V1.12. HISTORIA DE ORIGEN DE UNA GAL

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Volumen 1. Capítulo 12. La triste historia de una niña rubia.

- sábado -

Me desperté a las 5:30 de la mañana. ¡Si, ya lo sé! Es un delito despertarse tan temprano en la mañana en uno de los pocos días libres que tenemos en el año escolar, pero la rutina es una costumbre que no se puede romper tan fácilmente. Pasé todos los días de mi vida despertando a esta hora que ya no puedo imaginarme un día sin ver el amanecer.

¿Qué hago para aprovechar la fresca mañana? Fácil: ejercicio. Necesito mantenerme en forma para poder sobrevivir a esta escuela.

No me malinterpreten. No es que con un físico por debajo del promedio no tenga oportunidades de permanecer, pero yo no soy alguien que se conforma con lo mínimo. Siempre estoy buscando ser el mejor en lo que hago. Así que, si estoy compitiendo en la lucha de clases, no me detendré hasta ser la persona que esté en la cima de la pirámide. No me importa a cuantas personas tenga que aplastar.

Exámenes especiales, violencia, popularidad y salud son los conceptos que se ven beneficiados gracias a mi físico. Se ha dejado claro que la habilidad académica no es lo único que se pone a prueba en los exámenes especiales. Hay algunos estudiantes que estarán dispuestos a cometer actos de violencia en contra de sus similares. Las chicas, para bien o para mal, también tienen instintos primarios y son igual de hormonales como los chicos; un buen cuerpo es un buen aliado a la hora de ligar. Y la salud ya es un tema obvio.

Me preparé un ligero desayuno para aguantar el entrenamiento de hoy. Debido al horario escolar, mi rutina de ejercicio diaria se ha visto acortada en gran medida, así que hoy sábado y mañana domingo aprovecharé para compensar los deméritos que podría tener. 6 horas debería ser suficiente para compensar ¿No es así?

Cuando tuve todo listo tomé mi teléfono para ir registrando mis datos y logros. Por suerte cada vez hay más aplicaciones que pueden ser utilizadas para medir el rendimiento físico diario. Cuando todo estuvo correcto, decidí parar un momento para revisar los últimos mensajes sin leer.

[Stalker-chan]
[Entonces nos vemos mañana. Buenas noches.]

Chiaki y yo quedamos de vernos hoy, a las dos de la tarde, para iniciar nuestra vida como miembros de un club escolar. Tengo bastante tiempo para completar mi rutina y todavía ponerme presentable para la cita.

[Mii-chan]
[Gracias por la explicación, Ayanokouji-kun.
(*°°*)╯]

Ayer tuve una llamada algo larga con Mii-chan para explicarle un tema de Historia Japonesa que no le quedó claro. Como una persona que entiende lo difícil que es para un extranjero ponerse al corriente con esa asignatura en específico no me molesta explicar una y otra vez hasta que le quede lo bastante claro.

[Puppy-chan]
[Tonto. Kiyotonto. Bakanokouji.]

Parece que Tsubasa todavía sigue enojada porque no le contesté sus mensajes cuando estaba estudiando con Mii-chan. Pensé que dejarla pasar la noche sin contestar sería la mejor ruta de acción, pero parece que solo acrecentó sus ánimos. Tendré que anotarlo en mi lista mental de cosas que no debo hacerle a Tsubasa.

Suspiré sabiendo que iba a tener que hacer algo para evitar que se frustre más. Supongo que bastará un pequeño beso en la frente. A veces Tsubasa es demasiado fácil de manipular con las pequeñas muestras de cariño. Aunque eso solo funciona para mí. No me imagino que es lo que haría si de repente alguien la abraza por sorpresa. Me compadezco de esa pobre alma.

Pensé que esos serían los únicos mensajes sin leer, pero había uno más de una persona que no esperaba para nada. No es que tuviera una red de contactos débil, pero ciertamente mis conversaciones más frecuentes son con las tres chicas a las que les respondí antes. Y aún más cierto es que ella y yo no solemos hablar por mensajes.

KIYOPON... ¿¡LATINOAMERICANO!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora