30: Tu aventura te visitará

140 28 0
                                    

Severin

Me siento liberada al aclarar las cosas con Renart, incluso aunque no hayan sido mis sentimientos lo que confesé. ¿Debería sentirme afortunada porque terminé durmiendo con él otra vez? ¡DORMIR, NO MALPENSAR! Ese debería ser el cartel que tendría que tener en la frente.

Despierto, temprano en la mañana, entonces lo observo mientras él sigue en un profundo sueño. Mis mejillas están llenas de calor. Nunca imaginé que lo observaría de esta manera. Todo esto es falso, tan solo debería decirle y se volvería real.

―Re...

―¡¡Hola, gente del inframundo!! ―Entra Norman al cuarto, golpeando la puerta―. ¡¡Ya llegó su rey, Hades!!

Renart se despierta y se sienta, le tira un almohadón con tanta fuerza, que lo tira al suelo, sin siquiera fallar ni un poco.

―¡¿PUEDES ACTUAR NORMAL UN DÍA?! ―se queja mi falso novio.

―Discúlpame, Morfeo. ―Se levanta del piso de un solo salto―. No te vi que estabas con tu diosa.

―Norman no es normal. ―Me río, así que el humor de Renart cambia, considerablemente―. ¿Qué? ―Me sonrojo al ver su sonrisa.

―Nada. ―Se me queja mirando, enamorado, el pelinegro.

El rubio, por su parte, sigue con su cosa de dioses.

―Ay, hay amor en el Olimpo ―se burla.

―Normie... ―Gruñe, Renart―. Vete.

―¡Mejor me voy yo! ―Reacciono, alterada, y me levanto de la cama―. ¡Hubo muchas conversaciones profundas ayer y necesito despejarme!

―¡¡No me dejes con el loco!!

Me río mientras continúo corriendo. Sé qué le dice así, pero es obvio que se llevan bien. Necesitan pasar más tiempo juntos y yo aclarar mis ideas.

Llego a mi casa, entonces noto la reja abierta. Qué raro, o sea, siempre está apoyada, pero parece que hubo visitas. Una vez ingreso, decido averiguarlo. Espero que no sea mamá con sus invitados indeseados.

Me corrijo, debió ser mamá.

―¡¿Qué haces tú aquí?! ―le digo a Hall, el cual está sentado sobre la mesa del comedor―. ¡¡Bájate de ahí!!

―¿Por qué no me dijiste que eras Wagner? ―consulta el rubio, luego mira a mi hermano, el cual mantiene su vista en su laptop, sin decir ni una sola palabra, ni siquiera un movimiento―. Jaly y yo nos llevamos muy bien, lo hubiera entendido.

Presiono los dientes.

―Es Jaled ―lo corrijo, molesta.

―Ah, sí, le digo Jaly de cariño, no te alarmes Sevy, pero... ―Hace una pausa―. Tengo una duda.

―¿Cuál? ―consulto, ya que no sigue.

―¿Es coincidencia que Renart y tú sean novios? Jaly no me quiso contar, quizás tú seas más abierta a las confesiones. ―Cruza la pierna, poniéndose en confianza―. ¿Sí? ¿Qué me dices? ¿Es coincidencia? ―insiste.

―Yo...

―Severin Wagner. ―Salta de la mesa―. Es tu oportunidad de limpiar tu apellido, puedo hacer que todo desaparezca, solo tienes que arruinarle la vida a Renart.

―Hall... ―expresa Jaled con un gesto tenso, más cuando su atención gira hacia él―. No puedes arreglar lo que está roto. ―Traga saliva.

―¿No? Es un lindo intercambio. ―Mira el techo de la vieja mansión―. Qué bella casa, se ve arreglada, ¿lo mandó a hacer Renart?

―No te importa, vete de aquí. ―Señalo la puerta.

―¿Te vendiste? Creí que había más dignidad en los Wagner.

―¡Vete! ―repito.

―Supongamos que si sales con Renart de verdad, eso no cambia nada, el trato sigue vigente, solo tienes que terminar con él y puedes gritarle al mundo que eres una Wagner.

―¿Por qué lo odias tanto? ―cuestiono, preocupada―. ¿Qué te hizo?

―No lo odio, solo quiero lo que apostamos, es lo que me corresponde, pero el abuelo lo quería más a él, así que dejó todo a su nombre. La familia Nowell a veces es extraña teniendo favoritismos. Por ejemplo, el abuelo quería a Renart, aunque jamás hablaron, y los padres de él, me aman a mí porque soy todo lo que querían en un hijo o eso creen. Están todos locos.

Miro un momento a mi hermano, luego observo a Hall.

―¿Por qué odias a Jaled? ¿Tuviste que ver con el incidente?

―¡¡Hermana!! ―se queja el mencionado.

―¿Por qué iba a odiar a Jaly? Tuvimos una aventura ―expresa, tranquilo, el rubio―. ¿Por qué todo lo relacionas con el odio?

―Tuvieron... ¿una aventura? ―Quedo en shock.

―¿Qué? ¿No le contaste? ―le pregunta a mi hermano.

―¡Ya no quiero escuchar más! ―Jaled se levanta de su silla, sonrojado―. Arreglen sus problemas solos, a mí no me metan.

―Pero, Jaly, todo tiene que ver contigo, intento ayudarte.

―No me ayudes, ya hiciste suficiente.

―¡¡Exijo una explicación!! ―me quejo―. No me importa si intercambiaron polvos o qué, quiero saber cuál es la razón detrás del incendio. Deseo que de una vez por todas alguien me explique por qué mierda me he cambiado de universidad miles de veces.

Hall suspira, luego sonríe para responderme:

―Tienes razón, ya es hora de irme.

            ―Tienes razón, ya es hora de irme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tu secreto te condenará #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora