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¡Los exámenes acaban de empezar y Yuuri no tiene apuntes de sociales! ¡Si no estudia es probable que pierda el trimestre y no le den vacaciones de verano!
Y él de verdad necesita esas vacaciones, ya que le había prometido ir con él a una isla (aunque parece que solo quiere abofetearlo con su riqueza) e iría con toda la familia.

— ¡Murataaaa!

Arrastró la última sílaba con aflicción. Su amigo de infancia suspiró con pesadez.

— ¿Qué sucede ahora?

("¿Qué es lo que no sucede?") Es la pregunta obvia.

Murata y Shibuya comparten silencio por un largo minuto, minuto en el cual no hicieron más que solo aguantar las ganas de romper en llanto.

Con la voz rota, Shibuya se palmeo el hombro solo.

— Vamos a morir.

Murata se palmeo el hombro a sí mismo también.

— Y nadie buscará nuestros cuerpos...

Ambos se taparon el rostro con el antebrazo. Ambos lloraban de la impotencia, ninguno está preparado para lo que se viene en una semana.

No podré ir al club de béisbol, pero si no apruebo... El que me mate será Wolf.

Murata también estaba en su momento sensible.

Hasta que un sonido en cadena los hizo volver en si a la realidad, la misma cruel realidad que le roba la libertad para estudiar toda una semana cuando se la pueden pasar en la playa viendo chicas en bikini.

O sentirme como una sardina en el microondas.

Suspiraron antes de coger el móvil.

*Notificación: Un mensaje nuevo de Wolf.*

*Notificación: Un mensaje nuevo del sistema.*

— Parece que algo más complicado viene...

Escuchó murmurar a murata. Se miraron con un aire de suspenso alrededor.

— Tiempos oscuros se acercan a nosotros, Murata.

Ambos tragaron grueso.

¿Qué mensaje debería leer shibuya antes que otra cosa?

Siento que si elijo mal, seré un buen saco de boxeo.

Wolfram lo va a masacrar.

Veamos, se supone que antes de hacer el primer gran examen de matemáticas; todos y cada uno de los grados deben ir al templo a pedirle a los dioses que le iluminen el cerebro para poder pasar. Y si lo logras, debes hacer una ofrenda a ese templo.

Esas son las leyendas de los senpai, y de esa leyenda.
Han surgido otras variantes, como por ejemplo, que si mueres por suicidio no serás capaz de convertirte en el arma de algún dios superior o inferior, aunque no es probable. Ya qué, esta leyenda se basa en un vago suponer; el cual no ha sido verificado por nadie.

Y sí no es real... ¿Qué hago yo aquí con yukatas junto a murata?

— Hey, Shibuya. — tenía las manos unidas.

Murata se peino el cabello hacia atrás, sus lentes no están ya que anda lentes de contacto; le da picazón andar con un traje tradicional en pleno verano, con el calor que parece querer evaporar los músculos de su cuerpo.

Mi Esposo Según El Sistema [Yuuram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora