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– Quédate quieta querida que no puedo ajustar bien. – Se queja la diseñadora chasqueando la lengua; llevaba unos lentes puestos y una cinta en sus manos mientras que media el ancho de la cintura de Rainbow y le omitía a Dash hacer movimiento alguno.

– ¿Por qué te ofreciste a hacer los trajes, Rarity? – Dice Rainbow con incomodidad.

– La pregunta es por qué no lo haría, cariño.

– M-Me estás matando. – Dice porcejeando la voz al sentir un tiron.

– No seas exagerada Rainbow Dash. – Acusó Rarity concentrada en su trabajo. – ¡Listo!. – Finalizó con una honorable y orgullosa sonrisa. – Quedaste hermosa.

Rarity acomodó delicadamente la manga del conjunto de su amiga y se alejó lentamente admirando con orgullo y alegría su obra de arte.

– ¿Que tal? – Pregunta con una sonrisa ilusionada en sus labios.

Rainbow suelta un largo y pesado suspiro aflojando su cuerpo y hace una mueca de disgusto al sentirse tan oprimida pero no podía decepcionar a su amiga, ella camina hacia el espejo apoyado en la pared de la habitación y se observó, sus ojos y boca se abrieron extrañamente con sorpresa, el traje era basaste lindo y muy de su estilo, era azul oscuro con rayos amarillos,  naranjas y negros difuminados y varios detalles que hacían que el conjunto sea aún más impresionante y atractivo.

– Wow... – Dijo boquiabierta Rainbow mirando cada detalle del traje mientras que inconscientemente se le formaba una sonrisa en sus labios. – ¡Está genial!.

Rarity sonrie victoriosa y pega un pequeño salto mientras la consumía la emoción.

– ¡Tú y tu equipo tienen casi los mismos gustos si a ti te gusta a ellos también!. – Sacó con orgullo acercándose lentamente a la deportista. – Me alegra que te haya gustado, querida.

Se podía ver el brillo de los ojos de Rainbow, le había gustado de verdad ese traje.

– Está genial, muy, pero... – Rainbow se mira en el espejo por unos segundos y voltea a ver a su compañera.

– Me apreta mucho... – Agrega tirando una pequeña risa nerviosa por último.

Rarity puso los ojos en blanco y se acercó a Rainbow agachandose para arreglar el problema.

Luego de un rato largo analizando el talle de Dash ambas amigas habían terminado exhaustas o bueno una de ellas. Rainbow se tiró en el sofá soltando un suspiro mientras que estiraba todo su cuerpo. Rarity la contraria organizó sus cosas de costura y sus objetos de trabajo y se cambió la blusa en su cuarto volviendo al comedor para acompañar a su amiga sentadose en un pequeño sillón apartado.

– Ahora. – Dijo Rarity exhalando aire. – ¿Cómo estuvo la salida? – Preguntó severa cruzado una pierna por encima de la otra.

– ¿La de la casa de Applejack?

Rarity asiente.

– Bueno... – Rainbow no pudo evitar delatar su actuación de inocencia y sonrió. – Ya me perdiste Rarity.

La modista abre los ojos con sorpresa y se toca el pecho confusa sin entender a que se refería Dash.

– ¿Cómo que te perdí? – Dice asustada.

– No de la mala manera, solo... – Rainbow se detiene mientes los recuerdos consumían su mente y sonríe con satisfacción y esencia mordiendose el labio inferior por último mientras se tiraba para adelante y apoyaba sus codos en sus rodillas.

– Me gusta y me gusta mucho.

Rarity parpadea múltiples veces analizando lo recién dicho por la deportista y no pudo evitar exprimir un poco su cara mostrando cierta insatisfacción en respuesta a la confección de su amiga.

Los suspiros del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora