27: Tu libro te condenará

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Severin

Me olvidé por completo de obtener la confianza de Renart para descubrir su secreto. Además, ¿para qué querría saberlo? O sea, me gusta, aunque eso no tiene ni un sentido para mí. Encima, para él, también debe ser estúpido. Deseaba una novia para cuidar su secreto, ahora la tiene. ¿Cuál es el motivo de todo esto? ¿Por qué no podemos ser una pareja normal? ¿Cómo vamos a seguir ahora que conozco mis sentimientos? Doy tantas vueltas y a la vez los niego. Tan solo debería decirle, pero ver su cara de ganador, me quita todas las ganas.

¡Le dije que ni en años luz me enamoraría de él!

Debería dejar mi orgullo, pero, aunque lo hiciera, también soy un poco cobarde. El miedo es más difícil de controlar. Quizás debería escribirlo en una nota, ya no soy una adolescente, no obstante, eso me ayudaría a no ver su cara cuando lo sepa. Además, el fin justifica los medios.

―¿Eres Severin?

―¡Ay! ―chillo, cruzándome con el tan mencionado Hall, así que dejo de avanzar cuando se pone en mi camino―. ¡Sí!

―Se te cayó. ―Levanta un libro―. ¿Alcanzar la iluminación? ―lee el título.

―Ah, sí, es de mi clase de yoga. ―Voy a tomar el ejemplar, pero alza la mano para que no lo consiga―. ¿Me lo regresas? Por favor.

―Severin Stillger ―repite mi nombre con el apellido de mi mamá, lo que me alivia, pues no sabe que también soy Wagner.

―Sí. ¿Me lo regresas?

―¿Y la alcanzaste? ―consulta.

―¿Qué?

―La iluminación. Debe ser difícil, controlar la mente.

―Es más fluir, no luchas con esta ―comento.

―Veo que te gusta lo que estudias.

―Me ha ayudado mucho. No empecé por ello, pero sí. ¿Me lo regresas? No es mío, es de mi profesor.

―¿Y por qué empezaste? ―consulta.

Me titila el ojo.

―De verdad, necesito que me lo devuelvas.

―Veo que por tu expresión es el enojo ―comenta.

¡¿Cómo lo supo?!

―Sí. ―Presiono el puño―. Tengo mucha ira acumulada, suelo golpear gente, así que descubrí que el yoga podía ayudarme, y como en la universidad, había clases extra de ello, decidí apuntarme.

―Es muy inteligente de tu parte.

―¿Sabes? No te conozco y necesito seguir mi camino, entonces...

―Oh, mis disculpas. ―Toma mi mano y besa el dorso de esta―. Soy Hall Nowell, el primo de Renart y tú eres su novia, por lo tanto, ahora somos familia, es un honor, yo adoro a mi familia.

Me suelto, rápido.

―De hecho, sé quién eres, no me refería a eso.

―Oh, ¿Renart te habló de mí? Me halaga. Espero que no haya sido nada malo, pues a él le gusta bromear.

―Me han advertido de ti.

―¿Y no merezco una oportunidad? ―Enarca una ceja―. ¿Te basas en opiniones ajenas? Debo decir que me duele un poco.

―Oh, no, pero... ―Trago saliva―. Para empezar, deberías regresarme el libro.

―Claro ―dice, tranquilo, y me lo devuelve, nuestros dedos se rozan otra vez―. ¿Sabes? Tengo muy buenos libros que recomendarte, te los enviaré a tu celular.

―Pero yo...

―No te preocupes, tengo tu número.

Se retira, entonces quedo en shock. Un escalofrío recorre mi espina dorsal. Este chico me trae muy malas sensaciones. Quizás sí sé reconocer a un manipulador cuando lo veo, así me pasó con Renart cuando lo crucé la primera vez. Aunque este, ya viene con carteles de advertencia con bastante antelación. Si descubro que tiene que ver con el incidente de mi hermano, no respondo de mí, juro que ni el yoga lo salvará de mi ira. 

 

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Tu secreto te condenará #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora