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Luego de una hora, aproximadamente, Rositsa despertó renovada.

Después de esa siesta la chica estaba serena, ya no parecía nerviosa por estar en un lugar que no conoce ni que nadie más puede decir su ubicación.

"Hola..."Saludó tímidamente al ver un rostro nuevo en el camerino.

Draco casi rueda los ojos al ver la sonrisa aparentemente inocente de Pria, pero que obviamente era nada más que maliciosa.

"Hola, linda." Casi se le escapa una carcajada al ver que el rostro de Rositsa se tornó rojo, pero haciendo alarde de las lecciones de Kreacher, se resistió -por poco-. "Soy Pria Dimitrov, ¿Cuál es tu nombre?" Pria se levantó de su asiento y le tendió la mano. Rositsa dudó un poco, más por vergüenza que por nervios, pero finalmente aceptó el apretón.

"Me llamo Rositsa Tomova, un gusto."

Draco miró a Regulus, que descansaba en su regazo, y juró que vió lo divertido que lucía a través de ese rostro relajado.

"Iré a explorar un poco el barco, vuelvo en un rato." Pria lo despidió con la mano sin ponerle real atención, más concentrada en hablar con la otra chica; Rosita por su parte parecía que sufriría un golpe de calor con lo roja que estaba, pero lo despidió con una sonrisa.

Ya fuera del camerino se sintió más relajado, ya no haría de mal tercio allá dentro.

"¿Quieres explorar por tu cuenta?" Preguntó al minino, Regulus lo pensó un instante antes de asentir por lo que lo dejó en el suelo con cuidado y lo vió partir, no sin antes darle esa mirada que significaba un claro "No te metas en problemas o sí no te doy un jalón de oreja."

Draco casi ríe ante la imagen de un gato negro parado en dos patas diciendo algo así.

Al perderlo de vista continúo por otro pasillo, uno que al parecer llevaba a los camerinos de tercero y cuarto año. No quería meterse en problemas así que caminó rápido para salir de esa zona y tratar de encontrar las escaleras hacia la cubierta.

Eso habría hecho de no ser porque un tonto ser humano decidió aparecer de la nada solo para chocar contra él. Draco estuvo a punto de maldecir en voz alta pero los brazos del chico lograron detener su caída al tomarlo de las muñecas.

Cuando se estabilizó, el chico, unos años mayor que él, lo soltó luciendo avergonzado.

"Lo siento, no estaba mirando por dónde caminaba." El acento tosco y la marcada Erre le dieron una pista de dónde podía provenir el chico. Estando a punto de lanzarle un sin fin de maldiciones se dió cuenta de lo alto y robusto que es el chico a comparación de él.

Se limitó a entrecerrar sus ojos. No pensaba pelear con un chico que de un golpe lo mandaría de regreso a sus tres años, sabía elegir sus peleas.

"Solo ten más cuidado para la próxima." Seseó, no intentando lucir amenazante, obviamente no podría, si no más bien luciendo desagradable.

"Me seguraré de ello." Pero pareció no escuchar la indirecta muy directa; más que molesto por haber sido desagradable con él, parecía curioso y amistoso pese a su rostro casi estoico. "Me presento, mi nombre es Viktor Krum, de cuarto año." Le extendió la mano.

No le sonaba el apellido, mucho menos el nombre. ¿Aceptar la mano sería favorable para él, ya sea a corto o largo plazo?

Aceptaría, quién sabe, podría serle útil en algún momento.

"Draco Black." Respondió. Viktor apretó su mano un tanto fuerte pero no lo suficiente para lastimarlo.

Después de un corto intercambio de palabras Draco pudo escapar de esa no tan agradable situación.

Draco Black, un nuevo legado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora