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Y así, sin esperar más, dos semanas después ese demonio transformado en cuervo se encontraba en la ventada de la habitación principal vigilando al amo de la mansión.  

Y sin duda se veía como la mierda.

Alois se encontraba acostado, sin hacer nada. Hanna apenas se dio cuenta de lo que pasaba escapo aprovechando que Claude no se encontraba, los trillizos se quedaron, les importaba muy poco Alois pero aun así le servían. Pero claro, el chico estaba en una profunda tristeza y confusión. Aun así Sebastian hizo lo que Claude le pidió, ya en su forma de “humano” toco la puerta siendo recibido por uno de los trillizos, Timber, aunque este estuviera confundió y sorprendido dejo pasar al demonio mientras informaba a uno de sus hermanos que buscase a su amo. Y, por supuesto, apenas se le aviso a Alois de quien se encontraba en su sala se vistió y corrió escaleras abajo encontrándose con el demonio, el cual, juzgaba indirectamente el té servido por el joven demonio. 
  - Sebastian…-hablo en un susurro triste el chico llamando la atención del nombrado.-Sebastian…-repitió esta vez con los ojos aguados. 
El joven se dirigió al demonio y lo abrazo escondiéndose en su pecho, el contrario solo lo miro con algo de lastima.
-Llévame con el.-Suplico calmado.-Si estás aquí fue porque él te mando.-Agrego.
Sebastian alejo al pequeño y se sentó mirándolo. 
-En efecto.-afirmo para empezar la plática.-Claude me mando, pero en este momento no se en donde se encuentra.-Mintió.
Alois suspiro y dejo caer su cuerpo en uno de los sillones demostrando su frustración.
  -¿Y Ciel?-Pregunto sin rencor, más bien, con aburrimiento o duda de no verlo con el demonio. 
  -En su respectivo hogar joven.-respondió con su típica sonrisa. 
Alois suspiro y se levantó dejando a solas al demonio tomando el té, y claro, el de negro no podía evitar su curiosidad de ver el punto de vista del chico quien subía las escaleras. Así que, luego de dejar la taza en su lugar y mirar con decepción al trillizo quien preparo la bebida subió hasta la planta alta en busca del rubio.

Luego de revisar los posibles lugares donde el chico se podría encontrar diviso una habitación no muy lejos de la habitación principal, intento entrar, ero el seguro evitaba su paso, así que, sin muchas ganas de romper cosas, pidió una llave de repuesto a los sirvientes quienes, obviamente, no se la dieron y Sebastian tuvo que derribar la puerta. Ok no. Sebastian, ya con la llave de la habitación entro siendo bienvenido por la penumbra, y eso que era de día, le sorprendía que no se filtrara ningún rayo de sol por las cortinas.    
  -¿Alois?-Pregunto sin esperar respuesta.   
Se acercó a las cortinas y las abrió dejando a la luz toda la habitación molestando al rubio quien estaba acurrucado entre las sabanas intentando descansar.
  -No, no jovencito. Son las tres de la tarde y si yo estoy aquí no te acostaras a esta hora a menos que estés enfermo.-Hablaba cual mama con su hijo en vacaciones. Alois jadeo enojado y se levantó para cerrar nuevamente las cortinas anteriormente abiertas siendo detenido por el mayor quien tomo de su brazo sin esperar una reacción  negativa, sin contar un capricho.
  -¡Suéltame!- Grito zafándose de su agarre sorprendiendo al ser demoniaco.-No me toques…-hablo en un susurro. Para ese momento en el que estaban frente a frente Sebastian se percató de lo delgado que estaba Alois, también se encontraba despeinado y se notaba que no se había bañado, tanto por su pelo como por el leve olor. Sebastian también se podía percatar de sus ojeras, que eran más visibles por su piel de porcelana. Sin duda lo estaba pasando mal.
  -Alois…-llamo el demonio al chico estirando su mano para tocar el hombro del niño, siendo detenido por el nombrado.- ¿Te estas alimentando bien?, ¿hace cuánto que no te das un ducha?-Pregunto preocupado.  
Alois lo miro con el ceño fruncido y se echó en la cama.    
  -No es algo que te deba de importar.-respondió indiferente.  
El demonio suspiro y se sentó en una esquina cerca del muchacho. 
  -Te preparare algo de comer, ¿Quieres algo en específico?-Pregunto levantándose. Alois bufo.
  -Deberías de servirle a tu noviecito, no a mí.-Hablo sin despegar la cara de su almohada. Sebastian acomodo irritado su cabello y antes de salir por la puerta su increíble mente tuvo un plan para que el mimado le haga caso.
  -No te preocupes, mi “noviecito”-decía entre comillas.- está siendo cuidado por tu mayordomo.-relevo con una sonrisa.

Alois se levantó bruscamente de la cama al entender de quien se refería el demonio y se sentó en la cama alterado.
  -¿¡No era que no sabías donde estaba!?-Pregunto extasiado.
  - Al único que no le puedo mentir es a mi amo.-Hablo cortésmente recibiendo una mirada molesta.-El me pidió que venga y vea en qué estado te encuentras y…-miro burlonamente.-hay mucho que decir.-dijo mientras Alois le sacaba el dedo del medio.
-Lévame con él, por favor.-rogo el chico acercándose a su contrario para tirar de su uniforme. 
-Oh no, no jovencito.-le hablo mientras tomaba de sus muñecas para alejarlo.-No tires de mi chaqueta por favor.-pidió amablemente.-Sí. Te llevare con Claude, solo si me haces caso.-Puso su condición. 
  -¡Sí!-Grito esperanzado.-Hare lo que quieras, solo llévame con él…-Volvió a suplicar.  
El demonio sonrió y aclaro su garganta.
  -Si ese es el caso, vuelvo a preguntar. ¿Quiere algo de especifico de cenar?-Alois bufo.

Y así fue.

En menos de una hora el conde de la mansión ya se encontraba comiendo una pasta hecha por el mayordomo de su archienemigo, pero en ese momento no tenía ganas de pensar si eso estaba envenenado. Mientras comía observaba a Sebastian quien analizaba la habitación detenidamente. Todo iba bien hasta que la voz del más grande su escucho.
  -¿Ese es el baño?-Pregunto señalando con su dedo índice la habitación recibiendo una acentuación de cabeza por la parte contraria. Entonces, se aproximó al cuarto señalado despertando la curiosidad del enano.
  -¿Qué harás?-Le pregunto.
  -Te preparare el baño.-contesto simple.
Alois se ahogó con la comida.
  –No me bañaras.-Le afirmo al demonio. 
El ser demonio paro en seco para mirar al chico con cara de “¿enserio?” para luego poner pose de diva mientras apoyaba mi mano en la cintura.
  -¿Y cómo hacemos?-pregunto como maestra cuando vas a pedirle que no te mande a diciembre.-Por que dudo que tú te puedas bañar solo y sé que no dejaras que los otros tres te toquen.-Aseguro para ambos mientras el otro bufaba molesto mientras se cruzaba de brazos.

Y bueno.

Eso también se logró, aunque claro, unas pataleadas y golpizas por parte del menor no faltaron.

Sin dudad Claude le debía mucho. Demasiado, diría Sebastian. 



























Pero claro, no sería tan fácil, pues Claude claramente le dijo a Sebastian antes de que salga:
  -Si lo traes aquí tu familia está muerta.-
















Bueno aquí está el cap once,espero les guste  

Besos💝

Palabras;1195

Reencribiendo la historia (Sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora