El sueño de Luffy es encontrar el One Piece y conventirse en el rey de los piratas.
Radne ha vivido siempre en el mar. Sueña con algún día salir a la superficie y vivir aventuras fuera del agua.
Un pirata y una sirena.
¿Qué podría salir mal?
× luff...
La dueña de la casa se levantó con cuidado y se dirigió a uno de los espejos de su habitación.
—Sé que no es asunto mío pero... No dejes que Klahadore ni nadie dirija tu vida —dijo Nami mirando a los ojos de Kaya a través del espejo.— Eres muy fuerte.
Kaya se dio la vuelta y miró a sus nuevas amigas.
—Muchas gracias —miró de reojo al reloj colgado en su pared. —Es muy tarde, será mejor que volváis a vuestra habitación.
—Tiene razón —afirmó Radne, soltó un bostezo que pronto contagiará a las otras dos chicas. —Ya comienzo a tener sueño.
—Buenas noches, chicas — dijo Kaya regresando a su cama.
—Buenas noches — repitieron las dos.
—Nami —la llamó Kaya. —Que no se te olvide la funda de almohada.
La pelirroja rió por lo bajo y tomó de nuevo la bolsa entre sus manos. Ambas chicas salieron por la puerta hacia el pasillo, caminaron varios metros hasta que Nami se paró en seco.
—¿Qué pasa? —preguntó la rubia.
Nami sacó, lo que debía de ser un joyero de su funda de almohada, y lo colocó en una de las mesas del pasillo.
—No es muy bonito, además que esto ya pesa suficiente —dijo mientras levantaba su bolsa.
Radne sonrió disimuladamente solo para seguir a su amiga a través del pasillo.
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—Esta casa es enorme. Tendría que hacer un mapa para moverse por aquí —dijo Radne dando vueltas sobre sí misma mirando el techo.
De repente se escuchó un estruendo que provenía desde la cocina. Ambas chicas se miraron la una a la otra con sorpresa.
—¿Alguien se ha caído? O al menos ha sonado como tal.
Nami ando más rápido y Radne trató de seguirle el ritmo. La pelirroja abrió la puerta de la cocina de par en par y corrió hasta la mesa de la despensa.
