Cartas de verano (Bellota X Butch)

Capítulo 11

Las últimas semanas no he podido dormir bien, todo por ese maldito imbécil, no ha dejado de molestarme, ni siquiera sé como se las arregló para obtener mi número de teléfono, incluso ahora, que son las 4:00 puta de la mañana, me esta llamando, y no una, ya le he cortado 5 veces seguidas. Pero ya me esta hartando, no tuve más opción que levantarme de mi cama y bajar con algo de sutileza, para no despertar a mis hermanas, y después salir de habitación con cuidado. Mis hermanas y yo compartimos habitación, este estúpido departamento sucio tiene solo dos habitaciones, una la usamos las tres y la otra la usamos como escritorio. Para contestar el teléfono fui hacía esa habitación, no esta lejos de nuestra habitación, pero es mejor que hablar en la sala de estar.

-- ¡¿Qué mierda quieres hijo de puta?! -- Intenté hablar más bajo, par que mis hermanas no me escuchen, pero me fue difícil después de que este idiota me molestara tanto.

-- Baja tú tono niñita, ¡Mira que ya sabes que es lo que puedo hacer si me molestas!, además, ¿Por qué te tardaste tanto? ¿Qué hacías?

--  No es como que tenga que informarte de mi vida ,saco de basura. Por lo menos yo si duermo para la escuela, no como tú, ¿Quién demonios hace una fiesta en su casa un domingo?

-- Ese te vale tres hectáreas de verga mocosa, "No es como tenga que informarte mi vida. saco de basura".

-- Eres un completo cliché... En fin ¿Qué quieres?

-- Tú ya sabes lo que quiero. -- Un escalofrió recorrió mi cuerpo cuando dijo eso, inconscientemente mis brazos subieron a mi, como si tratarán de abrigarme. -- Bueno, directo al punto. Mañana, después de clases, mi casa. 

-- Pero... ¿Y qué-

-- No te preocupes por la practica, le propuse a los del equipo que esta semana no hallan practicas, y todos, hasta el entrenador aceptaron... Mañana, ¿De acuerdo?

-- ... Como quieras... Adiós. -- Corté el teléfono y me quedé un rato mirando por la ventana, esta daba a la plaza de Saltadilla, no había mucha gente que digamos, pero ver un rato el agua correr en la fuente me relajó un poco, me hizo desear ir afuera. Pero cuando caminé hacia la puerta para abrirla, esta se abrió desde el otro lado.

-- ¿Kauro?... ¿Qué haces despierta a esta hora? ¿Estabas hablando por teléfono?. -- Miyako había aparecido, estaba algo adormilada y frotaba sus ojos con sus manos, se veía como una pequeña niña.

-- Tranquila, no pasa nada, solo me dio un poco de calor y vine al estudio para refrescarme un poco.

-- Oh, esta bien... ¡Ah!... Volveré a dormir, tu igual deberías hacerlo.

-- Claro... Iré un rato. Buenas noches. Miyako camine hacía la puerta y se fue, la verdad ya no tengo mucho que digas. Entre los libros de una estantería busqué un libro, que mis hermanas no conoce, no diría que es un diario, pero si me sirve para desahogarme a veces ¡Bingo!, lo encontré, hace ya bastante que no escribía en él, busqué la última vez pagina el la que escribí, tenía la fecha de hace ya 3 meses. No quería escribir en casa, así que corriendo el riesgo de que me escuchen o vean, me puse una chaqueta y caminé hasta la plaza en frente del departamento,  me senté bajo un árbol para escribir, saqué el lápiz que guarde en mi bolsillo antes de salir y escribí muchos de mis pensamientos. 

"¿Cómo pude aceptar hacer esto? ¿Acaso soy estúpida? Debí pensar en algo mejor, para peor, lo que tengo que hacer es con el idiota más grande del mundo y uno de los que más odio. Es un imbécil... Yo me dejo esclavizar por  él... Odio esto... Odio la vida qué me tocó vivir, ¿Por qué malditos inútiles como Kojiro Him y sus hermanos nacen en cunas de oro, mientras que yo y mis hermanas ni conocemos a nuestros padres... Los odio... Los odio con cada fibra de mi cuerpo... ¡Odio a mis padres!... Deseo que estén muertos, que vivan el peor infierno en vida y que hayan muerto de la peor forma, si me enterará de que están vivos, toda mi sangre estaría hirviendo, si llegara a conocerlo, les diría lo mucho que los detesto, por dejarme tirada como basura, por hacerme pasar una vida de mierda, si hasta pudiera, los mataría con mis propias manos... ¡Malditos hijos de perra..."