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Alexander POV
Después de incluir los documentos y la declaración al expediente del caso, me despedí de Alejandra, la acompañé a su coche y tomé el mío para dirigirme al usual lugar de almuerzo/comida de los jefes.

Al llegar identifiqué casi de inmediato la mesa donde estaban, me acerqué y los saludé
- Que bueno que llegaste, acabamos de pedir las bebidas - exclamó Liliana sonriente, al parecer habían estado teniendo un momento familiar, ya que se les veía felices a todos, claramente Carolina cambió su semblante al verme pero se les veía bien

- Se ve que están teniendo una charla muy familiar, si gustan puedo retirarme - noté la mirada extrañada de Carolina
- No Alexander cómo se te ocurre, siéntate anda - dijo Julio mientras señalaba el asiento a un costado de Carolina, ella se recorrió, la miré serio, ella ni siquiera me regresó la mirada.
Llegó la mesera y pedimos de comer, todo iba bien, ellos platicaban de lo que fuera y a Caro le salía muy bien ignorarme
- Aquí están sus platillos - comentó la mesera mientras los acomodaba, al dejar mi plato le agradecí y me guiñó un ojo, le sonreí
- Ay Dios Mío - escuché murmurar a Caro, me reí entre dientes
- En un momento volvemos - soltó sin más Liliana, Carolina y yo los miramos extrañados
- ¿Qué pasa mamá? - dijo Caro asustada
- Solo vamos a saludar a los Robles - se levantaron y se dirigieron a dos mesas de la nuestra, Caro comenzó a comer
- Me vas a ignorar todo el día? - pregunté
- Somos mejores amigos o algo así? - me fascinaba su manera de ser tan desafiante - Por cierto, tú amiga Alejandra no pudo ayudarte con eso? - dijo mientras señalaba mi entrepierna, esa madre no había bajado desde hacía 2 horas, que mierda
- Ella no fue la que me dejó así - abrió los ojos y me miró - lo que empiezas tienes que terminarlo nena - no sabía que diablos hacía, es la hija de mis jefes, de quienes me han acogido como a un hijo y yo estoy insinuándomele a su primogénita como si fuera posible tener algo con ella
- Tú tampoco terminaste lo tuyo, así que no vengas a reclamar nada - espetó - por lo menos a mi no me duele - rio mientras le daba una mordida al pedazo de filete, suspiré y tomé vino, en un momento sentí su mano sobre mi bulto, oh mierda
- Caro - suspiré mientras veía como se mordía el labio y acariciaba mi entrepierna
- Es un maldito lugar público - susurré
- El baño del bufete de mis padres no es lo más privado que hay, disculpa - comenzó a desabrochar mi pantalón con una sola mano, quién mierda le había enseñado a hacer eso?
- Caro por favor - sentía como me acaloraba
- Por favor qué, ¿quieres que siga? - sentí su mano dentro de mi bóxer
- Mierda la tienes grande - sonrió mientras lo rodeaba con su mano, estaba muy excitado pero estábamos en un restaurante carajo
- Carolina - no podía completar la maldita frase, su mano subía y bajaba
- Qué? - susurraba mientras me miraba fijamente, pasó su pulgar por la cabeza de mi miembro, me debatía entre cuán bien se sentía y el cómo ella sabía hacerlo tan bien
- No han comido nada - escuché la voz de Liliana, me exalté, ni siquiera noté cuando habían regresado a la mesa, Carolina seguía con su mano dentro de mi pantalón
- Nos íbamos a sentir mal si acabábamos de comer sin ustedes aquí - comentó Caro, ella seguía masajeando y yo empezaba a no poder esconder la excitación
- Todo bien Alexander? - preguntó Julio, sentí como ella masajeaba más rápido mi miembro, no sabía si podrían salirme las palabras
- Si - contesté cortante, ella sonrió y sacó su mano, pude respirar pero no había terminado así que el dolor solo iba a aumentar; me abroché el pantalón de la manera más disimulada que pude
- Necesito ir al sanitario, en seguida vengo - me levanté de la mesa y casi salgo corriendo, tendría que hacerlo yo mismo esta vez.

El Bufete SáezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora