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  Ciel la observo aun desconfiado.  

Aun así, se fueron hasta la habitación principal donde el conde se recostó en la cama.
-Bien Ciel.-le llamo indirectamente la chica mientras acomodaba sus cosas.-Iré a buscar unas cosas que me deje abajo, ya vuelvo.-  

El conde suspiro intentando aliviar la tensión que sentía.  
-No confió en esa mujer…-Fueron las palabras que asustaron al peli azul, pues no sabía que Alois estaba sentado a su lado.-Ay perdón.-rio bajo y se disculpó al ver el pequeño salto que dio el contrario. 
-Lo se…siento que su visita no va a ser buena.-  
-Bueno Conde…-hablo la mujer entrando nuevamente a la habitación.-Por favor destápese la zona del estómago.-Le ordeno mientras entraba con un ecógrafo. 
Tanto Alois como Ciel entraron en guardia, no sabían que era esa máquina ni para que servía.
-¿Qué es eso?- pregunto el rubio acercándose a la máquina y a la mujer sentada al lado.  
-No se preocupen, es un ecógrafo, esto permitirá ver en tu interior.-Busco una forma más fácil de explicarlo ya que los chicos no la entendían.-Es para ver a tus bebes.-resumió.

Así, Ciel se levantó la remera y bajo un poco sus shorts tal y como lo decía Evolett. Entonces, coloco el gel recibiendo un escalofrió contrario.  
-¿Es así de frio?-Pregunto mientras intentaba no reír por el frote de la shinigami en su vientre.

Ella asintió.  Así, apoyo la pequeña máquina y la visión de los presentes se dirigió al ecógrafo.  

   Donde los jóvenes quedaron impactados. No sabían que tanta tecnología podía existir en una máquina.
-¿Ves esas cositas blancas?-Pregunto señalándolas. Ciel asintió levantándose un poco para verlas.-Esos son tus bebes.-Sonrió.   
  El o la, madre o padre, sintió felicidad, esa que no sentía hace tiempo. Felicidad de verdad. Esa calidez y sostén emocional que le faltaba. Así, le gano la emoción, el simple hecho de ver a lo que el mismo le daba vida era simplemente mágico. Por ese instante no sintió preocupaciones. Sabía que sus bebes estaban bien. Así que él podía estar bien.  
-Wow.-Dijo cortante Alois.-Esas cosas te van a arruinar el cuerpo.-Tenia que echar a perder el momento.

Evolett rio bajo. Ciel rodeo los ojos mientras tocaba tu vientre. 
-Ellos… ¿Están bien?-De hecho, se lo preguntaba más a el mismo que a la dama quien lo atendía.   
-Sip.-Aseguro.
-¿¡Como que si ellos están bien!?-Grito el oxigenado señalando el ecógrafo.-¡Literalmente son hijos de un demonio mega extra poderoso!, ¿¡Enserio piensas que uno o dos accidentes les hará algo!?-No dejo de gritar.         

-Y…. ¿Ya se sabe que es?-Pregunto lleno de nerviosismo y a la vez curiosidad.  

   Evolett  hizo una mueca mientras movía el aparato por el vientre de Ciel; 
 
-Es difícil saber, aunque crecen a un ritmo apresurado no se logra diferenciar mucho.- Ciel sentía que sin duda mentía, pero prefería no hacer un escándalo.








-Necesito hablar contigo William.-  
  Dicto en forma de súplica el demonio al shinigami. El mismo solo acomodo sus lentes.       

Luego de llevar a la chica a un lugar seguro ambos hombres se encontraban en la mansión. Esa donde ocurrió todo. 

-¿Sabes de que quiero hablarte?-Le pregunto a su contrario mientras le servía el té.
  -Me hago una idea.-Le contesto para tomar el té y beberlo.-Y si es lo que creo…-Pauso.      
-Ciel y Alois no están. Prácticamente desperté y ellos ya no estaban.-Le explico con la mirada gacha. Pues no era momento para pelear o demostrar quién es más fuerte o serio ante situaciones así. Sus hijos, su amo, al mismo tiempo gran amor, y un niño muy apreciado por su rival estaban desaparecidos.  

William dejo la taza en la mesa y mientras acomodaba sus lentes suspiro mirando al cuervo penetrantemente.  
-Pues no sé cómo ayudarte…-Sebastian se levantó a punto de decir algo, pero fue interrumpido.-Ya que yo también estoy buscando a Grett.
  El, al igual que tu amo y el de Claude, desapareció en la mañana.-relevo.  
   Sebastian cayó nuevamente en el sofá sentándose impactado.

   No lo podía creer, algo definitivamente estaba pasando, algo que, sin duda, afectaría a Ciel, y a sus bebes. 
Alois, Ciel, Grett y posiblemente Undertake desaparecieron sin dejar rastro. Lo que más le preocupaba era Ciel, ¿Cómo haría para sobrevivir?, aunque tuviera todo, no sabe nada.  

Sebastian estaba muy preocupado, muy.
William no sabía qué hacer, así que, al no poder ayudarle decidió despedirse e irse.
-Si me entero de algo te lo diré.-le informo al mayordomo antes de salir.-espero hagas lo mismo.-
Sebastian solo asintió y, aun con la mirada baja, cerró la puerta.  

Simplemente no sabía qué hacer.

No lo sabía.

Pero, lo que si sabía era que Undertake, quiera o no, tenía que ver. Así, con toda su ira encima, se dirigió nuevamente a la vieja funeraria y se descargó ahí, rompió y tiro todo lo que veía, rompió ataúdes, velas, vestidos para los cadáveres. Todo. Absolutamente todo. No lo hacía con la esperanza de que el de pelo blanco apareciera, sino, solo era para descargarse, tenía muchos sentimientos encontrados, sentimientos que no conocía y que no sabía cómo afrontarlos.  

Porque nunca los había sentido.

Así, sin más, se fue. 

Intentaría buscar a su amado y a sus bebes por otros medios. Los que sea, pero los encontraría.
























  -bueno….-se escuchó la voz gentil y fina del shinigami entrando a su lugar de trabajo.-No sabía que, solo por llevarme un día a un pequeño, se desataban unos cuatro o cinco huracanes que solo me afectaban a mi…¿O no Grett?-Le pregunto al de rojo quien estaba en un rincón de la habitación, entre las sombras. 

Este solo asintió, serio, pues solo quería conseguir el amor que un día, sin que le perteneciera, se le quito. Porque si, aunque ni el mismo lo crea, se había enamorado del mayordomo demonio.

Sebastian Michaellis.    

  Todos esos encuentros, todos esos coqueteos lujuriosos, absolutamente todo. Fue verdad. Grett estaba perdidamente enamorado. Aunque claro, el destino no le favorecía. Pues, beta fue a nacer, o ser creado, ni él lo recuerda, no tuvo infancia que le explique de donde salio. Pero le molestaba el simple hecho de no poder entender a los alfas u omegas, se le hacía insoportable. Aunque en la jerarquía demoniaca, sobre géneros, los gammas sean los menores de todos, los alfas lo primeros, los betas los segundos y luego los omegas, los betas no entienden, ni nunca van a entender, lo que es sentir un celo, o las simples feromonas.

  Y, cuando Grett se enteró por medio de William que Sebastian y Ciel estaban formando a dos bebes, le hirvió la sangre, le quito las ganas de vivir y le rompió el corazón.     Por eso prefirió seguir el terrorífico plan de Undertake, aunque sabía el daño que causaría, lo quería hacer, el odio que le tenía a Ciel era tal, que no importaba lo que debía de hacer, Sebastian debía ser suyo.  

-Bueno ya que, luego acomodare.-se dijo a sí mismo el de ojos verdes mientras se levantaba de estar arrodillado para salir caminando hacia afuera.-Vamos Grett, Evolett terminara en un rato, y viajan al futuro no es muy rápido que digamos, no la dejaremos esperando, ¿verdad?-pregunto con una sonrisa a quien ni siquiera le dirigía la mirada.  

-Solo prométeme que todo saldrá como quiero.-Dijo sin mucho rodeo el pelirrojo. 

  Undertake dejo de sonreír por un segundo y luego siguió caminando. 
-Si lo que yo quiero sale bien, lo que tú quieres saldrá excelente, recuerda Grett, solo si yo logro mi cometido, y tu colaboras tal cual te lo digo, todos saldremos victoriosos.- Le contesto, sin dudar y un poco de forma amenazadora.

Así, los dos siguieron caminando.












Bueno me demore un poco mucho jaja

Espero les guste y gracias por las 2K de visitas💖💖💖

Reencribiendo la historia (Sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora