𝙎𝙏𝘼𝙍𝙂𝙄𝙍𝙇 | Pablo Gavi

- 14

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14: el es parte de todo
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DELFINA'S POV

DESPERTE CON EL BRAZO DE PABLO en mi cintura, tenia que levantarme para ir al baño pero hacía tanto frío que quería quedarme allí con él.

- Buenos días, amor. - la voz de Pablo terminó de despertarme y lo miré. Tenia más barba que antes.

- Buen dia, amor. - sonreí.

Caminé hacia el baño e hice mis necesidades. Pablo debía de estar esperando su turno de ir al baño con su teléfono.

Salí del baño ya lista. Cambiada y peinada.

Abrí la puerta de mi habitación y me dirigí a la habitación de Martin.

- Buenos días, príncipe. - hable despacio, dándole un beso en el cachete.

Mi hijo sonrió y lo primero que hizo fue darme un beso de los buenos días. Amaba su buena energía y su gran sonrisa. Su buen humor era lo mejor que tenía.

- Buenos días, mami.

Enrolló sus brazos en mi cuello y se colgó de mi como un mono. Ambos nos dirigimos al baño de su habitación para lavar sus dientes y cambiarlo para que vaya al colegio.

Ya listo con su uniforme, bajamos los dos juntos de la mano hacia la cocina para ver a su padre terminando de cocinar el desayuno.

Pablo, con su delantal, se dio la vuelta y vio a su pequeño hijo corriendo hacia él. Mi esposo abrió sus brazos y lo encerró a nuestro pequeño en un gran abrazo.

- ¿Quien quiere tortitas? - preguntó Pablo sonriendo, con un plato lleno de tortitas.

- ¡Yo! ¡Yo quiero, papá! - grito Martin.

Pablo rió al ver a su hijo tan emocionado y con tanta hambre. Le sirvió un par de tortitas al igual que a mi y se sentó a tomar su café tranquilamente.

- ¡Despierta, Delfi! ¡Despierta!

Una voz extraña me decía eso. Mire a mi alrededor y seguia viendo a Pablo y a Martin.

De la nada. Desperté en mi cama. Con el brazo de Pablo en mi cintura nuevamente. La diferencia es que ahora estaba mucho más joven.

Esperen.

Eso fue... ¿un sueño?

Soñé con Pablo.

Y fue, sin dudas, el mejor sueño.

Mire a Pablo que recién se despertó, con el ceño fruncido.

- ¿Estas bien, China?

Tal vez me desperté muy de golpe y lo asusté.

- Todo bien. No te preocupes.

Él sonrió y volvió a apoyar su cabeza en la almohada, aún sin sacar su brazo de mi cintura.