Un suspiro

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Pasaron semanas, semanas de inconformidad, de incomodidad de tensión y conflictos, palabras retenidas en el tiempo y dilemas internos. El tiempo se detuvo, para mal o para bien pero se detuvo.

Y ahí estaba Rainbow Dash que estuvo en dirección unas 4 veces en la semana por dejar sangrando a algunos chicos por la nariz al jugar con ella de una manera provocativa, eso para ella no importaba. Sus amigas quisieron e intentaron subirle el ánimo al enterarse de la noticia más hablanda de la escuela, pero no daba resultados.

Por otro lado la granjera no tenía tanto cambio comparado con el de la deportista solo que eran días vacíos, negros, sus problemas se juntaban y quedaban ahogados en la garganta, lágrimas saladas siempre salían en algún momento del día, era algo agotador... era algo común.

A la noche la deportista volvió a la habitación luego de una tarde llena de cansancio, su cuerpo estaba pesado, transpiración, respiraciones entrecortadas, párpados de caídos, garganta seca, estuvo toda la tarde practicándo, estaba cansada.

Cuando entró a su cuarto lo único que pudo oír era el ruido de la lluvia que caía afuera, hacia calor pero la habitación estaba helada, el frío corría por el cuerpo de Dash, produciéndole un escalofrío, el cambio de temperatura podía afectarle pero era algo normal que pasa cuando ella volvía.
Camino hacia la cocina cojiendo un vaso con agua y bebiendo para hidratarse y sin nada más caer rendida en la cama pero al intentarlo un grito ahogado la saco de sus pensamientos.

Ella corrió en dirección al grito quedado totalmente paralizada al ver a su compañera.

- ¡Ey! ¿Estas bien...? - Preguntó bajando lentamente la voz al ver el estado de la granjera.

Applejack estaba en shock, había tenido una pesadilla, su cuerpo estaba tenso, no podía pensar ni hacer nada, miraba fijamente la punta de la cama, su respiración se agito y sus manos se cerraron con fuerza. Luego de un rato empezó a repirar aún más rápido, acelerado y brusco pasando su repirar a la boca y empezando a hiperventilar.

- ¡Applejack! ¡¿Que te pasa?! - Sacó agitada Rainbow acercándose a ella.

Al estar frente a frente solo le agarro la mano e intento calmar cuidadosamente el ataque que le había agarrado.

- ¡Tranquila, respira!. - Soltó algo alterada aún tomando su mano.

Applejack seguía respirando de manera acelerada, sacando de casillas la mente de Dash.

- Applejack, porfavor... intenta respirar conmigo. - Soltó sollozando colocando su mano en el pecho de la granjera. - Inhala y exhala... - Soltó entre respiraciones entre cortadas inhalando por la nariz y exhalando por la boca, intentando que la rubia la siguiera.

Applejack agarro con fuerza la mano de la deportista que se encontraba centrada en su pecho, tomándola como manera de desahogo en donde su respiración se descontroló y continuaron con lágrimas desconsoladas saliendo de sus ojos, apretó los dientes con fuerza y siguió hiperventilando aún más rápido.

- A... - Intento pronunciar su nombre pero los nervios le ganaron, no sabía que hacer, que decir, estaba teniendo un ataque de ansiedad y no sabia que hacer para ayudarla la alteración del momento y la preocupación hizo que su mente este en blanco y no pueda reaccionar a tales actos de la rubia.

Dash solo observó desesperada toda la habitación buscando algo útil para ayudar. Cuando Applejack empezó a llorar aún más fuerte puedo sentir como su corazón se partía, sus ojos empezaron a irritarse y el impulso de abrazarla le ganó.
Se inclinó hacia adelante y la abrazo con fuerza, haciendo que ella se sorprendiera.

- T-Tranquila... Intenta respirar. - Pronunció en susurro Dash acomodando sus brazos para mejor agarre.

Luego de la alteración y preocupación que sentía, Rainbow agarró con sus manos la cara de Applejack obligando y provocando que la rubia la mirara, ella la había indicado que inhalara y exhalara suavemente y que lo haga con ella haciendo que Applejack cayera en conciencia y comenzará a calmarse respirando con Dash, Inhalo y exhalo constantemente pero aún entre cortado por el notorio ataque desbocado que le había agarrado. había apoyado sus manos encima de las de la deportista que eso la ayudaba a calmarse más rápido y respirar a su nivel.

Los suspiros del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora