6: Tu secreto te golpeará

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Severin

Camino por los pasillos de la universidad y oigo bastantes murmullos. Quizás a esto se refería Renart. Gente opinando, incluso fuera de las redes sociales. ¿Qué no tienen nada mejor que hacer? Se ve que no.

Una me pone el pie, así que me caigo al piso, luego se gira y se ríe al observar su malvada hazaña.

―¡Ups!

Me levanto, furiosa, para matarla, pero visualizo a Jennifer venir y a algunas personas más, las cuales se entrometen.

―¡¿Qué te pasa?! ―le grita la rubia―. ¡¿Cómo vas a golpear a la novia de Renart?!

―¿Estás bien? ―Me agarra las manos una chica castaña.

―Qué desfachatez ―opina un pelirrojo y me doy cuenta de que es Stevy, el chico que estaba sirviendo los tragos, el día que me puse borracha.

―¡¡Desfachatez son ustedes!! ―Se entromete otra persona, que al parecer también está en mi contra.

De repente, sin darme cuenta, esto es como un enfrentamiento entre fans y haters. Lo mismo que en las redes, pero en persona. ¿Así que esta es la popularidad? No sé si parezca buena o mala, pero yo me iré con sigilo. Le doy unas palmaditas a la chica que me sostiene la mano, me tiro al suelo y me arrastro por la multitud mientras todos pelean o discuten. No sé si son puñetazos o insultos lo que se están dando, pero no quiero averiguarlo.

Llego a mi clase e intento pasar lo más desapercibida posible, pero la gente sigue murmurando. El profesor los calla al menos un poco y cuando termina la primera hora, llegado el descanso, mi paz muere, pues veo entrar a Renart al aula, entonces todos vuelven a cuchichiar. Más cuando se aproxima a mi pupitre, apoya las manos en este y acerca su cara a la mía.

―¡Y ahí está mi hermosa novia! ―exclama, sonriente.

Lo miro con cara de asesina.

―¿Qué haces aquí? Ya acomodamos nuestros horarios.

―Ni tanto. ―Mantiene la sonrisa.

Lo agarro de la corbata y lo aproximo más a mi rostro.

―Cariño ―digo en voz baja―. Tuve un rato muy nefasto, no molestes.

―Por eso te dije que era mejor que te acompañara, mi amor.

―¿Por qué vienes sin avisar? No habíamos arreglado esto.

―Los novios no tienen horarios, solo sorpresas para sus novias.

―Mejor sigamos esta conversación afuera. ―Presiono los dientes.

―Me parece... bien. ―Termina la frase cuando le tiro de la corbata para que camine fuera del aula―. Qué agresiva, ¿así también eres en la cama? ―Se ríe y lo empujo a la pared―. Auch, más despacio.

―¿Qué te pasa? ¿No puedes dejarme en paz un minuto?

―Técnicamente, fue una hora en la que te dejé en paz, así que sí pude.

Me alejo de él, soltándolo, y le doy la espalda, cansada.

―No puedo hacer esto. ―Me cruzo de brazos―. Es más fuerte que mi poca paciencia.

―Si no lo haces, todos descubrirán de quién eres hermana.

Me giro, furiosa, lo agarro de la chaqueta y hasta casi le pego otra vez en la entrepierna. No iba a fallar en esta ocasión, pero me abstengo, pues no sirve de nada la violencia.

―¡¡Agh!! ―grito, echando más furia, luego retrocedo.

―Te vas a estresar ―opina, tranquilo, luego mira para ambos lados del pasillo―. Suerte que no hay nadie pasando, te iban a tratar de loca. Necesitas dejar de llamar tanto la atención, si quieres proteger tu secretito. ―Ríe otra vez.

―Si alguien se pone a investigarme por tu culpa...

―Ya tuvimos esta conversación, tengo todo controlado, pero si te hace sentir más tranquila, puedes usar mi apellido.

―¿Qué? ―Quedo en shock.

―Ya sabes, como una especie de prometidos o esposos, Severin de Nowell. Si te investigan, saldrá mi apellido y problema resuelto. Puedo pagarle a alguien para que se encargue de cualquier documento o red social en donde te busquen.

―No, gracias, prefiero La_Raris1.

Enarca una ceja.

―¿Disculpa?

―Nada, cosa mía ―digo sin importancia.

―¿En serio uno de tus usuarios es ese?

―¡¡No lo hice yo, lo hizo una compañera, es la única cuenta que tengo, porque las borré todas luego de...!! ―Me callo, recordando a mi hermano, luego suspiro―. Como sea, solo dime cuáles son mis ratos libres, porque parece que quieres ocupar todas mis horas.

―Mi novia no puede tener ese nombre de usuario.

Se quedó solo con lo que le conté de la cuenta. ¡No me escuchó ni un poco! Debí avalar la violencia y haber golpeado sus partes. Al menos así me sentiría triunfadora. Lo odio. 

 

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Tu secreto te condenará #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora