14

116 16 1
                                    


— ¡Jaja! Vamos a la playa, solo faltan dos días para la escuela y no hemos ido a disfrutar del sol, la arena y el mar. — Murata lleva un flotador en la cintura, unas ganas de sol, un cabello rubio teñido y mucho bloqueador en el cuerpo para no quemar su piel.

Eso se escuchó como una novela erótica.

Estaba sudando a mares, el sol no es un buen amigo cuando se trata de mantener las apariencias.
Llevan media hora esperando fuera de la mansión de Wolfram, él es el único que no ha salido y ya pasan del medio día (y quizás sea por eso que el sol no va a perdonarle por estar parado ahí) y ya quieren ir.

Murata ha estado hablando solo desde hace mucho.
Incluso comenzó a marearse, el calor, más murata, y el hecho de que no ha bebido nada líquido en todo el tiempo que llevan esperando... Está al borde de caer desmayado al suelo por deshidratación o insolación, la que llegue primero.

Ambos amigos estaban de espaldas a la mansión. Y justo después comenzaron a escuchar gritos y pasos acelerados.

— ¡Wolf, bebé, espera a mamá!

Murata se quitó las gafas, mirando como una melena rubia corría hacia ellos con la cara pálida. Su tez se veía agotada, como si hubiera sufrido una tortura y lo hubiera soltado al fin al borde de la muerte.

Wolfram abrió el portón que da a la calle, sin ver a la mujer que le dió la vida. Agarró la mano de los dos, y corrió como alma que lleva el diablo a la parada de bus más cercana.

¿Qué le pasó para que corriera así?

Reprimió una sonrisa al ver su cabello despeinado y sus mejillas con un tenue carmín por la carrera de hace rato.

¡Wolf, bebé, espera a mamá!

Los otros dos chicos se estremecieron, ese tono de voz es anormalmente meloso, hasta podían comenzar a comprender el pánico del rubio.

— ¡Corran! — exclamaron los tres, corriendo como si su vida dependiera de ello.

— Bien, te ves lindo bebé.

Ella siempre logró ir con ellos, para mala suerte de su hijo que es una copia identica de ella.

— Al final siempre vino... — lloró estilo anime porque todos en la playa los ven, tanto hombres como mujeres e incluso los inocentes niños cayeron bajo los encantos de su madre.

... Quién casualmente contonea las caderas de una lado a otro bajo ese traje de baño ceñido al cuerpo, dejando a la vista las curvas perfectas que la hacen ella.

"Ella muestra demasiado..."

Wolfram estaba en un rincón, haciendo pucheros. Toda la atención se la quitó su madre, e incluso Yuuri no puede dejar de ver a su bien delineada madre, que por ley es su suegra. ¡No puede sentirse más indignado! Y para su alivio, es que invitó a una amiga del instituto para no sentirse tan solitario.

— ¡Wolf, querido!

El rubio se giró, sonriendo y esperando con los brazos abiertos a una rubia sonriente y de cuerpo pequeño... Cabiendo a la perfección en sus brazos.

— ¡Elizabeth, preciosa! — exclamó recibiendo un beso en la mejilla.

Yuuri y Murata desviaron la mirada de la hermosa Chery y se fijaron en el encuentro de Wolfram con... ¿Su amante? Ambos pelinegros se ven con cierta vacilación.

Mi Esposo Según El Sistema [Yuuram]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora