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-¿¡Donde esta!?-Se escuchó un grito de tono fino desde arriba. Ciel rodeo los ojos mientras acomodaba su camisa.







Mientras Sebastian servía el té a su amo se comenzó a escuchar las puertas azotarse, todas, sin excepción. Sebastian las contaba. 
  - Unos, dos y…-Se escucharon los pasos fuertes del rubio bajando las escaleras.-Tres…- 
  -¡Claude!-Gritaba.
El ceño del conde Phantomhive estaba por explotar.   Luego de escuchar los pasos corredores Alois llego a al comedor y se quedó quieto unos minutos, luego, sus ojos se llenaron de brillo. 
  -¡Ciel Phantomhive!-Dijo felizmente mientras corría hacia el nombrado, siendo, obviamente, detenido por Sebastian quien lo tono del torso y lo sentó a la derecha de la posición del conde.  
  -Le recomiendo que se comporte, está en casa ajena, Conde, Trancy.-Hablo lo más educada y tranquilamente posible. Mientras, ponía una taza frente al joven quien hacia un puchero mientras se cruzaba de brazos.  

  -No es justo…-Hablo berrinchudo.- ¿Dónde está Claude?-Pregunto mirando a Sebastian quien le servía chocolatada, pues el chico acababa de despertar y si no consumía azúcar se dormiría antes de que suenen las tres de la tarde
-Claude salto por la venta cuan-Quiso revelar Ciel pero fue interrumpido por Sebastian al taparle la boca rápidamente mientras decía: 
-Mi amo acaba de despertar al igual que usted, no se sorprenda si dice cosas sin sentido o acciones que para nada Claude haría.-Explico con una sonrisa cerrando los ojos dejando que Ciel le quitase de su boca la mano.
-¿Qué mierda Sebastian?-Se quejaba el del marche en el ojo.
Sebastian puso su dedo índice nuevamente en la boca del joven. Dándole la señal de no insultar ni hablar de cómo Claude salio corriendo apenas escucho “A”. Ciel solo rodeo los ojos molesto. 
-Enserio que ustedes son raros…-afirmo el de ojos celestes.   

Luego de ese incomodo desayuno Alois recorrió toda la casa, intentando entrar a cada habitación que se le permitiera para ver absolutamente todo, y claro, la oficina del conde también contaba como habitación. Habitación, la cual tenía la puerta sin seguro, pues Ciel no imagino que Alois entraría tan bruscamente, pero, por suerte, su estómago estaba bien oculto. 

  -Oh… veo que esta es tu oficina…-Hablaba mientras se acercaba al joven mientras veía todo el papeleo que se encontraba en su escritorio.
  -¿Qué quieres?-Preguntaba sabiendo que no habría respuesta, pues el rubio ya había encontrado una silla y estaba muy concentrado intentando entender de que trataban las hojas llenas de letras y a veces números.
-Ya veo porque estas tan ocupado… ¿Enserio terminas todo esto en un día?-recibió como respuesta una simple acentuación de cabeza por parte contraria.- ¿Cómo lo haces? Yo no puedo ni siquiera hacer una simple ecuación sin ayuda de un borrador.-Revelaba el joven de ojos celestes siendo observado con la mirada sorprendida del Phantom. 
  -¿Qué Claude no te daba clases sobre todo esto?-Preguntaba.
  -Si… pero no le prestaba atención…-Aseguro un poco triste por tener que decir las oraciones en pasado. Luego de unos tres minutos de estarlo pensando decidió que debía preguntar.-Ciel…-

El nombrado levanto la mirada esperando que hablara  

-¿Claude hablo de mí mientras estuvo aquí?- Planteo nervioso con la mirada baja. Ciel sonrió internamente recordando como hizo sufrir a la araña esos tres días.
  -No.-contesto simple haciendo que el rubio suspirara, pero debía darle una pequeña esperanza.-No dijo nada frente a mí, pero escuche lo que le dijo a Sebastian mientras yo supuestamente “dormía”-relevo haciendo comillas.

El brillo en los ojos celestes se hicieron presentes.
  -¡Dime que dijo!-Ordeno indirectamente mientras se levantaba bruscamente y golpeaba con ambas manos el escritorio del conde. Ciel solo lo observo, no podía creer que ese pequeño ilusionado le había arruinado la vida. O más bien, pensaba arruinarle, por segunda vez, la vida en unos meses.
-No te lo diré.-Hablo claro.  
-¡Ciel!-grito caprichoso alargando el nombre. 
  El nombrado solo negó con la cabeza mientras seguía revisando papeles.  
Así siguió e insistió el oxigenado hasta que unos santos golpes hicieron que por fin cerrara la boca.
-Pasa Sebastian-Ordeno felizmente el conde.  

Sebastian se hizo paso a la habitación viendo confundido a Alois.
-Joven Trancy…-Le hablo lo más dulce posible.-hace menos de una hora lo deje en su habitación pidiéndole que se quedara ahí.-Recordó pacifico. 
  Alois rodo los ojos y comenzó a columpiarse en la silla tomando unos papeles de la mesa fingiendo que los revisaba.  
-Si…bueno…-decía intentando buscar palabras para explicar.-No conocía la mansión…y estaba aburrido…-explico intentando parecer desinteresado mientras era observado por la mirada penetrantemente delicada del demonio.       
-Entiendo…- El mayordomo se acercó al escritorio tomando y acomodando los papeles que Alois desacomodo colocándolos a un lado del conde quien dejaba de hacer su trabajo para recibir su te.-Aquí esta joven amo…me dijo que quería algo dulce así que le prepare un té de canela con un trozo de tarta de chocolate.-Dijo poniendo lo nombrado frente a su amo.   
-Gracias.-Le agradeció.-   

El rubio miraba al dúo con una sonrisa juguetona, cosa que molesto de sobre manera a Ciel, así que antes de tomar el primer sorbo pregunto: 
-¿Sucede algo?-mientras esperaba comenzó a tomar de la bebida.  
El preguntado puso sus codos en la mesa y con sus puños cerrados sostuvo su cabeza mientras que movía las piernas de adelante hacia atrás.  
-¿Ustedes son pareja verdad?-pregunto sin rodeo y de golpe haciendo que Ciel se ahogara con el té y Sebastian se acercara a él para tocarle la espalda preocupado.   
-Alois, no debe de decir algo así de repente sabiendo que erra en su pregunta.-regañaba el sirviente al niño. 
-Sí, si como digas viejo.-dijo para luego levantarse y acercase a la puerta.-Ciel, deberías de bajar de peso.-recomendó para luego salir de la habitación.  

Ciel miro a Sebastian sabiendo que debían tomar más precauciones con su vientre. 
  -Le llevare su merienda a Alois.-hablo para cortar el silencio en la habitación.-vuelvo en unos minutos.-Aseguro.       
Ciel solo se quedó sentado viendo como la puerta se cerraba, luego de quedarse completamente solo y que Sebastian estuviera lo suficientemente lejos se acercó a su librería para comenzar a buscar un libro, un libro de nombres para bebes. Sabía que lo tenía por algún lado ya que Lizzy se lo llevo para que lo guarde cuando nazcan sus futuros hijos. Aunque Ciel sabía que eso nunca iba a pasar, por lo tanto lo tiro en algún lado de su oficina y luego Sebastian lo guardo. 

Al encontrarlo se sentó en su sillón y comenzó a ojearlo. Paso por varios nombres tanto de mujer como de hombre, Maia, George, Mía. Ninguno le convencía. Además de que no sabía que eran los bebes, por lo tanto tendría que elegir dos nombres de ambos géneros.
-¿Busca nombres para los pequeños Conde?-se escuchó detrás de Ciel haciendo que le dé un escalofrió.
-¿Qué quieres Undertake?-Pregunto cerrando el libro y dejándolo en sus piernas para tomar la taza de té.

Pues esa voz se conocía desde kilómetros. El shinigami se sentó frente al menor.
  -¿Cómo va su embarazo joven?-le pregunto mientras lo observaba de pies a cabeza.-Veo que tiene un invitado no deseado.-Visto en su mirada juguetón.
-Si…-      
-Pobrecito…-Se burló.  

  El de pelo azul solo le saco el dedo del medio.  
-Bueno, ya, en serio, ¿Qué quieres?-Volvió a consultar.   
-Bueno…después de investigar un poco encontré la forma de ver como se encuentran los bebes específicamente y con más seguridad…y quizás saber cuáles son sus géneros-miro al conde con sus ojos verdosos.   

El embarazado abrió los ojos de par en par apretando con fuerza el libro que estaba en sus piernas.   





Bueno chikes, espero que les guste el cap.  
Perdón por tardar tanto jajá. 

Ustedes van a decidir los nombres de los bebes, obviamente cuando se sepan sus géneros, así que vayan pensando jsjs.   

Besos   😘
Palabras1335

Reencribiendo la historia (Sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora