"No quiero nada en especifico... Yo solo... Te quiero a ti... Solo a ti"
Esas palabras no han dejado de repetirse en mi cabeza... ¡Quererme a mí?... Nada bueno puede salir de esas palabras... No bajes la guardia Kauro... Algo quiere este imbécil... Hay que estar alerta. No dejaba de dar vueltas en mi cama, estaba muy inquieta y no podía despertar a mis hermanas, de un brinco baje de mi cama, intentando que ninguna de mis hermanas se despierte, busque con sigilo busque mi par de botas y salí del departamento sin hacer ruido, apenas y tome un abrigo afelpado que tengo para el frío, no me ayudará mucho pero es algo.
Al salir del edificio podía notar como la ciudad descansaba, como el ruido de las auto era casi nulo, como las casas tenían sus luces apagadas y como las calles estaban vacías. Tenía mi teléfono en el bolsillo, y, aún que pareciera increíble, no estaba vibrando, no estaba recibiendo mil mensajes y llamadas a mitad de la noche... Parecía una noche de verdad, tranquila.
Caminé por el parque cercano a casa, los columpios resonaban por el soplar del viento, los toboganes estaban algo mojados por la reciente llovizna, los columpios no tanto así que me senté en uno, mientras mi mente comenzó a divagar entre mis recuerdos... Cuando era pequeña... Y jugaba con mis hermanas en el orfanato...
"Pareciera que en ese entonces todos los días eran de sol y alegría, solo éramos yo y mis hermanas.
-- ¡Kauro! -- Miyako corrió hacía mí para darme un abrazo. -- Hoy no comiste mucho, ¿Te duele el estómago?
-- No, solo no tenia hambre Miyako, ¿Dónde esta Momoko?
-- Sigue comiendo, hoy despertó con hambre, ¡Oye! ¿Quieres subir al árbol? -- Miyako apuntó al árbol que siempre subimos las tres, las primeras veces me caí y hasta me fracturé un brazo, pero eso no me impidió volver s intentarlo hasta que lo logre sin caerme, cuando mis hermanas y yo aprendimos a subir ese árbol parecemos monos, los demás niños nos molestaban por eso, nos comenzaron a llamar "las tres simios", pero jamás me importó, ni a mis hermanas.
-- ¡Momoko! ¡Apúrate, vamos a subir al árbol!
-- ¡Ah! ¡Espérenme! -- Momoko llego corriendo hasta donde estamos y escaló rápidamente el árbol, yo no me quedaría detrás así que intenté subir lo más rápido que pude y les gane a ambas.
-- Oye no se vale, yo quedé última. -- Miyako hizo un pequeño puchero, iba a comenzar a llorar.
-- Ay Miyako, recuerda que no es una competencia, solo subimos a jugar. -- Momoko bajo hasta Miyako para abrazarla, cuando era pequeña era un tanto... Hija de puta, sería el terminó más usado para hoy en día, por esa razón no baje del árbol y en la cima me burlé un poco de mis hermanas.
-- Ja Ja, ¡Son unas lentas! -- Cuando baje del árbol Momoko me espero con una rama y... Bueno, no dejaré a la imaginación."
Buenos tiempos... Buenos recuerdos que se reproducen en mi cabeza mientras mis manos acariciaban las frías cadenas que sostenía el columpio, de repente sentí unas manos en mi espalda y mis pies que robaban el suelo se elevaron.
-- ¿Qué carajo? -- Miré sobre mi hombro y una silueta con cabello largo me empujaba para que el columpio se moviera... Bardo. -- Pero- ¿Qué haces aquí? Y tan tarde.
-- Me preocupé por tí, hoy estabas algo rara en el insti y no tuve tiempo de preguntar, así que esperé a que mis papás se durmieran y vine. -- Bardo sonrió ampliamente como siempre, y como siempre lo logra, me contagio su radiante sonrisa.
-- Claro... ¿Y por qué penaste eso?
-- No fui el único, mis Buddy y Benny también se dieron cuenta, y... Bueno hoy estabas más callada de lo normal. -- Dijo Bardo mientras aún me empujaba para mover el columpio. -- Se que siempre soy yo el parlanchín pero, hasta estabas algo apagada... ¿Qué sucede Kauro? Realmente me estás preocupando, a penas y comes en el insti, y tienes un apetito enorme, soy tu mejor amigo, puedes decirme. -- Jamás he querido preocupar a alguien... Ni a mis hermanas, ni mucho menos a Bardo... No, pensar así solo hará que me ahogue en un vaso de agua.
-- Yo... Últimamente he tenido muchos problemas Bardo... No le he dicho a nadie, pero me echaron del equipo de fútbol, todas las tardes faltaba y el entrenador no podía hacer la vista gorda... Además he tenidos unos problemas en el trabajo también, una bruja flaca y punk le fascina joderme la vida y robarme el sueldo... No es para nada sencillo esto. -- Unas pequeñas lágrimas rodaron por mis mejillas y Bardo lo noto, detuvo el columpio y se incoó enfrente de mí.
-- Escucha Kauro, no soy quien para decirte que hacer... ¿Pero por qué no renuncias a ese trabajo? Es un infierno, ¿Crees que el dinero vale la pena como para aguantar tanto? -- Bardo tomo mis manos y acaricio mi mejilla para consolarme, limpiando un par de lágrimas también.
-- No es tan simple Bardo. -- Solté las manos de Bardo y me levanté del columpio para caminar un poco. -- Mis hermanas también trabajan conmigo ahí... Antes de comenzar a trabajar ahí, nos hicieron firmar un contrato que nos encadena a estar ahí por mínimo diez años... Y si una de nosotras renunciara al trabajo sería... Indignante. -- El frío comenzó a aumentar, estaba temblando.
-- ¿Hace cuanto comenzaste a trabajar ahí?
-- ... Apenas hace un año... Era el único lugar que aceptaba a jóvenes de 15 años... Mi hermana menor no podía trabajar en muchos lugares, la mayoría de lugares en los que pedía trabajo la rechazaba por su edad, solo Momoko podía trabajar... Casi no podíamos comer... Y fue para cuando Miyako cumplió quince años que les propuse la idea... Ellas aceptaron y fuimos allí... Fue mi culpa... Yo las arrastré a esto... -- Cada palabra me hacía perder más fuerza... No podía mantenerme en pie y fue cuando me desplome, caí de rodillas sobre las piedras del parque, algunas se clavaron en mí pero no me importó.
-- Kauro... ¿Cuál es ese trabajo? -- Bardo se acerco a mí y bajo hasta mi altura para consolarme.
-- No puedo decirte... Es... Humillante incluso para mí. -- No podía mirarlo, la cara se me caía de vergüenza... Después de tapar mis ojos con mis manos, sentí como el frio de la noche dejo de ser tan crudo, Bardo me estaba abrazando... Me estaba consolando... Se quedo así conmigo hasta que deje de llorar, hasta que pude reunir la valentía que necesitaba para verlo a los ojos, tenía sus ojos clavados en mí, el viento hizo volar su mechón que siempre tapa uno de sus ojos, revelando... ¿Un ojo de color azul? Me quedé un minuto tiesa igual que él hasta que apunte con mi dedo su ojo y hablé. -- ¿Qué... Acabo de ver?
-- N-nada en especial s-solo Ay... Bueno, nací con esta condición, amm, se llama heterocromía, es una anormalidad en los ojos, donde cada uno de mis ojos tiene un color diferente, s-según mi mamá, mi padre tenía los ojos azules, por lo que, bueno, heredé ambos rasgos... Ji. -- Bardo se había levantado del suelo y yo lo seguí, al terminar de hablar me regaló una de sus amplias sonrisas de labios.
-- Bueno, yyy, ¿Por qué te tapas con un mechón ese ojo? Es algo realmente lindo.
-- Sii, bueno, cuando era pequeño los chicos se burlaban, muy, ¡Muy! Cruelmente de esto, así que conforme comencé a dejar que mi pelo creciera deje que un mechón tapara mi ojo, al poco tiempo la gente se olvidó de mi ojo y bueno, después mi familia y yo nos mudamos aquí a Saltadilla y en el insti, decidí que no se repetiría la misma historia, así que seguí ocultando mi ojo.
-- Bueno, pues Saltadilla esta lleno de fenómenos, estoy segura que encajarías perfecto con todos los locos de aquí jaja. -- Rodeé con mi brazo el cuello de Bardo para después abrazarlo. -- No te tiene que importar lo que la gente piense de ti... Eres único, Shou Midorizaki, no cambies eso jamás. -- Susurré cerca se oído para después darle un beso en la mejilla.
-- Gracias Kauro... Eres mi mejor amiga. -- Bardo tomo mi rostro con sus manos y depositó un beso en mi frente. -- Bueno, creo que ya es más tarde de lo que pensaba, ¿Quieres que te acompañe hasta la entrada del edificio?
-- No, tú ve a tu casa, y tranquilo, el edificio esta ahí atrás... Nos vemos Bardo. -- Me despedí con la mano y me giré para ir a casa, pero Bardo como siempre no se iría sin antes abrazarme hasta perder el aliento. -- ¡Ay! ¡Ya Bardo!
-- Jiji, ¡Nos vemos Kauroo!. -- Bardo finalmente me soltó y se fue caminando a su casa, yo fui a la entrada del edificio, subí por el ascensor y mientras caminaba por el pasillo oscuro y sucio escuchaba como dentro de uno de los departamentos una pareja discutía a gritos... Éste edificio es una verdadera porquería... Sin mucho dentro de la cabeza saqué mis llaves de mi bolsillo y entre a casa.
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Cartas de verano (Bellota X Butch)
FanfictionKauro y sus hermanas Momoko y Miyako, son unas jóvenes marginadas de la ciudad de Saltadilla, asisten al instituto como ciudadanas ejemplares de su edad, y en las tardes, cada una tiene su respectivo trabajo, sin embargo, estas jóvenes de aparienci...