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Llegando a casa Carmen nos preparó de comer, ella llevaba años en la familia, prácticamente me vió crecer junto con mis padres, era una señora muy amable

- Ma, me darías permiso de ir a dormir a casa de Malena el viernes? - elegí cuidadosamente las palabras, ya que desafortunadamente al tener padres abogados su confianza en la sociedad era casi nula, por fortuna a Malena la conocían o bueno, más o menos

- Estarían solas? - y ahí venía el cuestionamiento.
Después de contestar todas sus preguntas cedió, iría con Malena, obviamente no le mencioné su "plan de escape" además ni siquiera yo sabía que significaba.
Terminamos de comer y fuimos a la sala, tratábamos de pasar el mayor tiempo posible juntas ya que muchas veces su trabajo los consumía, afortunadamente siempre teníamos tiempo para hablar.

Se hizo tarde y cada quien se fue a su habitación, mi padre había avisado que llegaría aún más tarde.

Carolina
Obtuve el permiso :), ahora cuéntame tú loco plan de escape

Malena
Excelente, muy bien, iremos a una discoteca, tengo todo calculado, nadie se dará cuenta escaparemos por el patio trasero y volveremos antes de que todos se levanten

La idea me tentaba, pero era peligroso, sus padres y los míos siempre habían sido cuidadosos con nuestra seguridad, no éramos sobreprotegidas exactamente pero una discoteca nunca estaba en la lista de permisos otorgados

Carolina
Estás loca, qué tal si no se, MORIMOS AHÍ

Malena
Oh vamos señorita abogada va a ser divertido, por la anécdota

Carolina
Espero poder contarla y no amanecer en un baldío

Malena
JAJAJAJA todo va a salir bien, nos vemos el viernes wuuuu

Bloqueé mi celular un tanto nerviosa, quería ir, no era una joven que se la pasara haciendo "travesuras" así que una vez no hace daño.

Me desperté en medio de la noche por un ruido en la planta baja, asustada me levanté y abrí un poco mi puerta, escuché voces, de hombres, el pánico comenzó a apoderarse de mi, uno de mis mayores terrores era que le pasara algo a mi familia, uno nunca sabe cuando tratan casos de delincuentes todos los días

- Gracias Alexander - esperen que?
- No hay de que señor Sáez - escuché su voz, al parecer Alexander había traído a casa a mi padre, dudé en si bajar o no

- Julio, has llegado - escuché la voz de mi madre al otro lado del pasillo, al verme, me hizo señas para que bajara a saludar a papá, respiré y traté de no verme tan adormilada, me hice un chongo y bajé

El Bufete SáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora