16: Tu explicación te condenará

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Severin

Bajo del vehículo, cuando el chófer me abre la puerta, y cuando Renart ya está a mi lado, me ofrece su mano. Solo la acepto porque no tengo idea de quienes son sus padres, y en la puerta hay muchas personas. Me tapo un poco la cara al ver a alguien sacando fotos a diestra y siniestra. Apresuro el paso, así que lo hago avanzar a Renart también, ahí descubro que todavía le duele mi golpe, así que me río. Una vez dentro del edificio, caminando por esa pomposa alfombra, aminoro mi caminata al quedarnos a solas.

―Te burlas de la desgracia ajena ―acota mi falso novio―. No somos tan diferentes.

―Al menos ya no caminas como pingüino. ―Vuelvo a reír.

Mantiene la sonrisa y me da la razón.

―Es un progreso.

Me agarra un escalofrío.

―Si seguimos teniendo conversaciones tan amigables, esto se pasará de incómodo.

―¿Y quién dijo que no nos podíamos llevar bien?

―Tienes razón, pero igual sigue siendo incómodo. ―Bufo.

Renart deja de caminar, así que como yo avanzaba, sin soltar su mano, me caigo de culo como tantas veces.

―Qué patosa ―se burla.

Me levanto rápido y me giro a gritarle.

―¡¡Fue tu culpa!! ―Me suelto de su agarre―. ¡¡Avisa al menos!!

―Tú querías que nos lleváramos mal, yo solo te hice caso.

―¡¡No distorsiones mis palabras!! ―chillo cuando me agarra de la cintura―. ¡Ay! ―Me sonrojo al tener su rostro tan cerca.

―Huyamos muy lejos tú y yo.

―¿Po...? ¿Por qué? ―Me tiemblan los labios.

Cuando quiere, sabe encantar.

―Porque me gustas ―declara fino y sin filtros―. Sentimentalmente ―agrega, supongo que para ser más claro.

―Si sabes que te voy a rechazar, ¿verdad? ―contesto, nerviosa―. Te advierto, para que no te enojes y no andes divulgando secretos.

Se ríe.

―Es una buena amenaza, pero no iba a utilizarla.

―¿Tú entiendes que finjo ser tu novia porque usas mi apellido en mi contra para controlarme? No tiene sentido que acepte tus sentimientos. Además, si fueran reales, abandonarías esa amenaza.

―¿Por qué? ―pregunta, serio, aunque parece confundido.

―Porque cuando tienes sentimientos por alguien, quieres que sea feliz, no lo obligas a hacer cosas que no desea, ¿entiendes?

¿Le tengo que explicar como un niño?

―Ya veo. ―Se queda pensativo.

¡Vaya, parece que sí! Lo hice analizarlo.

―¿Y bien? Entonces libérame y deja toda esta situación ―pido, nerviosa.

―¿Lo olvidas? Yo también tengo un secreto. ―Mantiene un gesto sin expresión, pero luego sonríe―. Este es más fuerte que mis sentimientos, así que tendremos que seguir fingiendo que somos novios.

Lo olvidé por completo, jamás me ha dicho por qué estamos haciendo esto. Esa debe ser la clave de cómo deshacerme de esta cuestión, si descubro su secreto, me liberaré de este mal trato.

―¿Vamos? ―Renart me ofrece su mano―. Te presentaré a mis padres.

Acepto su gesto.

―Sí ―contesto bajo.

Me alejo un poco de su cercanía, entonces seguimos nuestro camino.

―No olvides tu beneficio ―me recuerda.

Sería imposible que me dijera su secreto, tengo que acercarme mucho más a él para obtener su confianza. Si pudiera utilizar ese beneficio sería lo ideal, aunque no quiero sonar evidente, ya me queda poco tiempo para decidirlo. 

 

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Tu secreto te condenará #ONC2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora