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~LIZ~

─Nada ─resoplo cuando Ed sigue sin contestarme.

─ ¿Quizás está con Tessa? ─sugiere Nat mientras nos conduce por las calles sin ningún rumbo específico.

De hecho en cuanto le pedí que me ayudara a buscarlo, no lo pensó dos veces y fue por las llaves de su carro, pero el problema es que no sabíamos por dónde empezar y es por eso que simplemente estamos yendo por cualquier camino sin ningún video ni ninguna dirección que nos sirva como la última vez.

─Créeme, si Ed estuviese con Tessa, ella ya hubiese publicado miles de fotos de los dos en cada red social existente.

─ ¿Tan loca está? ─inquiere divertido.

─Mucho más que solo loca.

Nat se ríe y yo lo sigo, pero en el momento en que me doy cuenta de que esto es un poco a cómo eran antes las cosas antes, corto mi sonrisa y desvío mi mirada incómoda hacia la ventana.

─Liz...

─No ─digo tajante, sabiendo a donde se dirigía, y siguiendo con mi mirada en la ventana.

─Por favor, mírame ─dice casi en una súplica.

─Mira ─le digo, fingiendo no haberlo escuchado─, ahora solo importa encontrar a mi hermano y... ─todo mi cuerpo salió lanzado hacia adelante cuando Nat frenó de golpe─. ¡Qué demo...! ─me había girado para enfrentarlo, pero mis palabras se cortan cuando me doy cuenta de que él había soltado su cinturón y había llegado hasta mí, teniéndolo así, tan, pero tan cerca que tendría que moverse un centímetro más y sus labios tocarían los míos.

Antes de que si quiera pudiese hacer el intento de alejarme, sus manos inmediatamente sostienen mi rostro y me hace mirarlo directamente a los ojos.

─Lo siento ─dice con absoluta y agonizante desesperación─. No tengo una maldita idea de qué hice por más que lo recapitule, pero lo siento.

Trago y trato de desviar la mirada, pero su agarre es firme y no me deja otra opción que seguir mirándolo.

─No hiciste nada ─le digo, odiándome por completo por no poder evitar el temblor de mi voz.

─ ¿Nada? ─inquiere incrédulo─. ¿Me mantuviste fuera de tu vida por cinco días por nada? ─cierro los ojos─. Mírame ─ruega, y esta vez no puedo ignorarlo y vuelvo a abrir los ojos.

─ ¿Qué quieres que te diga?

─ ¿Qué hice?

─Es estúpido.

─Necesito saber.

─Me sentí herida ─admito y muerdo mi labio.

─ ¿Por qué? ─desliza una de sus manos hasta mi labio y hace que lo deje ir.

Me estremezco.

─Créeme, más que nadie sé las razones por las que tú y yo nunca estaremos juntos, pero somos amigos...

─Amo el hecho de que sigas diciendo que lo somos ─me interrumpe con una sonrisa torcida.

Vuelvo a morder mi labio y el vuelve a hacer que lo suelte.

─Deja de hacer eso ─me reprende─. Bien, ahora continúa.

─Pero somos amigos ─repito─. Y me dolió que... ─mierda, si realmente voy a decirlo, tengo que hacerlo rápido antes de avergonzarme más ─. Dijiste que no soy tu tipo ─suelto de golpe y él me mira con sorpresa.

IntenseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora