Capítulo 26

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JULIA

Malkolm. Solo podía pensar en él y no me daba cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Me había enamorado completamente de él. Me perdía en esos ojos entre verde y azules. Era muy parecido a su madre, la actriz que hizo de Kaysa en Queen of Corpses.

El nene es hijo de dos grandes actores.

Pues sí.

Estaba decidido. Hoy iba a declarar mis sentimientos hacia él aunque tartamudeara demasiado. Si me decía que no sentía lo mismo por mí le diría que era una broma, si me decía que sí pues bienvenido sea.

Las clases de hoy habían terminado así que le enviaría un mensaje y nos encontraríamos en algún lugar. Actualmente me encontraba en mi habitación compartida con una chica de cabello castaño claro y ojos azules, nunca he visto a sus padres, pero sé sus nombres: Krystal Gulian y Gael Morris. El nombre de mi compañera de cuarto es Maya.

Las manos me temblaban cuando agarré el celular y busqué el contacto de Kolmo.

Yo: Holaaaa.

Vale, ahora hay que pedirle vernos.

Suspiré. Estaba nerviosa.

—Fuerza, amiga, sí se puede. —Me animó Maya.

Le sonreí, ella sabía todo y al parecer había visto que le estaba escribiendo a él.

Yo: ¿Podemos vernos?

Casi inmediatamente, Malkolm me contestó.

Crush<333: Claro, ¿dónde nos vemos?

Grité de emoción. Esto era un gran paso.

Yo: Nos vemos en el campus, zona de picnics, en cinco minutos.

Rápidamente me puse otra ropa más aceptable y salí. Mientras caminaba por el campus hacia la zona de los árboles lo vi a él. Me dieron ganas de salir corriendo y una vez más me puse nerviosa. De igual modo aspiré una gran bocanada de aire y seguí caminando hacia Malkolm. Lo saludé y él se volteó hacia mí. Me dedicó una hermosa sonrisa.

—¿Y bien? —inquirió él.

—¿Eh? ¿Qué? —Quedé embobada con su sonrisa como siempre.

Ya empezamos mal, Julia.

Respiré profundamente. Iba a hablar, no me acobardaría. Mis padres no trajeron al mundo a una cobarde en el amor. Lo miré a los ojos. Estaba lista.

—Malkolm, no te extenderé esto. Llevo mucho tiempo con ganas de decirte estas simples tres palabras: me gustas muchísimo —solté de una vez y sorprendentemente no tartamudeé.

Él se quedó en silencio, mirándome. Tenía miedo de que me rechazara. Soy de las populares, pero tengo alma noble. Podría no gustarle. No es tan difícil que me rechace. Tocará decir que es una broma entonces.

—¿No dirás nada? —cuestioné, ya herida.

—Esta es mi respuesta.

Y sin previo aviso sentí sus labios sobre los míos. Me sorprendí, pero no me aparté. Deseaba sentir un beso de él. Era inexperta en esto. Nunca había besado a nadie, no sabía muy bien qué hacer.

Cerré los ojos y me dejé llevar por él. No quería separarme. Sentí sus manos sobre mi cintura, me acercó más a su cuerpo. Me relajé, estaba estática en mi lugar y tensa además. Rodeé su cuello con mis manos. Y a medida que los segundos pasaban, mis movimientos se volvían mejores y el beso más apasionado, más sensual.

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