Capítulo 07

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Carta
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Despierto cuando mi estómago pide comida. No sé qué hora es pero me levanto con la idea de comer algo.

Las ventanas tienen de fondo el cielo oscuro y frunzo el ceño.

¿Tanto dormí?

Abro la puerta y el pasillo se encuentra desierto. Una que otra luz encendida iluminando el pasillo. Enfoco mi oído no hay ningún ruido. Tal vez sea medianoche.

Espero no despertar a alguien.

Bajo la escaleras bostezando y giro a la derecha cuando llego al último escalón y es entonces cuando voy a dar un paso más, la luz se enciende y una silueta de un hombre sentado aparece. Suelto un grito y llega en un parpadeo a mi, callando mi grito. Su mano sobre mi boca ahoga el sonido y mi espalda choca con el cristal del barandal de la escalera.

Su estatura es mucho más larga que yo casi dos cabezas. Su mano cubre casi toda mi mandíbula y nuestros pechos están muy cercas para mi gusto. Un embriagante olor desprende su cercanía y detallo unos rizos y unos tatuajes en el pecho que sólo se los he visto a una persona aquí.

Vin.

Su aliento acaricia la punta de mi nariz y mis piernas flaquean. Me pregunto porqué logra ponerme tan nerviosa este chico y porqué me fascina que lo haga.

- No hagas ruido - susurra con su voz baja que, como siempre, me provoca escalofríos en mi espalda baja y mi estómago revolotea. Baja un poco más su cabeza y su aliento es más presente. - Que despertarás a los demás, dormilona - se aleja de mi, dando un paso hacia atrás, y mi cuerpo extraña la calidez que el suyo emanaba.

De repente recuerdo lo que sucedió atrás con la chica perfecta y mi lado rabioso sale a flote.

Lo rodeo y finjo que no está ahí, observandome como acosador.

Enciendo las luces de la cocina, que recuerdo haber visto la última vez que estuve aquí, y tomo lo que está en la encimera. Una manzana.
Me siento en un banquillo dándole la espalda al rubio.

- ¿Porqué me ignoras? - su voz ronca suena justamente atrás de mi oreja y mi pulso se dispara. Los vellos de mi piel se erizan y mis mejillas se calientan - ¿hum? - su aliento me causa cosquillas y estragos en mi vientre y ahogo un suspiro. - ¿Te preparo algo? - aparece frente a mi y por un lado siento alivio mientras que por el otro quería que siguiera tras de mi.

- Con esto es suficiente - murmuro más seca de lo que pretendía. Él hace un línea fina con sus labios y parece confuso ante la situación.

- Aunque no lo parezca soy bueno cocinando - se halaga solo

- No dije que parecieras algo - mastico la dulce manzana sin mucho interés pero por el rabillo del ojo veo su sorpresa cuando fijo mi mirada en otra cosa que no sea él.

- También soy bueno en otras cosas - insinúa con una sonrisa extraña.

- Que bueno - me levanto del banquillo - Que no seas un completo inútil - y lo dejo con la boca abierta cuando me voy dignamente a mi cueva.

Sé que no debo estar molesta pero de alguna forma lo estoy y me molesta estar molesta y aquí estamos.

Yo molesta con un tipo que no conozco siquiera dos días y que además me provoca cosas extrañas que nunca antes había sentido.

Nunca me había sentido tan confundida.

A la mañana siguiente...

Desayunamos en pleno silencio y después el trío de hombres se van a no sé dónde.

- ¿Te gustaría hornear conmigo, linda? - me pregunta Selene amablemente y asiento enseguida. A mi me encanta hornear.

- Mi abuela me enseñó ésta receta - murmura cuando estoy batiendo los huevos y ella la harina.

- Apuesto que salen sabrosas - murmuro concentrada en lo que hago. - Te tengo una pregunta Selene - despego mi mirada del plato en el que estoy separando las llemas de las claras. Ella me mira interesada - Si se puede - agrego.

- Adelante - sigue con su masa.

- ¿Qué es eso de los alphas? - deja de batir y me mira sin saber que hacer - Escuché que bromeó Hale pero... No sé a que se refiere. - deja el tazon de la masa en la encimera.

- Un alpha es el líder de una manada - me mira - Es el encargado de cuidar a todos de los suyos y cuenta con un beta y Delta que también llevan ese compromiso. - asiento - Vin es el alpha de aquí, Hale su beta y Damien su Delta.

- Entonces Vin es como su jefe - murmuro siguiendo a lo mío.

- Algo así - concuerda ella - Y todo alpha debe tener su Luna.

- ¿Qué hace ella?

- Es la que tranquiliza a los demás y pues también se encarga de cuidar y ver el bienestar de los demás.

- ¿Es la chica que vino ayer? - pregunto curiosa.

- Gracias a la Luna no - gira los ojos y río.

- ¿Porqué? - le extiendo el tazon con los huevos.

- Se le subiría fácil el poder al cabeza hueca que tiene - suelto una pequeña risa y ella me copia - Tengo la fé de que la Diosa Luna le pondrá una gran mujer al joven - sé que se refiere a Vin - Al igual que a Hale y Damien - agrega

- Se ve a millas que son mujeriegos - murmuro buscando lo siguiente de la lista.

- Y por eso considero que merecen ya un alto - responde maternal y sonrío - No sabes las cosas que he tenido que pasar teniendo a esos tres - hace un ademán.

- Cuéntame - me siento en el banquillo.

- Me he tenido que deshacer de tanto de chicas como de chicos - blanquea los ojos y agrega los demás ingredientes a la masa - Unta en el molde la mantequilla por favor - pide y lo hago enseguida - He pasado por resacas y sus humores de perro - vaya

- ¿Cuál es el más malhumorado? - apuesto que Vin

- Vin - responde enseguida - Tiene cambios de humor muy rápido pero sé - me apunta con una cuchara - Cómo aplacarlo - pone la mezcla en el molde redondo ya con mantequilla - Un buen sermón y se le pasa - sonrío.

- Parece su mamá- ella asiente - ¿Y sus padres?

- Están en otra manada siendo abuelos - mete el molde al horno

- Pensé que estaban aquí - repiqueteo mi dedo meñique en la comisura de mi boca.

- Es un larga historia del porqué el hermano menor Evans terminó siendo alpha - suspira con tristeza. Mi curiosidad a borde.

- ¿Porqué? - ella sonrie al ver mi curiosidad.

- ¿Porqué eres tan entrometida? - una tercera voz se hace presente y doy un brinco en mi lugar.

Los ojos grisáceos de Vin me observan serios pero veo la sombra de una pequeña sonrisa.

Mis mejillas se encienden.

- Llegó esto para ti - Damien me extiende una carta blanca con una letra que conozco bien.

Blair:
Sé bien que lograste escapar, pequeña.
Pero tranquila pronto pagarás por lo que hiciste y volverás a tu hogar.

Atte:
Tu Amo

Trago saliva con dificultad y mis oídos pillan.

- ¿Blair? - escucho a la distancia y veo a Selene preocupada. Mis ojos se cristalizan. - Estás pálida cariño - Cierto los ojos con fuerza y forzo una sonrisa.

- Estoy bien Selene - y me voy a toda velocidad a la habitación con la carta hecha una bolita en mi mano

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