Epilogo.

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—Solo debe de tomar una pastilla cada nueve horas y descansar—explicó con una gran sonrisa.

—¿Segura que solo es un resfriado?—pregunta la mujer con precaución—nunca había visto a mi hija de esa manera.

Me pongo de pie y acomodo mi bata mientras busco una golosina en el estante.

—Si, hay algunas veces en el que el cuerpo reacciona de maneras diferentes al mismo virus—explicó acercándome a la pequeña niña—solo es necesario que descanse, este es un virus no una bacteria, las bacterias se pueden erradicar con medicamentos el virus no, solo asegúrese de que descanse y consuma mucho líquido como agua o tés—le entrego la paleta a la niña.

—Gracias doctora—veo cómo ambas salen de mi consultorio.

Suspiro y me dejo caer nuevamente en mi silla, doy varias vueltas en está observando todo con felicidad.

—Ya es hora de la comida—la puerta se abre dejando ver una cabellera pelirroja. Sonrió enormemente para acercarme a él.

—¿Qué vamos a comer?—preguntó emocionada.

—Lo que la doctora quiera—sacude mi cabello.

—¡Oye no hagas eso, debo verme presentable con mis pacientes!—me quejo arreglando mi cabello.

—No te quejes tú siempre te vez bien—asegura con una sonrisa igual de grande que la mía.

—Lo dices por que me quieres—lo empujo levemente, él sostiene mi bolso y comienza a caminar a la salida.

—Te equivocas, no te quiero—hago un puchero.

—¡Debes de hacerlo!—lo alcanzo—¡Soy mayor que tú y tu prima favorita!

—Eso no tiene sentido—se burla.

—Solo vamos a comer, Charlie—me rindo tomando la delantera—aún tenemos muchas cosas que hacer.

Vamos al restaurante más cerca, era una suerte que mi clínica quedara al frente de un restaurante de ramen delicioso. Charlie y yo entremos y nos sentamos en la mesa más lejana.

—¿Lo mismo de ayer?—cuestiona el mesero al vernos.

—Si pero recuerda que Charlie no le gusta el picante—le recuerdo.

—Lo siento, aún no me acostumbro a que vengas acompañada—explica.

—No te preocupes—le resta importancia el pelirrojo.—Yo tampoco me he acostumbrado a Corea—confiesa mi primo.

—Solo llevas cinco semanas—lo tranquilizo—deja que pase el tiempo.

—Se que lo haré aún así quiero agradecerte por dejarme trabajar como tu secretario—hace una mueca apenada.

—No es nada, ambos necesitábamos un cambio.

Después de terminar mi carrera, un maestro de Seúl me había llamado ofreciendo un contrato para una clínica, había aceptado y me había vuelto a mudar a Corea del Sur después de pensarlo durante semanas. Al principio todo fue genial más fui despedida por dar consultas gratuitas a personas de bajos recursos por lo cual decidí abrir mi propia clínica, trayendo a Charlie a mi lado.

—Hablando del tiempo—comienza Charlie—¿No has visto a Elif o Elena?—pregunta curioso.

—No he tenido tiempo—admito sonriendo al mesero cuando deja la comida en nuestra mesa—Elif está viajando por quien sabe dónde y Elena está en Jejú—explicó.

—Bueno, lo importante es que ambas están bien—come de su comida y fija su mirada al viejo televisor, sus ojos se abren con sorpresa, trato de mover mi cabeza pero el jala mi cabello para impedir que lo haga.

—¡Charlie!—me quejo.

—Es que tienes una pelusa—miente.

Lo alejo de mi y giro para ver el televisor, suspiro al verlo en tele. Seguía igual de radiante y atractivo, su cabello ahora era negro, su piel seguía de porcelana y su sonrisa brillaba.

—Te dije que no lo vieras—susurra apenado. Quitó mi mirada del televisor y hago una mueca para después sonreír.

—Estoy bien—aseguró—eso fue hace años.

—Entonces porque te niegas a conocer más personas—ataca.

—Por que hice una promesa—suelto irritada—le prometí que viviría todo lo que pudiese, me llenaría de experiencia y si algún día nos volvíamos a ver lo intentaríamos.

—Es casi imposible que lo vuelvas a ver, creo que lo mejor es que lo dejes ir—opina inseguro.

—L-lo intente—confieso bajando la mirada—pero no puedo, no hay nadie como él.

—Lo siento por eso—sujeta mi mano—pero es tiempo de que lo sueltes, creo que hay rumores de que está comprometido o algo así, no es justo que lo esperes toda la vida.

—El me espero durante mucho tiempo, yo también lo esperaré a él.

Charlie me mira apenado.

—Volvamos a la clínica, aún tienes citas.

Ambos nos ponemos de pies y caminamos a la clínica. Entro y vuelvo a poner mi bata.

Me acerco a mi escritorio y le doy la espalda a la puerta donde se encontraba Charlie seguramente juzgándome. Finjo acomodar unas cosas.

—No estes molesta—pide.

—No lo estoy—admito.

—Eso es bueno—dice en voz baja—saliendo de aquí yo pago el helado—sonrió sin verlo—por cierto acaba de cancelar la última paciente pero hay un hombre que pregunta si puede ser atendido ¿Quieres que acepte la cita o lo programo para mañana?

—No tenemos nada mejor que hacer, has que pase—pido arreglando el estante.

—Pero nuestra noche de películas—gruñe.

—Es mi deber como médico—me burlo, escucho como gruñe y cierra la puerta.

Después de unos segundos es tocada un par de veces.

—Adelante—hablo sin dejar de acomodar los papel—por favor tome asiento—giro haciendo que unos cuantos papel caigan de mis manos, me agacho a recogerlos más cuando me levanto golpeó mi cabeza, siento mis mejillas arder, ¿qué clase de impresión le daría a mi paciente?

—Lo siento...

—¿Estas bien?—mi corazón se detiene cuando lo escucho hablar, dejo los papeles en el suelo y alzo mi mirada para verlo. Seguía igual de atractivo que el primer día, el me observa con una sonrisa radiante más sus ojos están rojos y su labio tiembla lentamente—Debemos dejar de encontrarnos así, ¿No crees?—pregunta.

Sin evitarlo varias gotas de agua bajan por mis mejillas, rápidamente me acerco a él y lo abrazo con fuerza, siento miedo de que no vaya a corresponder pero lo hace, me envuelve con sus brazos igual de fuerte y besa mi cabeza.

—Te estuve buscando—chillo sin alegarme de él.

—Y yo te estuve esperando—dice de la misma manera.

—L-lo hice, vivi mucho ¿ahora puedes estar conmigo?—pregunto temerosa, él se aleja un poco de mi solo para sujetar mi rostro entre sus manos.

—Cada día—asegura.

—Te amo.

Bueno queridos lectores ese fue el fin, estoy tan agradecida con todos por su apoyo no puedo explicar lo feliz que me hizo escribir esta historia y me hizo aún más feliz todo su apoyo, fue un camino maravilloso y no se depriman aún quedan unos extras porque sé que nunca será suficiente de estos dos. Gracias y nos leemos pronto.

SCHOOL AND FLASHES~Lee Dong WookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora