Las cosas fueron demasiado diferentes y sabía que había un ingenuo al pensar que no sería así.
En primer lugar, mis papás me seguían a cualquier lugar dentro de la casa, como si tuvieran miedo de que en cualquier momento prendiera fuego a las paredes. Me sonreían incómodos cuando los descubría asomados a escondidas en la puerta o la ventana. Habían pedido un permiso de un par de semanas para poder concentrarse en mí y en mi recuperación después de salir del hospital. Alex estaba a mitad de semestre, por lo que yo tenía la total y completa atención de mis papás durante toda la tarde.
Qué afortunado.
A finales de la primera semana estaba aprendiendo a acoplarme de nuevo a mi vida. Había hablado con mis amigos varias ocasiones y, aunque ninguno me había preguntado qué fue lo qué pasó, sabía que se morían por hacerlo, pero yo estaba cansado y solo quería olvidar todo así que no les di muchas oportunidades de abordar el tema.
Aceptaron ir a visitarme y, como mis papás estaban en la etapa de 'acabamos de recuperar a nuestro hijo pequeño' no se negaron a recibirlos. La casa actual no estaba tan lejos de la anterior, quizá a un par de horas de viaje podía volver a conectarme con la ciudad y la vida normal. Pero yo no estaba listo. Lo supe una tarde en que pensé en hacerlo, solo pensé en ir hasta el muelle, subir al ferry y quizá ser una persona normal. Tuve un inevitable ataque de pánico ante esa simple idea porque había personas allá. Personas que quizá sabrían mi historia, que pensaban que yo estaba loco o quizá esa cosa volvería a aparecerse y entonces todo se repetiría. No estaba listo para eso así que volví y me encerré en mi habitación para jugar videojuegos.
—Mierdaaaa. Eso de la isla no era broma, ¿eh?
Sonreí incómodo. Mis amigos bajaron del ferry y se turnaron para abrazarme. Nuestro grupo consistía de cuatro personas. Primero estaba Mateo, era el más alto de nosotros, tenía piel morena y unos inusuales ojos verdes que lo hacían llamativo y, según las chicas, muy sexy. Tenía una amplia sonrisa y parecía que había ido al gimnasio más tiempo ya que los músculos de sus brazos se marcaban cada vez que los flexionaba. Era directo, un sinvergüenza rompecorazones.
Luego estaba Lisa, tenía mi estatura, era pelirroja natural y tenía muchas pecas en el rostro que ella detestaba. De complexión delgada y se vestía como una chica ruda y gótica. Me recordaba a Alex. Ella era reservada, callada con los demás fuera del grupo, pero no tenía problemas en defender su punto de vista ante quien fuera necesario. Tenía muchos chicos interesados en ella, pero yo creía que probablemente sus intereses fueran distintos. No hablábamos mucho de ello porque no era importante. Ella podría amar a quien quisiera.
Finalmente estaba Andreu. Un chico de ascendencia francesa con cabello rizado y castaño. Usaba unas gafas ridículamente grandes que hacían que su rostro luciera más pequeño. Él siempre estaba preocupado por algo, fuera o no real, o probable. Era más bajo que yo por algunos centímetros y tan delgado que podría romperse con la fuerza equivocada. Le gustaba usar ropa holgada de colores pastel así que recibía muchas burlas en la escuela. Sí era gay, pero yo no creía que su elección de ropa tuviera algo que ver.
Verlos ahí me hacía sentir extraño. Como estar dentro de la realidad, pero lejos de ella. Una combinación extraña entre lo que había sucedido antes y después. Eran familiares, pero ajenos de alguna forma. Dejé que Mateo me despeinara el cabello, que Lisa me abrazara más tiempo que ellos y que Andreu me preguntara si no había animales venenosos en la isla porque no llevaba ningún antídoto con él.
—Es decir, intenté conseguir uno, pero hay tantos tipos diferentes que no supe cuál debería de traer —explicó. Después se acomodó las gafas y comenzó a morderse los labios con nerviosismo.
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Kensington
FantasyLos Kensington eran el clan de cazadores más grande que había existido. Eran la máxima autoridad que regía al mundo de criaturas mágicas y cazadores, hasta que una noche, debido a una traición, el castillo recibe un ataque y toda la familia real mue...