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Era una madrugada y Saturno se dirigía al orfanato, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, a medida que se acercaba al edificio, su corazón latía con fuerza, anticipando lo que estaba por venir

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Era una madrugada y Saturno se dirigía al orfanato, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, a medida que se acercaba al edificio, su corazón latía con fuerza, anticipando lo que estaba por venir.

Al entrar, la oscuridad del lugar solo era interrumpida por la débil luz que provenía de la oficina de la directora.

Cuando Saturno entro que no solo la mujer arrugada lo estaba esperando, junto a ella se encontraba el motivo de sus pesadillas y el terror en persona, Nair lo miro sin mucho interés, solo lo vio como una cucaracha insignificante para la vida.

-Supongo que ya saben a qué vengo...- decía firmemente mientras que ambos tiranos voltearon a verse para luego reírse del anillado en su cara, las risas eran burlonas, en sus caras se veía que habían hecho algo que humillaria y destrozaría a aquel joven Saturno.

El anillado estaba confundido pero muy ofendido que se rieran de el -¿Por qué se están riendo? Hablo en encerio, dónde está Titan- decía aún con firmeza aún teniendo el mayor miedo del mundo, estaba decidido.

La directora se digno a contarle lo que les hacía gracia -Bueno pues no pagaron la estancia de Titan, la última vez que lo hiciste fue hace 2 meses- comentaba mientras jugaba con un bolígrafo y le enseñan los trámites a Saturno.

Nair lo miro con burla y solo una risita -Eres muy irresponsable treasure... Pero bueno, hace unos momentos vinieron por el y dejaron una muy buena y amable donación- decía mientras mostraba un cheque.

-Llegaste muy tarde amor... Tal vez si nunca hubieras querido que otro polla te cogiera esto no hubiera pasando-

Saturno tenía una cara sin expresión, quería llorar pero sus lágrimas no salian quería correr pero sus piernas no respondían, quería golpear a esos dos pero su cuerpo lo había abandonado.

La mente de Saturno lo hundió tanto que tocó fondo, todo su cuerpo temblaba, su corazón latía tan rápido que sus latidos se podían escuchar, sus ojos mostraban incredulidad ante la bomba de información que le aventaron.

Su mundo se había acabado, su razón de seguir adelante, de ser mejor, de poder ser alguien en la vida, todos esos objetivos de fueron a la mierda al saber que su hermano estaba fuera de su alcance.

-Mira treasure... Me importas una mierda tú y tu niño de porquería se pueden ir al carajo, no quiero volver a verte y si tratas de buscarme para encontrar información sobre tu hermano te haré la vida imposible ¿Entendiste?- finalizaba Nair el cual estaba más que complacido de poder ver una expresión miserable en el rostro del anillado.

Ambos adultos corruptos lo sacaron de la habitación sin remordimiento, al otro lado de la puerta se podían oir risas y como se abría una botella para brindar, esos dos estaban celebrando la miserable vida del anillado.

Al salir del orfanato sus lágrimas salieron por fin, gritaba de dolor y simplemente no podía parar, termino vagando por el parque sentado en una banca mientras la miseria lo consumía por completo.

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