3: Tu familia te entristecerá

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Severin

¡Ah, creo que toqué su cosa!

Enumeremos todo lo malo que ha ocurrido desde que desperté: Termino en el dormitorio de los chicos, me hago popular de la noche a la mañana porque Renart nos saca una foto, la publica y dice que somos novios, luego me amenaza. Para colmo, le pego, pero no funcionó, ya que escapo de su cuarto y él está por completo sano, entonces resulta que me choco con su amigo y...

―No sé si sentirme halagado o ultrajado ―aclara el muchacho, en el que me caí encima.

―¿Qué tienes con los genitales? ―se burla Renart―. Y deja de caerte, por favor.

Me levanto rápido, siento cólera y mi cara está toda roja. No sé si de la vergüenza o del odio, pero lo quiero estrangular. Me acerco al chico más popular del instituto para decirle sus verdades. Luego me callo, viendo a toda la gente que nos está observando. Sonrío y le doy unas palmaditas en el hombro.

―Ay, amor, eres tan gracioso.

―¿Por qué andas tocando los genitales de Norman? ―insiste.

Mantengo la sonrisa forzada.

―Qué feo nombre.

―¡Todavía estoy aquí! ―se queja el mencionado y se levanta, aproximándose hasta nosotros.

―Cállate, Normie ―aclara Renart, sin dejar de mirarme―. Esto es una conversación de pareja.

―¿En serio estás con ella? ―Lo ignora el rubio, entonces me mira de arriba abajo―. Es linda, pero me parece curioso que justo ayer te rechazó y de la nada ahora es tu novia, ¿quieres demostrar algo?

¡Lo que dije! Aunque no puedo darle la razón en mi posición actual.

Renart al fin lo observa, se ve molesto.

―¿No tienes algo mejor que hacer? ―se queja.

―¡¿Por qué me tratas así?! ―Se abraza a sí mismo―. ¡¡Si ella fue la que intentó abusar de mí!!

―¡¡No fue mi intención!! ―me defiendo―. ¡¡Me caí!!

―¡¡Todas dicen lo mismo!! ―Dramatiza el Normie―. ¡¡Te caíste a propósito!!

Estos chicos de la élite, van a hacer que me arranque un ojo, de lo mucho que ya me está titilando.

―Cariño ―le comento a Renart y hago otra sonrisa forzada―. Me voy a ir, tengo muchas cosas que hacer.

Gira sus ojos verdes hacia mí, entonces me observa de forma intensa, como si la maldad saliera sola de su visión, luego lo complementa con una sonrisa de confianza.

―Claro, cariño ―contesta, tranquilo―. Hay que organizar mejor nuestros horarios, pero puedes irte por ahora.

No le respondo y me giro, mientras el amigo sigue gritando.

―¡¡Deja de ignorarme!!

Me alejo lo más que puedo y me marcho directo a mi otro infierno, mi querida casa. Hogar dulce hogar, la ironía de la existencia. Ojalá poder decir que no es sarcasmo, pero la verdad no importa, una se termina acostumbrando.

Llego a casa, la puerta no abre, se atascó. ¿Cuándo Jaled piensa arreglar esta porquería? Empujo y creo que pisé algo. Ay, mierda, el perro hizo sus cagadas donde no debe.

―¡¿Hay alguien en casa?! ―digo en alto.

Llego a la cocina y veo a mi hermano, tecleando en su laptop.

Tu secreto te condenará #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora