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.Tres lunas habían pasado ya, desde que el cachorro se comenzó a formar en el vientre de la sacerdotisa. Su gestación apenas y se comenzaba a notar, pues el vientre levemente se le comenzaba a abultar. Kagome tenía muy buena condición; así que, alguien que no supiera su estado no lo podría notar.
La joven miko terminó temprano su labor, pues ese día acompañó a una pareja de ancianos que necesitaban de sus cuidados. La vieja mujer le obsequió un amuleto de protección, un pequeño talismán que le dijo debía portar, ya que servía para cuidar a la criatura que cargaba. Kagome sonrió cuando recordó las palabras tan dulces que la anciana le dedicó.
Ella no creía mucho en la superstición; no obstante, nunca estaba de más un consejo o un amuleto que la ayudara a cuidar al pequeño ser que crecía dentro de su ser.
—Me lo tendré que ajustar al traje de sacerdotisa —se dijo a sí misma, mientras metía el pequeño talismán en la orilla de su pantalón—. Listo, ¡ahí está!
—Kagome, ¿qué es lo que te tiene tan animada? —inquirió, rascándose la cabeza con la yema de los dedos.
—¡InuYasha! Perdón, no te vi. Creí que aún no te encontraría por aquí —expresó cuando lo vio. Honestamente se sorprendió, pues imaginó que estaría un momento a solas en su cabaña. No obstante, el hogar era de los dos; así que, él podía estar allí cuando quisiera—. Pensé que todavía estarías con Miroku.
—El trabajo de hoy concluyó temprano. Ese monje solo llegó, puso unos talismanes y se marchó. ¡Keh! No sé cómo la gente aún puede caer en sus chantajes.
—InuYasha, no seas así. El monje Miroku no es un charlatán, solamente es un poco adulador —le recordó; aunque en su interior sabía que su marido no estaba en un error—. Además, muchos aldeanos creen en su poder de sanación. Por eso lo buscan mucho.
—Mjm... —El híbrido se sentó sobre el frío piso de la cabaña. Kagome intentó imitar sola su acción; así que, rápidamente él le ayudó, ya que se podía lastimar. InuYasha siempre fue muy sobreprotector—. Ten cuidado, por favor.
—Descuida, aún ni se ve la barriga —sonrió, luego de sentarse a su lado—. Agradezco siempre tus cuidados.
—Es que yo...
—¿InuYasha? —el cambio repentino en su tono de voz la inquietó—. ¿Pasa algo?
—Kagome, puedo preguntarte algo. —La sacerdotisa asintió; así que, armándose de valor continuó—. ¿Eres feliz?
—¿Eh?
—Tú, ¿eres feliz? Me refiero a si eres feliz conmigo.
La mirada dorada del hanyō reflejaba preocupación, tristeza y dolor. Mezcla de sentimientos que le transmitió cuando la pregunta se realizó. InuYasha la contempló y la profundidad de sus ojos la erizó.
Esa pregunta por ningún motivo se la esperó, por ninguna circunstancia se la imaginó. Es más, pensó que se trataría de otra cuestión; sin embargo, con esas dos pequeñas palabras la desestabilizó.
«¿Eres feliz...? Realmente soy feliz» pensó, cuando sin querer una pequeña lágrima se le escapó. Ella ni siquiera se dio cuenta en qué momento el llanto brotó, pues simplemente pasó.
—Kagome, perdóname. No debí preguntarte nada. Fui un idiota, olvidé que no debes alterarte en tu estado.
—No, no, tranquilo. No pasa nada, es solo que la pregunta me tomó por sorpresa —respondió entre sollozos. Quitándose el agua que le nubló los párpados—. ¿Por qué de repente quieres saber eso, InuYasha?
El hanyō bajó la mirada, luego tomó las manos de su esposa y con cuidado las acarició para no lastimarla con sus garras. La verdad ni él mismo entendía la razón por la cuál preguntó. Aunque en su interior todo tenía una explicación.
Una verdad que calló y una mentira que floreció. Un tema que guardó y un sentimiento que ocultó.
Sentimiento que ya no quería esconder más, ya no más... No a ella que había sido una mujer tan buena.
Kagome no merecía ser lastimada ni con el pétalo de una flor. Sobre todo porque en su vientre cargaba con el fruto del amor. De un ruin y asqueroso amor que dio como consecuencia algo que él nunca deseó.
Un pequeño ser que se formaba dentro del vientre de la mujer a la que él juró proteger. Amar y respetar, hasta que, dejase de respirar. Juramento que falló desde que formalizó su relación. Una relación que nunca tuvo que continuar, pues cuando ella se marchó él descubrió la verdad.
Su verdad.
Aquella que le enseñó lo que realmente era amar sin condición.
»—¿InuYasha? —la dulce voz de la sacerdotisa lo sacó de su encrucijada. Devolviéndolo a la realidad que él mismo quiso ocultar.
—Kagome, hay algo muy importante que debes saber. Algo que quizá cambiará la manera en la que me ves.
—¿Eh? ¿Qué es lo que estás diciendo, InuYasha?
—Kagome, yo... —El medio demonio se armó de valor, levantándose del suelo. Él sin un ápice de dudas la miró y con determinación confesó—: Kagome yo, ¡no te amo! ¡Ya no te amo! ¡Yo te he engañado!
La sacerdotisa se quedó helada. Estática ante la cruel verdad que acaba de escuchar. Él no la amaba, ¡no la amaba! Y ella se sentía traicionada, dolida y fracturada.
Lo que jamás creyó escuchar salió de los labios del hanyō que le juró amor delante del altar.
Él la engañó. Sabrán los dioses por cuánto tiempo la traicionó y ella...
¿Qué es lo que realmente sentía su corazón?
El llanto la inundó y la razón se nubló. Ella solo quería escapar de la triste y cruel realidad.
Continuará...
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.¡Hola! ¿Cómo están?
Hace mucho tiempo no pasaba por aquí y la verdad no sabía si iba a regresar, pero su cariño y comprensión me hicieron recordar por qué amo tanto mi hogar. Porque la escritura es mi sitio seguro. Así que, por aquí me tendrán, si Dios quiere mucho tiempo más.
Ahora, hablemos un poco del capítulo. Fuerte, ¿cierto? Creo que Kagome jamás se esperó enterarse de esa verdad; es más, creo que jamás creyó que InuYasha la dejara de amar, pero como el tiempo pasó y realmente no sabemos qué fue lo que sucedió. Hasta escuchar todo lo que él le va a confesar.
Así que, ¿qué piensan ustedes? ¿Qué les pareció? ¿Quién creen que es quién le robó el corazón? Honestamente estoy muy emocionada por leer sus teorías.
Espero que este capítulo les haya gustado tanto como a mí.
Nos leemos pronto.
Los quiero, los quiero con el alma.
GabyJA
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Tú, eres mía [SesshOme]
FantasyColección de drabbles, viñetas, one-shot e historia cortas inspiradas en: Sesshōmaru y Kagome. Disclaimer: Los personajes de «InuYasha» pertenecen exclusivamente a Rumiko Takahashi. ⚠️¡Advertencias!⚠️ ◾Contenido explícito +18 ◾Lenguaje obsceno ◾Tem...