.

Mis mejillas se calientan de inmediato.

─ ¡No, no, no! ─trato de rectificarme, pero él me vuelve a interrumpir.

─Luces linda cuando te sonrojas.

─ ¡Y no ayuda que malentiendas las cosas! ─digo tratando de sonar molesta, pero perdiendo en el intento cuando una sonrisa, y un poco más de sonrojo aparece en mi rostro ─ ¡En serio! ─recalco.

─De acuerdo ─levanta las manos en modo de rendición─. ¿Qué tratabas de decir?

Suspiro.

─No puedo quitarte tu cama, solo soy una invitada.

─Y yo te la estoy cediendo ─me dice con esa tranquilidad que está empezando a irritarme─. ¿De acuerdo?

─ ¡No, tú no puedes dormir en el sofá!

─ Bueno, ¿qué sugieres? ¿Qué durmamos juntos? Porque diablos que no voy a dejar que tú duermas en el sofá. ¡De ninguna jodida manera!

Mis mejillas se calentaron tanto que no creía que existiera algo más rojo que yo ahora mismo.

Excepto quizás su cabello.

─ ¿Y? ─insiste.

─No, no podemos dormir juntos en la misma cama.

─ ¿Por qué no?

Vuelvo a suspirar.

─Esto fue una mala idea, así que sólo voy a tragar mi orgullo y regresar a mi casa.

─Los amigos pueden dormir juntos en una cama.

─Sí, supongo, pero sería raro. No quiero que te lleves ideas equivocadas. Además del hecho de que acabamos de conocernos.

─ ¿No confías en mí? ─dice, y me hace recordar cómo lloré enfrente y sobre él.

─Sí, creo que lo hago.

─ ¿Entonces?

─Yo solo no puedo hacerlo, ¿está bien?

No cuando incluso si recién lo conozco tengo unas insoportables ganas de querer ser abrazada por él mientras me quedo dormida.

Simplemente de la misma manera que lo hizo cuando estaba llorando.

No, no, no. No puedo sentir estas cosas. Por muchas razones no puedo.

Las emociones están comenzando a asfixiarme y mi esfuerzo por tratar de retener mis lágrimas me está agotando.

─Dios, Liz, ¿estás bien? ─Nat había llegado inmediatamente frente a mí, lleno de preocupación.

─No puedo ─repito─. No puedo.

─Está bien, está bien ─dice tratando de calmarme─. Yo... ─se rascó la cabeza, tratando de pensar en algo─. Voy a ir a conseguir algo para dormir en el suelo. Y no, no permitiré una negativa de tu parte, tú necesitas más la cama y yo simplemente no puedo dejarte totalmente sola, no quiero. Me sentiré más tranquilo si me quedo, ¿puedo hacerlo? ¿En el suelo? ─dice todo tan rápido que me cuesta un poco entenderlo, pero al final lo consigo.