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Cómo esperaba, los cálidos rayos de sol a la mañana entraron por el cristal pegándole directamente en el rostro. Debido a la tenue neblina y la humedad de allá afuera la luz no fue molesta, por lo que permaneció un poco más de tiempo recostado. Además, hoy era domingo. Se tomaría el tiempo necesario para descansar y dar una rápida lectura a los primeros temas de sus clases para mañana, después podría deambular por ahí para conocer el castillo.

Al parecer Regulus pensaba igual ya que roncaba felizmente desde su propia cama, la que había empacado por si acaso y que con un breve hechizo podía transformarse en una cama para gatos.

Veinte minutos después ya no aguantaba estar tanto tiempo recostado, su espalda comenzó a doler. Se puso de pie buscando en su baúl ropa decente para un día de descanso, para explorar o para simplemente estar cómodo. Se decidió por una camisa azul grisáceo de manga larga, pantalón negro de tela ligera y sus zapatos negros. Entró al baño para peinarse sus cabellos desordenados y deshacerse de los das asquerosas lagañas, se puso crema humectante en el rostro y brazos.

Habiendo salido del cuarto de baño se acercó a Regulus tomando delicadamente su hombro.

"Reggie, saldré un momento. ¿Quieres que traiga algo para desayunar?" Saltó hacia atrás cuando Regulus se puso de pie rápidamente pareciendo alarmado por un segundo antes de quedarse quieto mirando a su alrededor, al final suspiró aliviado recordar dónde estaban. Draco lo miró divertido. "Perdón, debería tener más cuidado al despertarte. Casi olvido que estás por cumplir treinta años y ya puede darte un infarto."

"Vuelve a decir eso y te desheredo." Gruñó fulminandolo con la mirada. Draco alzó ambas manos en señal de rendición aguantando una carcajada. "Tienes suerte de que te quiero demasiado, cualquier otro ya hubiese salido volando por un Depulso." Despeinó su ya de por sí desordenados rizos.

"Sólo te preguntaba si querías algo de desayunar, podría traerlo, pero ya que veo que estás despierto-"

Tres golpes resonaron desde la puerta, y como alma que lleva el dementor, se apuraron a transfigurar la cama de Regulus en la pequeña cama de gato mientras él mismo también se transformaba.

El corazón de Draco latía acelerado contra su pecho aún cuando intentó relajarse e intentar convencerse a sí mismo que quién sea que esté afuera no escuchó dos voces, que no escuchó a un adulto y que no escuchó el sonido de la transfiguración de la cama.

Suspiró profundamente, entonces caminó hacia la puerta y al abrirla se encontró con con un chico mayor, tal vez de sexto o séptimo año.

"¿Puedo ayudarte en algo?" Preguntó cortés.

"Soy el prefecto Josh Dupont de sexto año," se presentó con una ligera sonrisa, ofreciéndole un pergamino. "vengo a entregarte el mapa del colegio para que puedas ir memorizado el lugar donde se encuentran las aulas, laboratorios, comedor y otras salas comunes, entre otros lugares." Aclaró. Draco tomó el pergamino agradeciendo en voz baja. El chico no dijo nada más y se dirigió a los siguientes dormitorios a terminar de entregar los mapas.

Bueno, esto haría mucho más fácil su recorrido por el colegio. El castillo no era exactamente enorme, pero eso no significa que no pudiese perderse.

"¿Vamos a desayunar?" Se giró hacía Regulus, quien emitió un maullido sonoro antes de trepar a su hombro y acomodarse sobre él. "Bien, tal vez en el camino nos podamos encontrar a Rositsa, según el mapa, la sala común de Olsson no queda tan lejos del comedor, podríamos encontrarla en los pasillos, y Pria... estoy seguro de que probablemente ya está atormentando a alguien." Tomó un bolso en el que guardaba un suéter y bufanda antes de salir. Aún no tenía su varita pues Regulus había considerado que era peligroso ir a Ollivanders ya que probablemente lo reconocería, aún si tomaba una poción multijugos para guardar las apariencias. Un carta, firmada por el director Karkarov llegada antes de partir, le había dicho que no se preocupara ya que resolverían el asunto pronto.

Draco Black, un nuevo legado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora