El Fin?

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Carolina POV
Conduje por no sé cuanto tiempo, ya comenzaba a oscurecer y yo no sabía donde me encontraba, lloraba a mares, no podía más, sentía que me dolía todo, me detuve en una acera y apagué el coche, busqué si tenía alguna herida pero nada más allá de las marcas en las muñecas por las ataduras
- Mierda mierda - me susurraba a mi misma mientras captaba la situación, quería volver para saber si Alexander estaba bien, no podía ser posible el maldito lío que se había ocasionado, pero de repente un timbre me espabiló
- Su celular...- lo tomé para contestar sin fijarme en el identificador
- Bueno? - contesté en medio del llanto
- Hija? - la voz de mi papá al otro lado del teléfono me calmó, casi podría decirse que me sentía emocionada en ese momento
- Si papi soy yo - el llanto seguía
- Quédate donde estás - su voz se escuchaba temblorosa, no sabía cómo me encontraría, ni yo sabía donde estaba, se escuchaban varias voces detrás de la suya
- Es ella - lo escuché decir, supongo estaba diciéndole a mi mamá que estaba hablando con él y que me encontraba bien, yo solo seguía llorando
- Tranquila mi niña, quédate ahí si? - yo asentí como si mi papá pudiera ver mi gesto desde donde se encontraba
- Ya ubicaron el celular, vamos para allá, no te muevas - tomé aun más fuerte el celular, como si de alguna manera eso los ayudara a seguir sabiendo con exactitud donde me encontraba
- Nena, cielo, mi Caro - escuché la voz de mi mamá y solo sollocé
- Mami...- intenté contestar, ambas estábamos llorando al teléfono
- Ya vamos tu papá y yo hacia allá, quédate conmigo al teléfono, no cuelgues mi vida - esperaba que estuvieran cerca, solo quería abrazarlos y estar con ellos para jamás separarme..

Pasaron unos 20 minutos cuando vi un coche de policía estacionarse detrás del coche de Alexander, en el cual estaba yo, arrinconada en el asiento, con miedo y con el teléfono en la oreja escuchando a mi mamá dar indicaciones y confirmando que eran ellos los que habían llegado; no fue sino hasta que vi a mi papá junto a la ventana del conductor que me levanté, él abrió la puerta y nos abrazamos, en medio del abrazo sentí como mi mamá se nos unía
- Mi niña, mi niña - solo esas palabras salían de ellos mientras seguíamos abrazados
- Tenía miedo...él....Alexander se quedó allá mami - dije mientras la miraba, se veía que había llorado mucho, no quiero volver a hacerla pasar por algo así
- Lo sabemos cielo, están buscándolo, no te preocupes - nos dirigimos hacia el coche de la policía, nos indicaron que nos llevarían a casa pero era importante que yo rindiera declaración, me sentía cansada, abrumada, asustada y preocupada, quería, necesitaba saber si Alexander estaba bien, pero a pesar de todo esto, el cansancio parecía apoderarse de mi y me quedé dormida.

Llegamos a casa y mi papá me cargó dentro, yo solo me acurruqué más en él, no quería despegarme de ellos de ninguna manera; entre sueños escuchaba que buscaban a Alexander, trataban de encontrar alguna forma de contactarlo, pero su coche y teléfono no eran una opción ya que yo me los había llevado
- Señor Sáez ella tiene que rendir declaración - escuché mientras mi papá me dejaba en lo que creía era su cama y la de mi mamá
- Déjela descansar por favor, ha sido horrible para ella - las voces se alejaban y yo caí rendida.

Desperté de un brinco
- Aquí estoy cielo - la voz de mi mamá me tranquilizó
- ¿Ya lo encontraron? - pregunté sin pensarlo, estaba en serio preocupada por Alexander
- Aún no mi niña - contestó para después sentarse a un costado mío, por instinto me recargué en ella
- Él me salvó ma - dije sin ánimo alguno, estaba triste, realmente triste
- Lo sabemos y por eso le vamos a estar eternamente agradecidos - me acariciaba el cabello, lágrimas recorrían mis mejillas de nuevo
- ¿Puedo ayudar en algo? - pregunté
- Podemos bajar a que declares, la policía sigue aquí - asentí como respuesta y junto con mi madre salimos del cuarto para ir hacia la sala donde al parecer había una reunión de la fuerza policial con tal de encontrar a Nicolás y Alexander
- Cómo te sientes? - preguntó mi papá mientras nos veía bajar las escaleras, yo solo me encogí de hombros, quería llorar todo el tiempo que me fuera posible
- Quiero ayudar - hablé en voz baja, uno de los policías no dudó en acercarse a mi
- Cree estar lista para declarar? - preguntó con tono de voz amable, yo asentí y me senté en uno de los sillones de la sala; al ya ser mayor de edad no era necesario que mis papás estuvieran al pendiente de lo que me preguntaban pero aún así estaban cerca
- ¿Conoce a quien la secuestró? - mierda, por qué esa pregunta de inicio
- No - comencé a ponerme nerviosa
- Cuénteme cómo fueron los hechos - prosiguió
- Hoy en la tarde llegué de comprar unas cosas para la universidad y de un momento a otro yo....solo...estaba secuestrada...- contesté
- ¿En ningún momento vio algo extraño o notó algún intruso en casa? - negué con la cabeza
- ¿Cuál es su relación con Alexander? - me quedé callada unos segundos, tenía que apegarme a ciertas cosas carajo
- Trabaja con mis papás y solo eso, supongo nos saludábamos si llegábamos a vernos pero nada más allá - procuré verme lo más natural y desinteresada posible, pero al tener los ojos hinchados por el llanto de la preocupación porque lo encuentren, el oficial dudaba, podía verlo
- Jamás interactuaron fuera del entorno laboral de sus padres - no sabía si era pregunta o afirmación
- A veces comíamos juntos en casa, pero de ahí en más nada - contestó mi mamá, a lo que yo di media sonrisa, el oficial de policía asintió
- ¿Cómo fue que escapó con el coche del joven? - se me hizo un nudo en la garganta con esa pregunta, recordé todo lo sucedido y ese...."te amo"
- Yo....él...llegó y quiso sacarme de ahí, íbamos a salir ambos, estábamos por irnos, pero Nicolás...- la había cagado en ese momento
- ¿Nicolás? - preguntó el oficial
- Así dijo que se llamaba - intenté corregirme - El secuestrador, dijo que se llamaba Nicolás y el quiso evitar que saliéramos, tenía un arma y Alexander solo me dijo que tomara el coche y me fuera - suspiré en un intento desesperado de aguantar el llanto.

El Bufete SáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora