Capítulo 53

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Desperté deseando que todo fuera una pesadilla. Estos últimos tres días han sido horribles. No lo aguanto más. Quiero a mis hijos de vuelta. La policía los busca, pero no hay rastro de ellos.

Mi Roseanne y mi Dayker. Si supieran cuánto los extraño.

Se me escapan unas cuantas lágrimas. La policía sabe que quien secuestró a mis hijos fue Milenne, sin embargo, no han podido dar con ella.

Axel limpia mis mejillas. Sus pulgares secan los restos del llanto. Ahora sé cómo se sentía mi tía al perder a su hija. Pero, no puedo pensar que mis niños están muertos. Porque no lo están. No, no.

—Los encontraremos. Ya verás que sí —mencionó él, para hacerme sentir mejor—. Joder, si tan sólo pudiera salir de aquí yo mismo iría a buscarlos.

—Tengo tanto miedo. —Más lágrimas amenazaban con salir.

—Lo sé, Ara.

Apoyé mi cabeza en la camilla donde el Máster Chef se encuentra en reposo. Su mano jugaba con mi cabello. Me calmaba que lo hiciera, aunque no podía estar completamente calmada con mis hijos desaparecidos y Axel aquí: en un hospital.

La vida es tan dura. Sí, así es ella. Busca cómo joderte hasta que no puedas más. Busca hacerte enloquecer. Conmigo lo estaba logrando. Estaba al borde de caer por un precipicio del que nunca saldría, uno que me llevaría al final de mi patética y triste vida.

Sin mis hijos nada tenía sentido. No había razón para vivir. Mi pecho dolía cada vez que pensaba en ellos. Ya no aguantaba más. No podía soportar más.

—¡Isaac! —Escuché un grito.

¿Qué demonios...? La puerta de la sala se abrió con un estruendo. Sofía —a quien llevaba días sin ver—, apareció detrás del ruido. Quien dejó salir el nombre con un grito había sido ella.

—¡Isaac los tiene! ¡Siempre fue él! —habló, parecía una loca.

Su estado era deprimente. Estaba desarreglada por completo. Se nota que ha llorado demasiado.

—¿Sofía, de qué hablas? —cuestionó Axel. Él se veía preocupado por su hermana—. ¿A quién tiene Isaac?

—¡A los niños! —gritó ella.

Y ahora todo tenía sentido. Pero, ¿cómo? ¿Por qué? ¿Qué sentido tenía que Isaac hiciera eso?

—Isaac es aliado de Milenne, tiene a mis sobrinos y a mi hijo. —Y ahí empezó a llorar.

Joder. El asunto era más fuerte de lo que parecía.

—Él dijo que sólo yo puedo salvarlos...

—Sofía... —La llamé.

Ella murmuraba cosas sin sentido. Parecía haber perdido la cordura por completo.

—¡Sofía! —Esta vez fue el Máster Chef quien intentó llamar su atención.

—Cálmate, Diosa de los Faraones.

Ella se calmó un poco cuando la llamé por el apodo que le había puesto. Ni siquiera sé cómo me acordaba de eso después de perder la memoria. Al parecer, le hice recordar a la chica el día en que la llamé así por primera vez.

Me dedicó una pequeña sonrisa.

—Habla despacio y explica qué ocurrió.

—Todo comenzó cuando le dije a Isaac que quería divorciarme. Él me dejó inconsciente y cuando volví en mí, mi hijo no estaba.

Eso explica por qué no se había aparecido antes.

—¡Voy a matarlo! —Axel sonaba enfurecido.

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