-- ¿Ya encontraste algo qué te guste?. -- Bardo ya lleva media hora viendo ropa en varias tiendas del centro comercial, sin tomar mucha atención le pregunte, mientras miraba mi teléfono.
-- ¿Qué dices? ¿Cuál me quedaría mejor?. -- Alcé mi mirada, Bardo tenía en cada mano una chaqueta, una de color café y otra de un color blanco plateado, Bardo me miraba directamente, lo que me dice que no puedo mentir para librarme de ese interrogatorio. -- Pues, la café no es mucho tú estilo, la blanca si queda contigo, diría que puedes combinar con un pantalón gris o blanco. quedaría mejor. -- Mierda, soné como Miyako.
-- Mm, tienes razón, me quedo con la con la blanca. -- Bardo sonrió ampliamente, debo aceptar que fue lindo aconsejar a mi amigo. -- Iré a pagar la chaqueta, si quieres ve afuera.
-- ¡Gracias por liberarme!. -- Bardo se giró para dedicarme una mirada de enojó. Yo solo salí de la tienda para sacar mi teléfono de mi bolsillo y esperar a Bardo, revisaba entre Instegreim las publicaciones de noticieros, robos, asaltos, y diferentes noticias, vi los recuerdos de mis amigos, entre esos los recuerdos de mis hermanas, Momoko estaba trabajando en la pastelería, subió una foto que titulaba la frase "Solo quiero comer un pastelillo >.<" Solo solté un pequeña risita por mi hermana, seguí mirando Instegreim, pero sentí unos manos sobre mis hombros.
-- Oye preciosa ¿Quieres divertirte?. -- Al instante me sobre salté y di un salto hacía el frente, miré hacía atrás y vi a un hombre con la piel un tanto verdosa, no diría que es muy viejo, pero por su forma de vestir diría que tiene unos treinta años, tenía el cabello largo hasta su mandíbula, una chaqueta sin mangas con hombros de color purpura y el torso de color naranja. Traía unos pantalones color café claro y unas botas puntiagudas. A demás de que usaba unas gafas que no dejaban ver bien sus ojos. -- Lo siento mi lady, no quería asustarla, solo quería proponerle pasarla bien. -- Dijo tomando mi mano para inclinarse y besarla. Con un aparente aire de coqueteo.
-- Lo siento, pero, ¿Sabes qué edad tengo? No creo que sea legar la diversión que me propones. -- Dije zafándome de su agarré y alejándome un poco.
-- Me ofende mi lady, la diversión que yo le proponía era diferente, quizá fui algo agresivo hace rato, pido disculpas, no todos los días jóvenes hermosas se cruzan en mi camino. -- Esta vez bajo sus gafas hasta una parte de su nariz, donde pude ver un par de ojos caídos y oscuros. -- Quería proponerle ir a una de mis presentaciones, verá, soy un cantante ameteur, yo y mi banda queremos buscar público para nuestra presentación. -- Tomó mi mano y me entrego un panfleto de un bar llamado "Sugar Poom", con el titulo "Viernes de debutantes", parece que los viernes dejan que grupos musicales debuten en su escenario. -- Somos la banda Gangrena, la estaré esperando mi lady... Me presento, soy Az, un servidor. -- Dijo tomando una vez más mi mano para, besarla, con una sonrisa algo incomoda volví a zafar mi mano de la suya. Nos quedamos de pie unos minutos, cuando comencé a escuchar unas risas de parte del oscuro callejón a espaldas de Az, comenzaron a asomarse unas siluetas de hombres, uno era muy gordo con el flequillo largo, tanto que tapaba sus ojos y de su boca se asomaba un diente bastante grande, como de conejo. Otro era un tanto más delgado con el cabello un poco más largo que Az, de lo delgado y alto que era, parecía una serpiente. Otro era jorobado y estaba descalzo, sus ojos eran saltones, tanto que pensé que se saldrían de los cuencos de sus ojos y el ultimo de ellos era muy bajito, tenía un mechón de cabello que tapaba uno de sus ojos, todos se reían de una manera extraña, yo solo mostré una mueca de rareza ante la presencia de estos hombres. -- Ou, lo siento mi lady, si mis compañeros la incomodaron, ¡Chicos! Preséntense ante la dama.
-- Eh... Hola, eh... Me llamo Gran Billy. -- Dijo el más robusto, agitando su mano mientras sonreía, como si fuera un niño.
-- Jijiji, yo soy Arturo. -- Dijo el más pequeño, sonriendo mientras que sus manos estaban escondidas bajo sus brazos ocultos en pecho.
-- Llámeme Ssserpiente damita. -- Dijo el más delgado, con una mirada un tanto extraña puesta en mi, al igual que sonrisa.
-- Truu Truu ¡Truu!. -- El de los ojos saltones parecía no hablar muy bien, es... Bastante raro.
-- Ah, lo que mi amigo quiso decir, es que se llama Genio, y nosotros somos, la banda Gangrena damita. -- Me quedé mirando a Az unos minutos, y este entendió lo que quería. Ah, ya veo, disculpe si la molestamos mi Lady, ya nos retiramos, ya saben chicos nos vamos. -- Todos se giraron, dándome la espalda y desaparecieron entre la oscuridad del. Me giré para entrar a la tienda y buscar a Bardo, pero me detuvo la voz de Az. -- Por cierto mi lady, espero verla este viernes entre mi publico. -- Az bajo sus gafas para volver a mostrar sus ojos, pero esta vez me guiño un ojo coquetamente. Después de este acto Az vuelve a desaparecer entre las sombras. Me giré una vez más hacía la entrada de la tienda, me quedé mirando el panfleto que me entrego, miré el panfleto y todos los integrantes tocaban un instrumento, Az tenía una guitarra, aún que parece más un bajo, Gran Billy estaba sentado frente a la batería con sus baquetas en mano, Serpiente tenía sus manos sobre un teclado, Arturo tenía en mano una guitarra, que se adecuaba a su altura y por ultimo Genio parecía tocar con entusiasmo un bombo frente de él. Seguí mirando el cartel, pero por distraída, termine chocando con Bardo.
-- ¿Me extrañaste?. -- Bardo sostenía su chaqueta con su mano sobre su hombre y su otra mano estaba en su bolsillo, mientras me miraba animadamente. Mientras hablábamos yo doblé el panfleto y lo guarde en el bolsillo izquierdo de mi pantalón.
-- Ay no sabes cuanto te extrañe. -- Dije sarcásticamente y Bardo puso su brazo sobre mis hombros.
-- ¿Qué fue lo que guardaste?
-- Oh, nada solo un panfleto que me entrego un chico que paso mientras te esperaba.
-- Ah, ya veo, oye, ¿Quieres comer algo?.
-- Mmm... Esta- espera, ¿Qué hora es?. -- Tomé mi teléfono sin dejar de caminar y vi que ya eran las seis de las tardes. -- Demonios, tengo que ir a casa, lo siento Bardo, comeremos algo otro día. -- Besé en la mejilla a Bardo y el solo me sonrió.
-- Tranquila, ve a la parada de autobús y descansa, nos vemos mañana. -- Bardo se despidió con un guiñó y finalizó haciendo un gesto con su mano. Me fui caminando hacía la parada y el autobús no tardo en llegar, subí y pagué el billete, durante el viaje me puse mis audífonos, y sin mucho esfuerzo me quedé dormida, aún que no por mucho, una sacudida del autobús me despertó de golpe, y el autobús ya estaba repleto de gente, miré por la ventana y ya estaba llegando a la parada en frente de casa. Me levanté e intenté pasar entre el gentío hasta llegar a la puerta trasera donde toqué el timbre para bajar, el chofer no paró.
-- ¡Señor! ¡Deténgase por favor!. -- Después de gritar al frente de la puerta trasera, el autobús se detuvo, me bajé rápido antes de que el señor arranque una vez más. Lo bueno de vivir en departamentos, es que hay una parada de autobús en frente de casa, cruce la calle con cuidado de que no venga nadie y me adentre al edificio, al entrar me recibió el casero Henrique, quién como siempre estaba cobrando la renta a otros propietarios.
-- Oh, buenas tardes damita Kauro, ¿Cómo estuvo su tarde?. -- A pesar de ser un viejo amargado con los que no paguen la renta, es un hombre y dulce, siempre y cuando pagues tu renta, siempre nos ha tratado con mucho cariño a mí y a mis hermanas, es como si fuera nuestro abuelo, solo que este nos cobra por vivir a su lado.
-- ¡Hola señor Enrique! Pues bastante bien, ¿Cómo esta ustedes?. -- El señor Henrique y yo nos quedamos conversando el los pasillos un rato, hasta que una señora de otro departamento lo llamo para solucionar un problema de agua en su departamento, yo solo subí las escaleras del lugar para caminar hasta la puerta de mi departamento donde me recibieron mis hermanas a punto de comer. -- ¿Ya van a comer sin mi?. -- Después de hablar deje caer mi mochila al piso y me senté a comer mis hermanas. Disfrutábamos de la comida cuando recordé aquel panfleto que me dio ese hombre, Az, busque en el bolsillo trasero de mi pantalón y ahí estaba, tal y como lo había doblado.
-- ¿Qué es eso?. -- Miyako tono el panfleto en mi mano y curiosa lo veía mientras mordía un pedazo de carne.
-- No es nada, solo un grupo que se presentara este viernes el Sugar Poom. Un grupo debutara. -- Me quedé mirando el panfleto, y una pequeña sonrisa se me dibujó. -- Quiza... Vaya a ver a estos chicos.
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Cartas de verano (Bellota X Butch)
Hayran KurguKauro y sus hermanas Momoko y Miyako, son unas jóvenes marginadas de la ciudad de Saltadilla, asisten al instituto como ciudadanas ejemplares de su edad, y en las tardes, cada una tiene su respectivo trabajo, sin embargo, estas jóvenes de aparienci...