Capítulo 6

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Pasé mi cumpleaños número veintidós encerrado en una casa vieja y abandonada a las afueras de la ciudad porque mi fotografía aparecía en los noticieros donde le informaban a todos los ciudadanos que un "paciente" se había escapado del psiquiátrico y que era altamente peligroso por lo que los animaban a informar si me veían. Fue un milagro que lográramos escapar, pero no tenía ni la menor idea de qué hacer después. Jaimie salió a buscarnos comida y yo me quedé sentado en una esquina, con la libreta y el bolso en las manos pensando cuál debería de revisar primero. Me decidí por el pequeño bolso y dejé la libreta a mi lado. Vacíe el contenido en mi mano y me encontré con dos pesados anillos que parecían ser de oro. Tenían un grabado muy extraño que no entendí y lo que parecía ser un escudo. No podía distinguir nada porque estaban opacos y manchados de algo que no quise saber qué era. Volví a guardarlos y tomé la libreta. No había mucho al principio, Alex describía como era la bruja, escribía las fechas en que la había visto y los lugares. Decía que había comenzado a verla incluso cuando estaba despierto y que a veces lo atacaba.

"Volví a soñar con él" decía una de las notas inferiores. "El chico de cabello blanco. Estaba corriendo y me sujetaba de la mano. Llevaba algo en el otro brazo, creo que era..." cambié de página, pero no continuaba. Bien por el suspenso, Alex, cuando te vea voy a patearte, pensé. Exhalé pensando si es que vuelvo a verte.

"Se llama Shane" estaba escrito en una de las últimas páginas con letras legibles. "Estábamos corriendo y él me sujetaba de la mano. Me decía que corriera y yo lo obedecía. Llegamos a un edificio alto, la puerta era de madera oscura y gastada. Shane me ponía un bulto entre los brazos y se echaba a correr". La lluvia comenzó a caer afuera de la ventana, suave al principio y fue tomando fuerza conforme yo leía. "Era Dean. Ese pequeño bulto era mi hermano Dean"

Detuve la lectura y me recargué en la pared detrás de mí. ¿Qué diablos significaba eso? No había escrito más, solo era el nombre de Shane una y otra vez. "La vi de nuevo, a la bruja. Estaba en la cafetería con mis amigos y ella estaba del otro lado del cristal rasguñándolo. Les pregunté si la veían, pero ellos se rieron de mí". Ay, Alex. Sentí mucha lástima por mi hermano, ojalá me hubiera contado desde antes y de esa forma no lo habría pasado todo él solo. "Me llamó Kensington". Eso sonó una alarma en mi cabeza. Me había llamado de la misma forma dos veces antes. "Busqué el edificio, es un orfanato". Sentí un escalofrío en la espalda. No me gustaba para nada por dónde iban las cosas. Al final de la libreta había dos hojas gastadas dobladas por la mitad. Me temblaban las manos cuando abrí la primera y me sentí vacío de pronto. Eran papeles de adopción, para Alex y para mí. Ahí sí que tuve que contener una arcada que me atacó de pronto. Mis padres no eran mis padres verdaderos y ninguno de los dos lo sabía. Bueno, Alex lo había sabido antes que yo, pero prefirió guardárselo. Me sentí furioso con él por querer ser el maldito hermano mayor ocultándome todo eso. Iba a encontrarlo y después yo mismo iba a matarlo.

—¿Estás bien? —preguntó Jaimie cuando volvió y me encontró descompuesto en el suelo con la mirada perdida.

Negué porque no tenía palabras para explicarle lo que había encontrado. Me dio un hotdog que sabía extraño, pero me lo comí igual porque no había comido nada en los últimos días y, aunque ni siquiera tenía hambre, no iba a servir de nada que me desmayara.

—¿Qué haremos ahora? —pregunté cuando llegó la noche y nos acomodamos en el suelo. Me acostaba cerca de él porque su cuerpo emanaba calor como el fuego y me permitía dormir por las noches.

—No lo sé —murmuró con los ojos cerrados—. Tenemos que seguir moviéndonos o la bruja nos encontrará.

Asentí aunque no me veía. Una parte de mí quería volver a encontrarla para poder saber a dónde se había llevado a Alex, pero la otra parte sabía que sería un suicidio porque el único que podría luchar con ella era Jaimie e incluso él quería evadirla. Me giré hacia él sin saber si tenía derecho a proponer algún plan ya que yo era, por mucho, una carga. No sabía si él me acompañaría por siempre o si solo estaba de paso.

KensingtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora