No podía concentrarme en clase, a penas y miraba lo que escribía la Señorita Keane en el pizarrón, a penas podía leer lo que ella nos decía que leyéramos, solo me dedicaba a ver por la ventana, veía como la lluvia. que salió de la nada; caía y se estrellaba en el suelo, creando charcos de agua el patio. -- Kauro, podrías responder por favor.
-- ¿Eh?. -- Escuché como la Señorita Keane me habló, pero no sabía de qué, solo escuché que respondiera. -- Am, ¿La caída del imperio Romano?
-- Esa es una respuesta, sí, pero yo quería saber el resultado de una función cuadrática. -- Dijo apuntando hacía el pizarrón con el pedazo de tiza en su mano, donde se veía claramente el único calculo sin resolver, toda la clase se río y yo quedé en vergüenza, la verdad me dio igual, solo pensaba en Mitch. Después de una hora de estar sumergida en mis pensamientos la campana sonó yo salí de clase, en frente se encontraba la clase de Mitch, a quién vi salir y me apresuré a hablar con él.
-- ¡Mitch! Necesito hablar contigo. -- Dije tomándolo del brazo para que se percaté de mi.
-- No Kauro, lo siento, tengo cosas que hacer. -- Lo dijo sin siquiera verme, ni al tomar su brazo me miro.
-- Por favor Mitch, quiero hablar contigo.
-- ¿De qué? ¿Puede ser de como me dejaste plantado ayer? Nunca pensé que serías ese tipo de chica Kauro, te espere toda la noche, me di cuenta de que era inútil seguir esperándote a las ¡Doce de la noche!... La verdad es que ya no quiero saber mucho de ti sabes... Y creo que saber porque me dejaste plantado anoche...
-- Mitch... ¿A qué te refieres?
-- No te hagas la tonta Kauro, ese chupón en tu cuello dice mucho. -- Dijo apuntando hacía mi cuello, Mierda... Se corrió el maquillaje. Tapé con mi mano esa zona de mi cuello.
-- Mitch, puedo explicarlo.
-- ¡Ya basta Kauro! No te creo nada, no vuelvas a hablarme. -- Mitch se zafó de mi agarré y vi como entre la multitud de los estudiantes desaparecía... Sentí un fuerte dolor en mi pecho, no puedo creer que terminen así las cosas. Caminé frustrada a la cafetería para buscar a mis hermanas, pero antes de cruzar las puertas de la cafetería preferí ir a la biblioteca, quería buscar un libro desde hace tiempo, y aprovechando el hecho de que iba hacia allá, lo busqué. Tome el libro y comencé a leerlo, pero se me fue difícil ya que en frente de mi había un chico, de cabello muy largo que vestía con pantalones blancas y una camisa verde, estaba acomodando unos libros en los estantes y parecía estar paralizado en las escaleras. No podía seguir viendo como ese chico estaba asustado, así que cerré mi libro y camine para estar al pie de las escaleras.
-- Oye, ¿Estas bien ahí arriba?. -- Dije para llamar hacía arriba, el me miró y vi unos ojos verde claro, como los míos, pero uno de ellos estaba siendo tapado por un largo mechón de su cabello.
-- E-eh si, s-solo... ¿Podrías quedarte ahí abajo y sujetar con tus manos las escaleras?... Por favor. -- Se notaba claramente que estaba asustado, y por genuino acto de compasión (y entendimiento) le ayudé, se lo que es tenerle miedo a las alturas, así que sin decir nada tome con mis manos la escalera y el chico terminó de temblar, aún que seguía con una pequeña expresión de miedo. -- G-gracias.
-- No hay de que, a mí también me dan miedo las alturas.
-- ¿E-en serio?
-- Si... Pero no como tú, los últimos pisos de los edificios altos me dan miedo, por lo general nunca voy a esos pisos.
-- E-entiendo... Y... ¿Cómo te llamas? Me estas ayudando a no tener tanto miedo y ni se tú nombre. -- Vi una pequeña sonrisa en su cara al hablarme.
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Cartas de verano (Bellota X Butch)
Fiksi PenggemarKauro y sus hermanas Momoko y Miyako, son unas jóvenes marginadas de la ciudad de Saltadilla, asisten al instituto como ciudadanas ejemplares de su edad, y en las tardes, cada una tiene su respectivo trabajo, sin embargo, estas jóvenes de aparienci...