Capítulo 23

64 9 3
                                        

Shane despertó varias veces esa noche. A veces se incorporaba en la cama y ponía el rostro entre las palmas, con la respiración agitada. A veces solo se quedaba mirando hacia el techo. Me pidió perdón, aunque le dije que no importaba. Me acomodé de lado hacia él, sujetando su mano entre las mías, mi frente contra su cuello mientras mis pulmones se llenaban de él y de pronto todo era Shane. Le susurré que todo estaba bien, que me tenía a mí. Su mano se aferró a la mía y el resto de la noche, no existieron más pesadillas.

Apenas estaba amaneciendo y había una imagen borrosa frente a mí que lucía como el rostro de Shane que estaba a escasos centímetros de la cama. Sentí el roce de sus dedos en mis mejillas y eso me hizo sonreír. Sonrió también y murmuró algo que no logré comprender porque seguía perdido entre el sueño y la realidad. Al final su rostro desapareció y yo volví a caer en un sueño profundo.

🥀

Abandoné su habitación más tarde de lo que siempre dormía. Mi cuerpo se negaba a cooperar, los músculos cada vez más cansados y las náuseas me impedían comer cualquier cosa lo que provocaba que el cansancio me aplastara como a una hormiga.

Caminé por el pasillo con los ojos entre cerrados porque la luz me lastimaba. La nieve caía de nuevo, la temperatura estaba bajando y la tos no mejoraba con eso. Al girar en el pasillo que conducía hacia mi habitación, reconocí a Nwosu charlando con el general cara-de-desprecio. El hombre parecía reprenderlo por algo, lucía furioso, pero no se alejaba, estaba muy concentrado en poder susurrarle. Nwosu apenas y respondía, con la mirada en el suelo. Me preocupé, Nwosu era un chico amable y agradable que seguramente no merecía el regaño que ese hombre le estaba diciendo. Entonces el general me miró, le dijo algo más y se alejó en la dirección contraria. Me quedé de pie en la entrada de mi habitación observándolo hasta que lo perdí de vista y Nwosu caminó hacia mí.

—¿Estás bien? No estabas en tu habitación.

—¿Qué quería? —pregunté aun mirando la dirección que había tomado.

—No es nada, solo... —Negó—. ¿Dónde pasaste la noche?

—Nwosu, ¿qué quería?

Miró alrededor mientras se toqueteaba los dedos y se mordía el labio inferior.

—Adentro, ¿sí? —susurró. Lo seguí y me desplomé en la cama sin fuerzas para moverme. Él cerró la puerta y se sentó en la silla a mi lado—. Él me trae noticias. El general me dice lo que sucede en el reino, pero no sabe que te lo digo a ti y por eso debes mantenerlo en secreto. Si se entera de que te lo cuento, me matará.

'¿Por qué?' '¿Por qué te lo dice a ti?' '¿Por qué no se lo dice a Shane o a Alex?' Es lo que debí haber preguntado. No lo hice, estaba demasiado aturdido para pensar con claridad.

—¿Qué pasa esta vez?

—¿Dónde pasaste la noche? —insistió. Eso debería de haber llamar mi atención porque, en primer lugar, no era su asunto y en segundo lugar, él nunca preguntaba nada.

—Con Shane. —Cerré los ojos con la esperanza de que eso mejorara el dolor de cabeza. Hizo un sonido como si estuviera escandalizado y no entendí por qué. Tampoco me importaba en ese momento—. ¿Qué te dijo?

—El reino aún está hablando del casamiento, dicen que deberías desposar a una princesa para unir los reinos.

—Bueno, lo intenté —respondí mientras me apretaba el tabique de la nariz como si eso pudiera enviar alivio a alguna parte de mi cuerpo—. Alex se negó.

—¿Qué? ¿Se negó? ¡¿Cómo pudo hacer eso?! —gritó. Lo miré, usaba un tono de voz distinto. Bajó la mirada, se aclaró la garganta y añadió—: Es decir... porque lo estás intentando. Sé lo difícil que eso debió ser para ti, Dean. El rey debió apreciar ese gesto. Eso habría salvado su reino, habría servido como unión.

KensingtonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora