Capítulo 49

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ANDREIK

Preparar un par de maletas nunca me había hecho tan feliz. Por fin después de tres años visitaría a mis padres. Meto la ropa en la maleta apresuradamente, pero ordenada.

Continúo con la tarea un buen rato más hasta que termino. Lo siguiente es ir a ver cómo va Chiangmei.

Ella me hace tan feliz.

Hace cinco años jamás pensé que este momento llegaría. Vivo una vida plena, la que soñaba desde antes. Tengo una esposa genial que me ama. Un hijo llamado Wuxian, de tres años al que adoro con todo mi ser y haría cualquier cosa con tal de protegerlo de los males del mundo. También me llevo de maravilla con mis suegros y con los abuelos de mi mujer.

Lo único malo de todo esto es que no puedo ver a mi familia a menudo. Pero, por lo demás no me quejo.

Atravieso la puerta del cuarto de mi hijo. Deposito un beso en la frente de Chiangmei. Ella me sonríe con dulzura.

—¿Cómo vas, amor? —pregunté.

Me dirijo a la pequeña cama de mi niño. Él duerme plácidamente. Es la primera vez que viajará en avión. Wuxian se revuelve un poco. Sonreí ante la imagen.

—Pues, ya ves, aún no termino. —El acento chino no la abandona, aunque habla mi idioma a la perfección.

—Te ayudaré.

Voy hacia ella.

—Tranquilo, yo lo haré —dice, me da un beso en la boca.

No puedo evitarlo y la tomo entre mis brazos. Deposité varios besos en toda su cara. Prefiero asquearla de cariño antes que ser seco con ella. La mujer me sonríe y niega con la cabeza, como si no tuviera remedio.

Chiangmei ya está acostumbrada a eso después de cinco años juntos.

Y serán muchos más años, nunca la dejaré ir.

Eso es seguro.

Wuxian se revolvió de nuevo y bostezó. Muertos de ternura, mi esposa y yo reímos suavemente.

Ella siguió haciendo lo suyo. De repente nuestro hijo se despertó, llorando.

—Yo haré esto, calma al niño —emití con pesar.

A veces él se despierta así por pesadillas repentinas. Desearía poder hacer algo. Aunque, es lamentable, no puedo.

Mi mujer cargó al niño y lo protegió contra su pecho, meciéndolo de un lado a otro. Empecé a ordenar la ropa de mi mujer y perfectamente doblada la metí en la maleta.

Aún faltaba ropa por empacar y también las cosas del niño.

Tiempo después ya nos encontrábamos los tres en el aeropuerto, despidiéndonos de los padres de Chiangmei. El momento de subir al avión llegó bastante rápido.

Casi cinco o diez minutos después el avión despegó. Wuxian está dormido por suerte y espero que sea así por todo el viaje.

China se quedó atrás.

Mi esposa se quedó dormida. Un rato después el sueño me ganó y también me dormí.

Al aterrizar lo primero que hicimos una vez que nos adentramos en mi ciudad, fue ir a visitar a mis padres.

Que alegría verlos de nuevo.

Ellos estuvieron encantados de conocer al nieto ya que nunca lo habían visto en persona. Después visité a los tíos. La tía Cheryl y el tío Liam Noah me recibieron con los brazos abiertos al igual que la tía Sara y el tío Leo junto a las primas Lara y Lana.

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