Rainbow

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Rainbow descansaba en su cama con su respiración tenue estando en un estado de suma relajación durmiendo una siesta. Luego de unas horas se escucha como la puerta llama y ella con un sutil gemido de queja se para a abrir. Un muchacho con rasgos marcados la saludo de manera educada al cual Rainbow rechaza.

- ¿Que haces aquí? ¿Que quieres? - Pregunta con molestia mirando fijamente y con el ceño fruncido al chico de la puerta.

- Wow, wow, tranquila fiera, vine en paz. - Suelta la voz apoyando su brazo en el marco de la puerta.

- Y a que? - Sigue diciendo con firmeza Rainbow ahora cruzándose de brazos.

- Tenemos entrenamiento ahora.

- Mañana tenemos entrenamiento.

- Nos adelantaron los horarios, te vine a avisar. - Dice sonriendo vigorosamente.

- ¿Por qué? - Pregunta sería.

- Si sabes que tenemos el torneo el mes que viene, verdad? - Sigue diciendo con una sonrisa ahora sarcástica.

- Si... - Suelta disminuyendo su voz mientras miraba el suelo.

- Bueno, tenemos que entrenar al menos que quieras que nos destruyan. - Dice burlón riendo por último.

- Claro que no, somos muy buenos, no pueden con nosotros. - Suelta egocéntrica tirándose el pelo hacia atrás.

- ¡Así se habla, muy bien!. - Responde empático afirmando con orgullo. - ¿Quieres entrenar conmigo? -  Dice finalmente mirando a Dash.

- No. - Responde rápidamente en negación.

- ¡Ay vamos Dash. Lo pasado pisado quiero arreglar las cosas, no hay ningún problema entre nosotros, estemos bien! - Suplica con arrogancia el deportista formando una cara de perrito mojado.

- No voy a volver contigo. - Responde frívola mirandolo de reojo.

- No quiero que volvamos. Solo quiero que no me odies, a pesar que bueno me hiciste daño, si, mucho, pero tienes razón no debía forzarte a hacer algo que no querías y menos sabiendo lo sensible que eres. - Explica brevemente formando una mirada de enojo en Dash.

- ¿Sensible...? - Sacó diciendo con tono amenazante.

- E-Es una manera de decir... - Tartamudeo en defensa al ver lo intimidante que estaba Dash provocando algo de incómodad y miedo dentro suyo.

- Cada palabra que sale de tu boca me dan más ganas de matarte.

Soarin ríe con nervios y se rasca la nuca para por último resfriegar su mano en su cabello.

- Si, lo se... Perdón... - Continúa diciendo con pena.

Rainbow exhala relajando su estado mental y corporal y observa cuidadosamente la apariencia del deportista levantando sutilmente las cejas viendo la cara de Soarin obteniendo que una acción de bondad surja en ella.

- Esta bien, entrenemos. - Responde con firmeza. - Pero nada más que eso.

- Como usted diga señorita.

- No me digas "señorita".

- Lo siento.

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Las horas pasaron, el cansancio intervino y dos jóvenes deportistas se despedían de un agotador entrenamiento entrenido, dirigiéndose cada uno a su respectiva habitación. La chica de unos lindos ojos magenta, una cola alta y una playera blanca humeda de transpiración caminaba vuelta a su cuarto por el pasillo mientras que arrastraba los pies reaccionando a su carga física. Al llegar desliza su mirada hacia arriba encontrando unos fieros ojos morados mirandola fijamente en la puerta de su habitación. La deportista ignora el hecho que este al lado de ella y abre la puerta sin más entrando y tirándose en el sofá.

Los suspiros del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora