Lady in waiting - Terminada

CAPÍTULO DIECISÉIS - IMPRUDENTE

EMILY BYRON

Normalmente, cuando William Guest viaja, sale de noche de Benston o muy temprano, por eso me sorprendí ayer al salir a las diez de la mañana. Me había dicho que preparara mis ropas para pasar dos días fuera de la casa y eso hice, por lo que me daba igual el salir antes o después.

Aun así, no pude evitar sentir curiosidad y al llegar a Oxford, le pregunté a James, que me aclaró que el señor William prefirió salir a una hora menos peligrosa, ya que yo viajaba con ellos, puesto que viajando de noche la posibilidad de que algún maleante nos atacase era mucho mayor.

—¿Qué le ha parecido la ciudad hasta ahora? —me pregunta el señor William, en cuanto acabamos de desayunar.

—Ha sido muy amable por vuestra parte que me hayáis invitado al recital musical en el Teatro Sheldonian —les agradezco la invitación de ayer por la noche.

—No pensábamos ir, si lo hicimos fue para que usted asistiera. Seguro que no había ido antes a un teatro —me dice el señor William que, últimamente, está demasiado pendiente de mí.

—Pues con más razón, debo agradecerles vuestra amabilidad.

—Cuando estemos en Londres, le llevaré al Real Observatorio de Greenwich.

—No hace falta que se moleste, señor William —le contesto, un poco avergonzada por todo el empeño que pone en complacerme.

—Si habéis terminado con agradaros el uno al otro, agradecer y negar que sea necesario, me gustaría tomar el carruaje para poder reunirnos con el señor Sturgeon —nos interrumpe James, dejándome más abochornada aún.

—¿Nos quiere acompañar, Emily? —me pregunta el señor William.

—No quiero entorpecer vuestro trabajo —le respondo en voz baja.

—¡Tonterías! Sé que ha leído a Newton y los estudios de Oerted, así que le resultará entretenido lo que estamos tratando con Sturgeon —me dice William antes de abrir la puerta del carruaje y hacer un gesto para que suba.

No sé si aún sigue preocupado porque no le perdone su engaño, cuando se hizo pasar por un trabajador de la propiedad de sus padres. Ya le he dicho que no debe preocuparse, ha pasado más de un mes y, tras molestarlo durante ese tiempo, he decidido que se ha ganado su perdón.

James tiene razón y en el fondo no lo hizo con maldad, solo quería conocerme y ser mi amigo sin que su posición social entorpeciera su objetivo. Además, no lo planeó, sino que solo se aprovechó de mi confusión e intentó decírmelo, aunque yo no se lo permití.

***

Si todas las reuniones que tienen James y Billy son como a la que acabamos de asistir, su vida es de lo más interesante. El señor Sturgeon está realizando diferentes estudios referentes al electromagnetismo, con los cuales colabora Billy económicamente y aportando algún conocimiento o idea.

Me era totalmente desconocido que a Billy siempre le haya atraído la filosofía natural, sobre todo la física y la química, incluso ha desarrollado algunas de las máquinas que utiliza en sus fábricas el mismo.

—Así que no es un noble soso y sin materia gris —bromeo con James mientras esperamos a que los dos Williams terminen de hablar, Guest y Sturgeon.

—Lo conoce y sabe que es inteligente y muy conocedor de la filosofía natural —me riñe James.

—No obstante, no entiendo por qué se esfuerza tanto. Con lo que tiene, podría vivir mejor que cualquier rey europeo —exagero.

—Sé que está bromeando, pero no anda mal encaminada. Una vez la escuché discutir con la señora Guest sobre la renta de diez mil libras anuales que recibía el señor Darcy, el personaje del libro de Orgullo y Prejuicio, como algo imposible. No creo que Billy tarde mucho en alcanzar dicha cantidad antes de recibir la herencia de sus padres.