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Narrador:

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Narrador:

Los cabarets son conocidos por sus diversas actividades, no solo hay prostitutas para pasar la noche y divertirse, hay muchos espectáculos entre toda la noche como baile, canto, monologos e incluso magia.

Aún así la mayoría solo va a esperar a que los números artísticos terminen para poder ir a sacarle el número a las actrices o bailarines.

Saturno era muy conocido en ese lugar, de los más codiciados y en definitiva el más hermoso, lo que lo caracterizaba eran sus anillos brillantes y su cuerpo delgado pero atlético, en palabras de sus clientes "sus curvas son lo mejor" era la joyita del cabaret ya que les brindaba mucho dinero y algo de fama y prestigio.

Pero el inconveniente era que a pesar de tener un ingreso decente diario y popularidad, no tenía una buena relación con sus compañeros de trabajo, de hecho, lo normal era ver a los demás hablar mal de el a sus espaldas con insultos, haciendole bromas pesadas, cometarios pasivo agresivos, incluso dándole todos los clientes abusivos o saboteando sus espectáculos.

Aún con todo eso en su contra trataba de hacer lo mejor posible su trabajo, además no todo era malo, había unos compañeros que eran amables con el y aún si fuera difícil estar con clientes violentos o las malas bromas de sus compañeros a fin y al cabo el de alguna manera entendía la razón del porque lo hacían, el mundo de los cabarets, antros y en si de los que se dedicaban a la vida nocturna era complicado, debías de ser muy bueno en lo que hacías o incluso el mejor si querias tener un buen dinero para poder vivir, todo era una competencia y nada se podía desperdiciar.

Normalmente  Saturno ayudaba en los shows de magia de sus compañeros, claro cuando se lo pedían, el lo veía como una manera de que tal vez ya no lo molestarán tanto pero ni el se la creia, simplemente no sabía como decir "no" ni poner alguna clase de límites, al acabar vio como un señor de mediana edad le hizo señas para que se acercara a la barra, así que se preparó mentalmente para lo que pasaría.

Se acercó a la barra y tomo asiento junto al hombre, el mayor le acerco un trago para aliviar el ambiente - Y ¿Qué hace alguien tan lindo como tu en este tipo de lugar?- dijo el señor tomando un sorbo de su bebida, mientras que Saturno solo se encogió de hombros -Bueno pues, es un trabajo a fin de cuentas- le respondió mientras jugaba con el borde de su copa.

El hombre seguía dándole cumplidos y intentando hacerle una plática algo incómoda al joven, preguntándole de su vida personal o de como habia empezado a trabajar en ese lugar pero en un punto se canso y fue al grano -¿Cuánto cuenta entonces?- Saturno no se sorprendió para nada por esa pregunta, todos saben que después de un show si un cliente te pide que te acerques es porque quiere pasar la noche contigo.

-Pues hablar es gratis pero si quieres divertirte son 500 pesos la noche- le decía con una sonrisa coqueta y linda de observar, el hombre también le sonrió pero la diferencia era que era una sonrisa burlona - Sabes? Me pareces alguien interesante pero quisiera hacer algo más entretenido contigo, ya sabes, algo más picante...- decía mientras se acercaba al contrario.

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