26

14 2 0
                                    

Él suspiro y me abrazo suavemente, tomando una bocanada de aire para hablar.

Y así, nos desahogamos, lloramos y recordamos a esos que en ese momento no estaban, y que sabía que cuando estemos en su época tampoco estarían, ya que no estaban en mi mente.

  Luego de mirarlo un rato recordé que los gemelos no se harían solos.

-Sebastian…-Susurre fingiendo recordar algo.

El solo me miro.

-Una vez, recuerdo yo, que soñé con que tú te me declarabas.-Mentira. Nunca en mi vida soñé eso, pero necesitaba estar en una situación sexual.-Luego no quería verte de la vergüenza.-

  El rio levemente y acaricio mi cabello.

-Que loco…-Susurro él.

Mi plan no estaba funcionando.

-¿Sera que en ese momento si estabas enamorado de mí?-fingí bromear, el sonrió y beso mi frente.

-Tal vez…-Hablo el, íbamos por buen camino.

-¿En serio?-Pregunte “inocentemente”.

   El asintió y me desvió la mirada.

-Sabes…te lo he ocultado por mucho tiempo, y dime raro o hasta degenerado…pero soy un demonio, a nosotros no nos importa la edad.-

Si claro, eso ya lo sé, díselo a la monja.

Yo solo lo miraba, intentando verlo con sorpresa para que no sospeche.

-Pero desde que tenías unos trece te he visto de un manera amorosa.-Me confeso algo avergonzado.

Aparente estar avergonzado, pero claro, ya lo sabía.

Abrí levemente mis ojos y me escondí en su pecho, el sonrió avergonzado y me beso en el cabello.

-¿Has pensado en hacerme “eso”, algunas vez?-Claramente me refería a sexo. Si no entendía se estaba haciendo el tonto.

El suspiro y espero un momento, buscando las palabras correctas.

-Se puede decir que…-dejo un poco de suspenso.-si…-Admitió, yo, aun escondido en su pecho, sonreí internamente.

  Lo mire con claras intensiones que el leyó a través de mis ojos.

  Me acaricio el pelo y dio leves suspiros, acariciando l mismo tiempo mi espalda.

-no…-Susurro sonriendo cariñosamente.-no puedo hacerte eso…-

Advirtió, más para sí mismo, que para mí.
Sonreí levemente y le di un corto beso en los labios. El claramente se sorprendió, pero que podía hacer, me miro un rato y luego se me abalanzo besándome apasionadamente.

  ¿No que no podías hacerme eso? Demonio pervertido.

Pensé en ese momento.

               En fin.
 

                El imbécil me hizo gritar, si, ¿me dolerá mañana?, claro que sí.

























-Mm…-Jadeo mientras rascaba con mi puño mi ojo, despertando.

  Al estar ya más consiente, vi a Sebastian, estaba sentado en un rincón de la cama.

-¿Qué pasa?-Le pregunte levantándome y sentándome a su lado.

.Algo está pasando.-Aseguro serio.-Estoy casi seguro de que estamos en el pasado.-Me miro preocupado, creyendo que yo reaccionaria igual.

Reencribiendo la historia (Sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora