Capítulo 28

75 11 2
                                        

Me arrepentí de haber aceptado el destino al día siguiente. Incluso un mes después de que lo había aceptado, seguía arrepintiéndome. Nunca pensé que la vida dentro del castillo sería tan desgastante, las películas no lo muestran como es en realidad. Entrenaba todas las mañanas con Gaye cuando el sol apenas comenzaba a asomarse y me parecía que eso era solo un pretexto para que él pudiera golpearme sin tener ningún castigo porque eso es lo que hacía todo el tiempo. Mis habilidades con el arco habían mejorado, pero no era un experto en lucha cuerpo a cuerpo y ese maldito lo aprovechaba muy bien. Después del almuerzo tenía clases sobre todas las criaturas mágicas, clases de arte y baile. Por las tardes tenía más entrenamiento con Chasydi sobre como usar una pistola y ella no era mejor que Gaye. Una vez disparó tan cerca de mi cabeza que tuve un zumbido en el oído derecho durante semanas. Nunca volví a preguntar por qué la llamaban 'assassin'. Shane no se había ofrecido a entrenarme y yo estaba agradecido porque tenía todos esos sentimientos incontrolables que me inundaban solo con verlo, sería imposible para mí poder concentrarme en algo como una lucha teniéndolo tan cerca.

Después teníamos reuniones con otros clanes, juntas con la corte real sobre temas aburridísimos que no tenían nada que ver con la guerra y que parecían ser tan superficiales que era imposible creer que eran en serio. Mas tarde habían audiencias con gente del pueblo donde escuchábamos sus peticiones y casi todas las semanas, Loïc y yo íbamos al pueblo para ayudar a la gente. Por las noches estaba tan exhausto que era imposible mantenerme despierto más allá de diez minutos.

Esa mañana no era diferente a las demás, Gaye seguía derribándome y a menudo me golpeaba con el mango de la espada que, según él, estaba enseñándome a usar. Después de la cuarta vez que caí sobre el suelo de tierra, decidí quedarme ahí acostado de espaldas, descansando un poco.

—De nuevo —ordenó, pero lo ignoré, estaba más concentrado en jadear por aire cuando sentía que mis pulmones estaban ardiendo—. Vamos, Lysander. Si no eres capaz de darme un golpe, ¿cómo pretendes proteger al inservible Odjur que te sigue como un perro? —preguntó colocando la espada sobre su hombro. Lo miré de inmediato como una advertencia de que cerrara la boca, pero pareció no importarle porque se acomodó el cabello con tranquilidad—. No puedes esperar a que te defienda, su especie no sirve de nada.

—Cállate —ordené. El cansancio estaba desapareciendo de mi cuerpo mientras la ira lo sustituía. Eso pareció divertirlo.

—En realidad tengo que corregir eso, solo sirven para una cosa, aunque después de que pierda el otro ojo, probablemente tengamos que echarlo a la calle.

Ni siquiera estaba seguro de cómo lo hice, pero me puse de pie en menos de un segundo y comencé a atacarlo con mi espada sin preocuparme que pudiera lastimarlo, se lo merecía por todo lo que estaba diciendo contra Shane. No me importaba su rivalidad, no me importaba lo que él creyera, nadie podía hablar sobre Shane de esa forma.

Aunque quisiera decir que mi ataque fue increíble y pude darle una lección, pronto perdí la espada y estaba de espaldas en el suelo otra vez, con la espada de Gaye contra mi cuello.

—Si esto fuera una batalla de verdad, estarías muerto. Nunca dejes que tus sentimientos te nublen la mente, Lysander. Especialmente con personas como ese brujo que sabe cómo meterse a tu mente. Si de verdad quieres ser capaz de proteger a los tuyos, concéntrate en lo que estas haciendo y usa la cabeza.

Lo odiaba, pero tenía razón. No era excelente con la espada, pero podía pelear mucho mejor de cómo lo había hecho cuando dijo todo eso sobre Shane y era bien sabido que Gael tenía mucho material para jugar con mis emociones y pensamientos.

—Ya puedes quitar tu espada del cuello del príncipe —dijo Shane a unos pasos de la puerta. Lucía serio y molesto de verdad.

—Le estoy enseñando una lección.

KensingtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora