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En un balcón a las afueras de un salón de banquetes, una peculiar melena rubia brillaba bajo la plateada luz de la luna. La misma luna que le hace ver cómo una belleza mística de cuentos de hadas, belleza casi etérea que ha cautivado a los demás invitado. Tanto hombres como mujeres, cualquiera que sea el caso.

"Hoy es sábado, faltan tres días para volver a Japón."

Soltó un pesado suspiro. Sus pestañas crispas rubias se alzaron hacia arriba, mirando hacia la enorme luz que le alumbra desde hace media hora. Puede enviar un mensaje a su tonto prometido, pero, teniendo en mente el horario... Allá ya debería de ser de mañana, y aunque eso no le impide escribirle, su tío lo puede regañar por ser descortés con los invitados.

"No me importa, pero debo esforzarme."

Sus ojos continuaron pegados en el cielo. En la luna llena que brilla en el cielo nocturno, sola sin ninguna estrella a su lado... Es increíble la capacidad de ella, hacerlo sola, es admirable y hermosa.

— ¿Qué estás haciendo ahora, Yuuri?

Pestañeo con suavidad, sus rubias pestañas parecían revolotear con gracia; es una acción normal pero no le falta elegancia.

— Quizás estés con Murata. — bostezó.

Pasan de la media noche, y él se encuentra solo en el balcón del salón de banquetes. El sueño ya comienza a aturdirlo, quizás deba informar a su tío de que se irá a descansar.

"Ojalá pensarás en mí."

Sonrió escasamente, sus ojos se hacen cada vez más pequeños. Hace lo que puede para no dormirse en el balcón. No debe dejar que el cansancio de su cuerpo lo domine, por algo ha practicado esgrima desde que era muy pequeño.

*Notificación: Un mensaje nuevo de Yuuri.*

Yuuri: Descansa Wolf, hasta mañana.

Su sonrisa se hizo más brillante cada vez.

— Ese tonto... ¿Acaso puede leer mi mente a esta distancia?

En Japón, un lunes por la mañana.

Se puede ver a Shibuya Yuuri correr por la calle muy temprano. Se levantó a las cinco y comenzó a correr a las cinco y media, terminando su recorrido a las seis y media. Tiempo récord si lo piensa.

Murata dijo que tendría una cita con Shinou hoy.

Descartó el plan de ir al cine con él porque ya tiene planes importantes. Y el pobre Shibuya Yuuri no sabe que hacer, sus padres fueron a la casa de unos amigos, su hermano está con Conrad y él está solo en casa.

Es una lastima que Wolf no esté aquí.

Murmuraba desconsolado.

Su mente divaga, imaginando en que haría si el chico estuviera ahí; con él. Quizás irían al cine, al parque o quizás ir y ver un partido de béisbol. Aunque si se trata del rubio, quizás fueran a hacer equitación, ver cómo práctica esgrima con quién sea; ver cómo hace una pintura de él.

¿Qué es lo que no haría para ver la sonrisa del rubio?

— ¿Y si le envío un mensaje? — se rascó la mejilla.

Miró al techo, estando completamente pensativo.

Wolfram no estará ocupado... ¿Verdad?

Su lado derecho de su cerebro le dice que le llame.
Pero su lado izquierdo grita que no lo haga.
Es la típica escena del diablito y el angelito en cada lado, dando su opinión razonable y la impulsiva. Y quizás lo peor es qué, está considerando llamarle al rubio sin saber su agenda.

Mi Esposo Según El Sistema [Yuuram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora